Desde que se descubrió el primer plantío de hoja de coca en febrero del año pasado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha descubierto 65 plantíos de hoja de coca en el estado de Guerrero.
Un laboratorio para procesar las hojas y siete plantíos fueron detectados por efectivos del ejército mexicano entre el 22 de noviembre y el 5 de diciembre, informó el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval.
“En estos 15 dísa en Guerrero se detectaron siete plantíos de coca, un laboratorio para procesar la hoja de coca y diez almácigos (semilleros)”, informó el secretario de la Defensa Nacional en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La superficie de los últimos siete plantíos fue de 12 mil 922 metros cuadrados, precisaron las autoridades.
El titular del ejército no confirmó si los 65 plantíos de coca encontrados hasta el momento, como se había visto hasta el pasado mes de agosto, cuando solo se habían detectado 21 en un solo año, fueron encontrados únicamente en la zona serrana de Atoyac de Álvarez.
Infobae México viajó en agosto pasado a la zona serrana de Atoyac para presenciar la destrucción de plantíos de hoja de coca. Hasta entonces solo se habían encontrado 21, por lo que en los últimos cuatro meses se triplicaron los hallazgos con 44 sembradíos detectados.
A pesar de que la planta es originaria de los Andes Amazónicos y debe de permanecer en un clima húmedo, en el último año se ha descubierto que fue transportada hasta la sierra del municipio de Atoyac de Álvarez, ubicado a unos 180 kilómetros al suroeste de la ciudad costera de Acapulco.
Tuxtla Chico, un municipio de Chiapas ubicado en el linde de la frontera con Guatemala, fue el primer lugar en todo México donde hace ocho años se encontró por primera vez un pequeño plantío de 250 metros cuadrados con mil 639 plantas.
Sergio Ernesto Martínez Rescalvo, comandante de la 36 Zona Militar, aseguró en aquel entonces que era el primer plantío que se localizaba “a nivel nacional de este tipo de planta”.
Tuvieron que pasar otros siete años para que se volviera a tener noticia de un hallazgo similar, pero ahora en Guerrero, y ya no en un espacio tan limitado, sino en cuatro hectáreas y junto a un precario laboratorio para transformar las hojas en la droga.
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, tuvo que salir a decir que ya estaba al tanto: “Ya sabemos que están ahí en Guerrero experimentando con el cultivo de coca”.
Entonces se hicieron todo tipo de especulaciones. Incluso se llegó a decir, sin muchos fundamentos, que México ya era un productor importante de cocaína a nivel internacional y que los países de donde es endémica la planta —Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, etc.— tenían que empezar a preocuparse por la llegada de un nuevo actor en el mercado que amenazaba con arrebatarles el negocio que por décadas han ostentado.
Dos cultivos relativamente pequeños, sin embargo, no eran suficientes para afirmar que se trataba de un cambio sustancial en la producción internacional de drogas estimulantes.
Las implicaciones de que en México se esté experimentando con el cultivo de hoja de coca son variadas. Para las organizaciones delictivas significa más dinero y menos riesgo porque ya no será lo mismo transportar el producto desde Sudamérica hacia los Estados Unidos —América del Norte es la región que más consume cocaína en el mundo según la ONU— que desde su propio territorio.
El peor escenario, sin duda, sería que el narco mexicano esté en medio de un proyecto cuyo objetivo sea que en el futuro ya no sea solo un país de tránsito.
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