En la Navidad de 2020, en Zitácuaro, Michoacán, los dueños de negocios y puestos en la vía pública fueron obligados a pagar a la organización criminal Cárteles Unidos una cuota de 3 mil pesos por negocio familiar y hasta 80 mil pesos por negocios grandes.
El precio por no pagar la cuota podía acarrear un secuestro o un asesinato. El dinero, se descubriría después, fue para pagar los “aguinaldos” de los sicarios y en juguetes que fueron repartidos en zonas marginales de Michoacán como si fueran los Reyes Magos.
Ese mismo año el Cártel del Golfo repartió pavos para la cena de navidad en Ciudad Mante, Tamaulipas, y “Los Zetas” repartieron despensas en Tuxpan, Veracruz; mientras que en Arcelia, Guerrero, la Familia Michoacana repartió juguetes para niños.
En el norte de Baja California, los hermanos Arzate García, hicieron lo mismo. Jorge Iván Gastelum Ávila, y/u Orso Iván Gastelum Cruz, el Cholo, antes de ser detenido junto al “Chapo” Guzmán, tenía la tradición de repartir juguetes cada diciembre.
En 2019 uno de los hijos de Guzmán Loera repartió peluches que tenían volantes con la siguiente leyenda escrita: “Feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Te desea Iván Archivaldo”.
“Gracias señor Mencho”
En 2020 también circuló un video grabado en algún sitio entre Guanajuato y San Luis Potosí que fue ampliamente difundido en blogs presuntamente dirigidos por el Cártel Jalisco Nueva Generación, donde dos mujeres mayores posaron junto a una camioneta de lujo que estaba estacionada en una zona sin pavimento y de casas humildes.
“Digan ‘¡gracias, señor Mencho!’”, se escuchó decir a un hombre que les había entregado una caja de cartón con alimentos. Las señoras, con más miedo que agradecimiento, le dedicaron una tímida porra a Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.
Precisamente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) volvió a mostrar el año pasado sus gestos por el Día de Reyes al entregar regalos a niñas y niños en municipios de Michoacán.
De acuerdo con reportes locales e imágenes compartidas en redes, el grupo liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, se desplegó para dar juguetes en Cotija y San Juan Nuevo Parangaricutiro, donde acudieron a zonas marginadas.
Como en años anteriores, el CJNG acudió con sus sicarios encapuchados y con chalecos antibalas con las cuatro letras de la organización que los distingue. Llevaron cajas de cartón, donde resguardaron carros de plástico, muñecos y muñecas.
Se aprovechan de los más humildes
Los pequeños se congregaron alrededor de los adultos de la facción delictiva sobre una calle con cubrebocas, mirando el regalo que les sería entregado y esperando a recibirlo.
Según un análisis del International Crisis Group, los grupos delictivos suelen aprovecharse de las necesidades de quienes viven en comunidades vulnerables a lo largo del país para así tratar de ganar simpatías y apoyos, como, por ejemplo, que no denuncien su presencia ante las autoridades.
Lo hacen mediante una estrategia para ganarse mentes y corazones, pues regalan despensas, útiles escolares. En algunos casos hasta han habilitado escuelas. De igual forma organizan posadas en las que regalan dulces y roscas de reyes.
A su vez, los cárteles se presentan ante la población como aliados y para ganarse su confianza, regalan bienes básicos, al tiempo que compiten por el reconocimiento, pues en una región determinada puede haber más de una facción. Es decir, usan los obsequios como estrategia de expansión y afrenta a rivales.
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