En México se habla un español que, a lo largo de la historia, se ha nutrido de la conjunción de varias lenguas, tanto nativas como extranjeras. Por ello, dentro del habla cotidiana existen miles de palabras para expresarse con respecto a una misma cosa o acción.
Como producto de dicha riqueza lingüística han surgido cientos de modismos y otras expresiones cuya literalidad nada tiene nada que ver con su significado. Ejemplo de ello son algunas como “taparle el ojo al macho”, “ponte la del Puebla”, “chiflando y aplaudiendo” o “echar un coyotito”.
“Echar un coyotito” en México es una forma para referirse a tomar una siesta. Pese a que varios modismos en México son utilizados para expresar diferentes cosas, ésta únicamente es relativa a dormir, no tiene otra interpretación.
Sin embargo, no se utiliza para dormir en términos generales, sino que sólo tiene cabida con respecto a dormir un poco, a tomar un descanso pasajero, no prolongado. Dicha frase es comprendida a lo largo y ancho de la república mexicana.
Pero, ¿de dónde viene dicha expresión? ¿Cuál es su origen? Pues, como la gran mayoría de las estructuras lingüísticas prefabricadas dentro del lenguaje mexicano, se desconoce con precisión dónde y cuándo surgió, ya que —con el tiempo— solo prevalece la forma, el uso y la costumbre.
Sin embargo, estudiosos de la lengua han encontrado que varias frases típicas tiene su origen en la literalidad de las cosas; tal es el caso de “echar un coyotito”, cuyo origen en realidad sí tiene que ver con los coyotes, animales endémicos del hemisferio norte del continente americano.
Los coyotes (que, por cierto, actualmente se encuentran en peligro de extinción) son mamíferos nocturnos; es decir, que cazan durante la noche y descansan por el día, durmiendo varias siestas bajo los rayos del sol para tener energía durante el tiempo de oscuridad.
Se especula que dicha frase comenzó a utilizarse para referirse a descansar por unos minutos en el día y “echarse como un coyotito” pero, con el uso popular, se fue modificando hasta llegar a lo que es hoy en día: “echar un coyotito”.
De acuerdo con el Diccionario del Español de México (DEM), un coyote es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos. Son del tamaño de un perro pastor, con el hocico agudo y los ojos pequeños colocados muy juntos.
Cuando su presencia era notoria, se les veía en casi todos los valles y planicies del país. Su nombre en latín es canis latrans, mientras que “coyote” viene del náhuatl coyotl (también yepatl), que es igual a zorra; palabra para nombrar a animales bravos.
Y así como esta, en el léxico mexicano hay otras frases más que toman por referencia a animales y cuyo significado también deriva de ellos. Ejemplo de ello es la frase “el que es perico, donde quiera es verde”, la cual es usada para referirse a una persona que puede demostrar sus habilidades y competencias en cualquier lugar.
Por su parte, “taparle el ojo al macho” significa disimular o echarle la culpa a algo o alguien más, aunque su origen viene de la ganadería, en particular, de los bueyes.
Otro clásico es “ya nos cayó el chahuistle” que viene del náhuatl chahuitztli; palabra utilizada para referirse a la enfermedad del maíz y se utiliza para hablar de que se avecina algo malo.
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