Reporteros Sin Fronteras (RSF) considera “extremadamente inquietante” el aumento de los asesinatos de periodistas, especialmente en América Latina, donde ocurrieron casi la mitad de las 57 muertes de representantes de la prensa en el ejercicio de su profesión en el mundo en 2022.
“México se mantiene a la cabeza de los países más mortíferos para los periodistas”, dijo a la agencia EFE este miércoles Pauline Ades-Mevel, redactora jefe y portavoz de la organización de defensa de los profesionales de la información, con sede en París.
México se mantuvo en 2022, por cuarto año consecutivo, como el país más peligroso para los profesionales de la información al sumar 11 periodistas asesinados, tres más que en Ucrania.
Ades-Mevel explicó que “este año Reporteros Sin Fronteras ha contado once periodistas asesinados en México a causa de sus investigaciones sobre los cárteles, las mafias, las redes criminales, periodistas que investigan sobre la corrupción”.
Estas cifras aparecen en el compendio anual publicado hoy por RSF, que ha contabilizado a 57 periodistas que “pagaron con su vida su compromiso con la información”, frente a los 48 asesinatos de 2021, y a los 50 en 2020.
Más allá del caso de México, el problema de las muertes de periodistas también “se extiende” al resto de Latinoamérica, con seis profesionales de la prensa asesinados en Haití y tres en Brasil. En definitiva, esa es la zona “más peligrosa para los periodistas en términos de asesinatos este año”.
Haití se situó en tercer lugar, con seis periodistas muertos, mientras que Brasil igualó a Siria y Yemen con 3 víctimas.
Los estudios sitúan a Latinoamérica como la zona más peligrosa para ejercer la libertad de prensa, ya que la región acumula casi la mitad de las muertes violentas globales (el 47,4 %) de periodistas en ejercicio de su profesión.
De entre los periodistas fallecidos, 49 eran locales y 8 extranjeros y la mayoría fueron asesinados de forma “deliberada” (solo una docena del total de las muertes ocurrieron de manera fortuita, sin ser blanco expresamente).
La razón, precisó Ades-Mevel, es que “investigan sobre temas que molestan a sus Estados”, como por ejemplo asuntos de corrupción o de ecología.
La portavoz de RSF también consideró preocupante que, en muchas ocasiones en países como Haití se repite el mismo modus operandi, con asesinatos cerca de las casas o los puestos de trabajo de los periodistas.
En este año en el que la cifra de periodistas encarcelados marcó un récord (533), Ades-Mevel también se refirió al caso del periodista español Pablo González, prisionero en Polonia acusado de espionaje en favor de Rusia, si bien su caso aún no figura en este último informe anual al no haberse podido determinar si fue una detención aleatoria en ejercicio de la profesión.
“Pablo González -hizo notar- está detenido desde hace nueve meses sin cargos, sin proceso, sin sentencia, y es muy preocupante para Reporteros Sin Fronteras”.
“Reprochamos el hecho de que esté detenido en condiciones indignas”, añadió, antes de pedir “transparencia” a las autoridades polacas, y que se respeten los derechos de González.
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