Cuando una persona entra en proceso para lograr ser mujer u hombre trans es importante considerar que esta transición depende no solo de las operaciones, también de la parte emocional y de la salud.
Sin embargo, gran parte de la población que busca obtener una transformación de su cuerpo elige un camino peligroso para sí mismo. Sin embargo, el abandono de la autoridad y la falta de recursos es lo que las termina matando.
Esta construcción se refiere a darle forma femenina al cuerpo trans, siendo este un proceso que se debe ejercer a través de un experto. Aunque muchas veces esto no suele ser así: la falta de recursos, inyecciones y la negligencia médica son los principales puntos que llevan a la muerte.
Uno de los elementos que son peligrosos y que es una vía fácil para las mujeres trans es la aplicación de aceites, que a pesar de que no se penaliza esta práctica afecta la salud e incluso han muerto.
En México existen alrededor de 300 mujeres trans que han sido afectadas por los supuestos procesos estéticos, a algunas se les inyecta aceite de cocina, de carro, biopolímeros y otras sustancias que dañan los tejidos y órganos de los cuerpos, produciendo lesiones internas.
Entre las personas que realizaban este proceso se encuentra Miriam Yukie Gaona, apodada la “Matabellas”, quien decía ser cirujana para practicarle procedimientos estéticos a mujeres, en 2002 fue descubierta y la condenaron a 12 años de cárcel por los delitos de lesiones y usurpación de funciones, en 2014 salió de prisión.
Aunque el caso de la “Matabellas” es algo que no sucede, ya que entre las mujeres trans deciden no acusar los problemas, ya sea por desconocimiento o por falta de recursos económicos y quienes han querido denunciarlos aseguraron que las autoridades las desmotivan diciéndoles que se meten con personas poderosas y que sus casos no llegaran a tener un juicio.
Por esa razón hay personas u organizaciones que se dedican a darles una orientación, a quienes la necesiten, para que puedan tener conocimiento de los procesos por los que pasan.
La Brigada Callejera es una de ellas, quien tiene sus médicos para informarles no solo de cómo son los procesos, si no poder realizarse prueba de colposcopías, papanicolaous, al igual que les enseñan los daños que puede causarles inyectarse cualquier sustancia al cuerpo.
Las mujeres transgénero y cisgénero que más llegan a recurrir el uso de aceites son personas de 15 a 30 años. En las trabajadoras sexuales buscan estos procesos para generar más ingreso y verse bien.
Algunas de ellas tienen la creencia de que con un buen cuerpo van a ganar más dinero, pero en muchas ocasiones, estas supuestas operaciones salen más caras que incluso muchos terminan regresando a las calles para ejercer el trabajo sexual.
Incluso, hay algunas que ni siquiera regresan a la calle y no pueden tener la vida que llevaban, uno de los casos que tiene La Brigada Callejera fue el de una de sus compañeras que a dos años después de su curación ya no podía tener relaciones con hombre, nada más se dedica a hacer sexo oral, ya que tenía el miedo de volverse a infectar.
Este problema llegó después, en donde los gastos incrementaron y no solo tenían que pagar los medicamentos, también despensa, gas, agua y luz en su casa.
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