A media tade del pasado sábado 10 de diciembre, unas 50 camionetas rotuladas con las letras “FM” irrumpieron en la comunidad serrana de “El Durazno”, en Coyuca de Catalán, Guerrero, donde sacaron a varias personas de sus domicilios para ejecutarlas en el estacionamiento de la Escuela Primaria “Ignacio Zaragoza”.
Entre las víctimas había un niño de 11 años. Los cuerpos quedaron tendidos 15 horas sin que nadie los levantara, hasta que alguien decidió llevarlos a una casa situada a la entrada del pueblo.
Mientras los sicarios abrían fuego, según los testimonios, gritaron los nombres de quienes los mandaron hacer eso: Johnny Hurtado Olascoaga, alias “El Pez”, líder de la Familia Michoacana, así como dos sujetos apodados “El Borrego” y “El Gordo”.
Tras perpetrar la masacre, los sicarios recorrieron el pueblo y acribillaron las fachadas de unas 15 casas y le prendieron fuero a una cuatrimoto con todo y su tripulante.
No es la primera vez que ocurre algo así en Coyuca de Catalán. Hace un año gente del líder del grupo criminal Guardia Guerrerense, Cresencio “El Chano” Arreola”, protagonizó un tiroteo de tres días y obligó a la gente a refugiarse en un dispensario médico de la comunidad.
Meses antes, unos 800 pobladores de un ejido cercano, Guajes de Ayala, tuvieron que desplazarse para huir de la violencia, pues denunciaron la quema de viviendas y el robo de 200 cabezas de ganado.
Nada ha cambiado en una década
Lo mismo ocurrió hace una década, en 2011, cuando diversos pueblos de Coyuca de Catalán quedaron abandonados tras la ejecución de 16 personas.
En septiembre de 2019, pobladores de Coyuca de Catalán denunciaron el secuestro de unas 50 personas. Veinte de ellas fueron asesinadas, a otras las enterraron en fosas clandestinas y otras más fueron golpeadas con palos hasta que dejaron de moverse.
Los habitantes del municipio tuvieron que pedir ayuda al presidente Andrés Manuel López Obrador para informarle que había pueblos vacíos y que más de 50 vecinos habían desaparecido.
La mañana del pasado martes 6 de diciembre un grupo de reos irrumpió en el penal del municipio de Coyuca de Catalán, en el estado de Guerrero, para rescatar a Samuel Ávila Marín, alias “El Vago”, que había sido internado por el delito de secuestro.
Sin embargo, la noche de este domingo 11, cinco días después del rescate, su cadáver fue encontrado en la carretera federal Iguala-Altamirano. Junto al cuerpo también fue encontrada una cartulina con un mensaje intimidatorio.
“Este es el famoso Vago, a quien saqué de la cárcel de Coyuca de Catalán. Atentamente ‘El Borrego. FM”, decía el mensaje, firmado por un presunto integrante del cártel de la Familia Michoacana.
“El Vago” había sido ingresado la semana pasada al Centro de Reinserción Social (Cereso) acusado por el delito de secuestro.
El cadáver de “El Vago” fue abandonado sobre la carretera federal, a la altura del cruceo de Poliutla, uno de los principales accesos al municipio de San Miguel Totolapan.
Ávila Martín fue detenido el pasado 5 de diciembre por el delito de secuestro cometido en Chilpancingo el 23 de octubre. Al día siguiente de su arresto fue trasladado al penal de Coyuca de Catalán, donde tenía otras órdenes de aprehensión que pesaban sobre él.
Según los registros, “El Vago” fue detenido en diciembre de 2017, cuando el ex fiscal general lo identificó como el segundo al mando de la organización criminal “Los Tequileros”.
La Fiscalía General del Estado (FGE) informó la noche de este domingo 11 que de acuerdo a los testimonios que recabó en la comunidad “El Durazno”, donde el sábado unos cien hombres armados atacaron el pueblo y asesinaron a siete personas, estaba involucrado “El Borrego”.
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