La migración es uno de los temas más presentes en la política internacional, principalmente en los últimos años con el aumento de los flujos migratorios ilegales, como sucede actualmente entre México y Estados Unidos (EEUU).
Y es que México, el vecino al sur de Estados Unidos, a lo largo de varias décadas ha funcionado como tierra de paso de miles de individuos latinoamericanos y centroamericanos, provenientes de varias ciudades, quienes buscan llegar a EEUU con el fin —principalmente— de tener una mejor vida. Pero no sólo eso, sino que también es el segundo expulsor de migrantes a nivel mundial.
Tan solo durante el primer trimestre del 2022, al país entraron casi 9 millones de personas (tanto nacionales como extranjeros, legales e ilegales), siento Quintano Roo el estado con más recepción de personas, seguido por la Ciudad de México (CDMX). Por su parte, el 97% de los mexicanos que migran, lo hacen a EEUU.
Es en ese sentido que el gobierno estadounidense continúa reforzando sus acciones para detener el paso de cada vez más migrantes a su territorio, como sucedió recientemente que la patrulla fronteriza disparó balas de salva en contra de un gran grupo de migrantes venezolanos.
En tanto, el gobierno mexicano también colabora en el freno de las olas migratorias que buscan atravesar al país con destino al norte. En 2022 el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) detuvo a más de 800 migrantes todos los días. Durante el primer trimestre del año se capturó a cerca de 77 mil personas.
Pero, a pesar de las medidas, tanto mexicanos como personas de otras nacionalidades siguen insistiendo en cruzar la frontera sur de EEUU. Fue en ese marco hace unos meses un camión con 100 migrantes se volcó en Veracruz al intentar escapar de la Guardia Nacional (GN).
Los múltiples accidentes de migrantes en los últimos meses han dejado claro que la hazaña de atravesar las fronteras políticas puede ser algo mortal, como hace unas semanas que tres viajeros centroamericanos murieron en un accidente automovilístico en Chiapas o los tres mexicanos que fallecieron en San Diego, California.
Por su parte, el 2022 se perfila como el año más mortífero en la historia de los cruces ilegales hacia al norte de América. Al cierre de octubre, en los últimos 12 meses, fueron encontrados los cuerpos de 853 migrantes que perdieron la vida en el intento de cruzar; la cifra más alta en la historia brindada por las autoridades fronterizas de Estados Unidos.
Cientos de personas han muerto ahogadas al intentar cruzar nadando el río bravo, o han sufrido el calor del desierto en Nuevo México y Arizona.
Y si el dato ya es alarmante, diversas organizaciones civiles en defensa de los derechos migrantes alertan que la cifra real es mucho más alta. A dicho número se les suman los casos de migrantes muertos al interior de transportes, en camiones, cajas o maletas. Tal fue el caso de 53 personas que murieron por asfixia en la caja de un tráiler, abandonados para morir, en San Antonio, Texas en julio pasado.
Pero, por si no fuera suficiente, las personas migrantes también se enfrentan al crimen organizado. En los últimos años se ha dado a conocer que el traslado de personas se ha vuelto un mercado atractivo para los grupos delincuenciales, como lo son los cárteles de la droga.
Hoy en día el tráfico de personas a través de zonas fronterizas se ha vuelto uno de los principales negocios de los grandes grupos criminales, quienes cobran “impuestos” exorbitantes a las personas por permitirles continuar su viaje, o les imponen el llevarlos por una gran cantidad de efectivo.
Fue a finales de octubre que la Fiscalía General del Estado de Chihuahua (FGE) advirtió de la presencia del crimen en el control del tráfico ilegal de personas; mercado que diversos grupos se disputan en la entidad, principalmente en el municipio de Ciudad Juárez, como los Mexicles, los Aztecas o los Doblados.
Los Mixicles son señalados como una de las principales bandas de la región que han sumergido a la entidad —gobernada por Maru Campos— en la violencia y en la inseguridad. De acuerdo con la fiscalía del estado, dicho grupo somete a los migrantes por medio de la violencia, los mantienen en casas de seguridad y hasta los extorsionan.
A su vez, muchos de los indocumentados que dicho grupo logra cruzar a Estados Unidos, son utilizados como “mulas”; es decir, son cargados de droga con el fin de transportarla al norte. En el mes de agosto, los Mexicles increparon y secuestraron 26 camiones que transportaban migrantes.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNOCD), el 97% de las entradas clandestinas a EEUU se dan por la vía terrestre, las cuales están controladas por la delincuencia organizada que opera en México y en Centroamérica, en donde corren poco riesgo de ser descubiertos porque —ante las detenciones— se hacen pasar por migrantes sin documentos y su pena es ser repatriados.
A su vez, la ONU calcula que cerca de 3 millones de personas entran al país del norte cada año, dejándole ingresos al crimen por 6 mil 600 millones de dólares, más la toma de rehenes y las extorsiones cobradas.
De acuerdo con Parker Asmann y Steven Dudley, a través de InSight Crime, hay territorios en el país, como Altar, Sonora, que pasaron de ser zonas rurales agrícolas a economías de migrantes, en donde no solo el tráfico de personas es el negocio, sino que los locales también adecúan su oferta a los viajeros de paso que buscan llegar a EEUU.
En Altar ofertan pantalones y zapatos camuflajeados para cruzar el desierto, mientras que también ofrecen hospedaje desde 30 pesos (pero si quieres una cama, puedes pagar otros 25 pesos más). Muchas de esas “casas de huéspedes” son controladas por el crimen organizado.
Pero no solo las y los migrantes sufren los embates del crimen, sino también los antiguos “polleros” o “coyotes”, quienes históricamente fueron los que transportaban a los indocumentados de forma ilegal hacia la nación del norte.
A finales de octubre fueron encontrados seis cadáveres de presuntos traficantes de migrantes. De acuerdo con la fiscalía de Chihuahua, los cuerpos se encontraron envueltos en mantas, además, fueron encontrados junto a un cartel con la leyenda: “Esto les pasa por polleros”.
Y es que, según la Secretaría de Gobernación (Segob), las ganancias de los traficantes de migrantes en 2019 fue al menos de 615 millones de dólares, mientras que siete de cada 10 viajeros indocumentados (provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador) utilizaron un “pollero”, cifra que —de acuerdo con la tendencia— puede seguir aumentando.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó que el número de migrantes en América del Norte ha pasado de 27.6 millones de personas en en año de 1990 a 58.7 millones en 2020. También, según la ONU, Estados Unidos es el principal destino de migrantes internacionales desde la década de 1970, cuando dicha población era de 12 millones de extranjeros.
Por su parte, México ocupa el segundo lugar como expulsor de migrantes a nivel mundial, después de la India. Dicha posición le ha valido al país encontrarse desde hace varios años como uno de las tres principales naciones receptoras de remesas; cifra que en 2021 cerró con un total de 51 mil 585 millones de dólares.
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