Las similitudes del asesinato de Manuel Buendía y el atentado contra Ciro Gómez Leyva

El 30 de mayo de 1984, Manuel Buendía Téllezgirón, considerado uno de los periodistas más leído e influyentes en México, fue asesinado a balazos al salir de su oficina, en el cruce de las avenidas Paseo de la Reforma e Insurgentes, d ela capital mexicana.

Buendía estaba en una acera cuando un hombre alto, fornido, con gorro militar y corte de pelo a ras, se acercó para dispararle cinco tiros por la espalda, escapando en una motocicleta lista para su huida a través de la Zona Rosa.

El nombre del atacante era Rafael Moro Ávila, agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), quien supuestamente cumplió las órdenes de su jefe José Antonio Zorrilla Pérez, a quien Buendía investigaba por vínculos con el narcotráfico.

38 años después, otro periodista de renombre a nivel nacional sufrió un atentado en las calles de la Ciudad de México, considerada la entidad con mayor blindaje. Ciro Gómez Leyva denunció que la noche de este 15 de diciembre trataron de matarlo.

Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México confirmó que se trató de un ataque directo en contra del comunicador. Las cámaras del C5 determinaron que dos hombres a bordo de una motocicleta empezaron a seguir a Gómez Leyva cuando este salió de las oficinas de Grupo Imagen, alrededor de las 23 horas.

Fue cuando el comunicador se encontraba a unos 300 metros de su domicilio en la colonia Florida, al sur de la ciudad, cuando los atacantes se acercaron a la camioneta conducida por Ciro Gómez Leyva y dispararon nueve tiros que no lograron atravesar el blindaje, por lo que el conductor del noticiero nacional pudo salvar la vida.

Al cometer el ataque, los agresores huyeron a bordo de la motocicleta cruzando la ciudad rumbo al norte para finalmente desaparecer en los límites con el Estado de México.

Gómez Leyva ha sido un abierto crítico del actual gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien a pesar de reconocer diferencias con el periodista, expresó su solidaridad.

Al ofrecer los primeros datos de la investigación del atentado, la jefa de Gobierno evitó hacer comentarios sobre el móvil del atentado contra Gómez Leyva, pues se cuestionó si podría ser por su actividad peiodística, y se limitó a informar que se abrió una carpeta de investigación por tentativa de homicidio. Además se aplicó el protocolo de protección a comunicadores.

Otro caso emblemático fue el del periodista Javier Valdéz, quien en mayo de 2017 fue asesinado a tiros en las calles de Culiacán, Sinaloa, con el mismo modus operandi. A finales del mes de abril en 2018, fue arrestado Heriberto Picos Barraza, identificado como El Koala, al cual se le acusó de haber recibido órdenes de Dámaso López Serrano, El Licenciado, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, para matar a Valdez.

Buendía era un símbolo del periodismo por ser un importante maestro de reporteros de investigación. A través de su columna “Red Privada” expuso las irregularidades de los gobiernos de los presidentes Luis Echeverría, José López Portillo y el inicio del de Miguel de la Madrid.

Buendía hacia constantes denuncias de la corrupción dentro de la política mexicana y sus vínculos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos.

En muchas ocasiones su trabajo fue objeto de censura y su muerte se ha interpretado como muestra de la violación a la libertad de prensa y libertad de expresión desde el poder que existe en México.

De acuerdo con sus más cercanos, Manuel Buendía pensaba: “El periodismo es esencialmente información. Por tanto, el periodismo es un instrumento de la comunicación social, y, en consecuencia, el periodismo es parte de la política. Todo periodismo pertenece a la política. Es la política en acción. Es siempre el periodismo un acto político. Todo, incluso la nota roja que expresa, que da a conocer, que avisa o advierte sobre síntomas de degeneración social como puede ser la violencia, el crimen, la impunidad”.

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