El escritor mexicano J.M. Servín (1962) publicó recientemente su última novela, titulada Mi vida no tan secreta (Penguin Random House, 2022), en donde muestra una parte de su vida y la de su familia, desde la década de los años 50 hasta el Salinato.
En entrevista con Infobae México, el también periodista, que ha publicado anteriormente diversas obras, entre las que destacan Cuartos para gente sola (1999); Periodismo Charter (2002); Al final del vacío (2007) y Del duro oficio de vivir, beber y escribir desde el caos (2012), cuenta que su más reciente novela es testimonial, y en ella intenta contar algunas historias de su familia que se puedan entrecruzar con algunos aspectos de la delincuencia común de la Ciudad de México.
Servín, quien fue ganador del Premio Nacional Testimonio en 2001 y del Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en 2004, explica que, para él, la historia de su familia tiene mucho que ver con la delincuencia de la capital mexicana, “como la de muchísimos mexicanos en esta ciudad, creo que todos estamos contagiados de la dinámica social que prevalece en esta ciudad desde tiempos inmemoriales y que, en este sentido, cualquier historia que tienes que contar acerca de una familia, como es mi caso, no sería posible si no incluyes, mencionas o te documentas, qué es lo que ha pasado en esta ciudad históricamente”.
Para él, la Ciudad de México es una ciudad que no se puede entender sin su crimen, pues la historia social de la capital está identificada, etiquetada y perfilada a partir de la delincuencia.
“Trato de contar una historia de una familia común y corriente, como la de cualquier otra en esta ciudad, pero donde por situaciones personales está marcada directamente con sucesos que tienen que ver con la delincuencia, o con escenarios de la ciudad, donde la sobrevivencia tiene que ver, el hecho de sobrevivir de una anomia social, en donde la delincuencia, lo ilegal, está muy fuertemente arraigado.
“Me refiero a eventos en particular, en esta novela, que tiene una gran parte documental o investigación, es, por ejemplo, la presencia de personajes como Virginia Gil, conocida como La Reina de la Mafia, como Pancho Valentino, un famoso luchador que asesinó a un cura en la colonia Roma, y que fue un escándalo nacional en los años 50´s, y que este señor en algún momento fue un amigo, no cercano, de mi padre”, explica Servín.
También, en su novela, habla sobre los 10 días en los que su padre estuvo detenido en Lecumberri, y algunos otros personajes que han marcado la identidad de esta ciudad, como Arturo Durazo, o lugares como el Casino Royal, que fue incendiado a principios de los 80´s, evento en el que murió su hermano.
“Considero que esta novela es una crónica de familia, que está entrecruzada por cuatro décadas, sobre lo que ocurre en una ciudad donde no tienes de otras más que sobrevivir por tus propias circunstancias, porque todos sabemos que en México, los conceptos como justicia, democracia, etcétera, son muy recientes, y que todavía falta muchísimo, a mi manera de ver, para que realmente los mexicanos podamos ejercerlos, gozarlos o mantenerlos como un derecho”.
Narra que él viene de una generación en la que la corrupción, el abuso, el maltrato, la prepotencia y donde el sistema del gobierno dominaba todo, “y dominar todo significa oponerte, pisar al de abajo”.
A rasgos generales, eso es lo que trata de contar. “Una familia de clase popular que vivió en Tepito, y en otros lugares, y que padeció y sobrevivió a su propia manera del monstruo que significa vivir en un país, y en esta ciudad que es implacable”.
La novela es autobiográfica, contada en primera persona, donde a través de los ojos de un niño y un joven, que es él, despliega qué es lo que ocurre en una ciudad a partir de las experiencias de su familia.
La Ciudad de México es el segundo protagonista de la historia, pues los primeros serían sus padres, sus hermanos y todo el contexto que tiene una familia numerosa, popular y de bajos ingresos, y qué hicieron para sobrevivir en la capital mexicana, donde la delincuencia se encuentra en todas partes.
“La criminalidad, la corrupción, la prepotencia, el abuso, en una historia, como sociedad, está impregnada como un virus, que no se va a ir jamás porque es parte de la esencia, de la identidad o de la idiosincrasia de todo un país, que por más que trates de cambiarlo el día de hoy, o que hagas un intento o una apariencia de cambiar las cosas, sigue siendo un país donde su realidad está hecha a la mala”.
La historia se encuentra contextualizada a lo largo de cuatro décadas, desde los 50´s hasta los 90´s. “Yo recuerdo y documento lo que es el origen de una familia hasta los 90´s, porque a partir de esos años, principios de los 90´s, mi vida, como persona, cambió muchísimo, yo me fui de la ciudad, y dejó de interesarme esta ciudad durante 10 años, sino a partir de los recuerdos”.
Dice que lo que le interesó en esta novela fue contar una parte de su familia, que es importante para él, pero que está entreverada con la delincuencia y sucesos delincuenciales en la capital, y que provocaron un impacto muy fuerte en ella.
La historia se narra hasta la década de los años 90, pues posteriormente se fue de indocumentado a los Estados Unidos, en donde comenzó a trabajar en forma, a ganar dinero en dólares, y aunque ante los estándares de los estadounidenses era de cierta manera pobre, dejó de vivir en donde el trabajo es un privilegio, y comenzó a vivir dignamente.
“Dejé de ser pobre, terminé de educarme como persona y como escritor, aprendí otro idioma, pude ayudar a mi familia, pude disfrutar de lo que es comer bien, visitar lugares, ir a un concierto de música y no estar con la zozobra continua que hay aquí para muchísima gente de que no puedes hacer eso, que tienes que vivir en barriadas peligrosas, donde la policía no te ayuda, donde acudes a las autoridades y no te ayudan, donde te ponen trabas, etcétera. Y eso es algo que no hay que perder de vista, que muchísima gente no tiene la ventaja, por decirlo así, de que la democracia como tendría que ejercerse nos alcance a todos y que no tengas que pensar en lo que ganas, cómo lo ganas, y si te corren o no te corren, si te asaltan o no te asaltan, si te roban tu dinero en el banco, etcétera, todo esto que aparentemente está cambiando, pero yo creo que en los hechos sigue siendo igual”, explica.
La novela contempla desde antes que él naciera hasta los años noventa, donde su vida cambió de manera radical, lo que califica como “una ruptura”.
“Fue un divorcio con esta ciudad y con el pasado para ser otro, entonces lo que yo estoy contando en esta historia de Mi vida no tan secreta, es lo que fui antes (de los años 90), lo que fue mi familia y dónde pudieron llegar, y un montón de eventos que no son precisamente agradables, pero creo que los tienes que contar, o yo los tenía que contar, con la idea de tener una historia en su manera de narrar más tradicional, que es contar algo que entretenga, que te atrape como lector, pero donde también tienes que contar tu verdad de una realidad donde de pronto parece que está acaparada por ciertas voces, o por un cierto de una dinámica social-económica, donde todo parece que ocurre nada más de un lado, y donde hay ciertas presencias o ciertos eventos de la historia social de la Ciudad de México, que parece ser que solamente son algunas las que cuentan, y la voz anónima, que ya se perdió, a no ser a través de las redes sociales, pues ya no cuenta lo que sintió, lo que ha pasado, o lo que padece, entonces eso me interesaba”, dice el escritor.
Según sus palabras, tardó toda su vida en escribir la novela, pues no puede saber cuánto tarda un libro en realidad, porque es algo que “traes contigo”.
“Lo cuentas, lo ves, lo lees en muchas partes, en muchos libros, hasta que en algún momento crees que puedes tener la capacidad de contar una pequeña parte de tu historia personal, utilizando también la gran historia y ese acervo de historia que tiene esta ciudad, que ha sido contada de muchas maneras y por muchas voces, pues yo quería hacerlo a mi modo, como yo puedo, tomando en cuenta a una familia, o una representación de una familia, donde me parece que tienen mucho que contar”.
Mucho de lo que escribe J.M. Servín es autobiográfico, porque, dice, escribe con lo que puede y con lo que tiene, “escribir una historia de familia para mí, en este sentido, fue lo que mejor se prestaba para poder desarrollar, con todas mis limitaciones, expresarme como escritor, pero también como ciudadano, como alguien que ha vivido aquí la mayor parte de su vida en esta ciudad, y que la he padecido tan dura y tan difícil como cualquier persona que ahorita te encuentras en la calle, en un país que hoy en día se da el privilegio, la cuestión racial, la violencia, todo esto sigue ocurriendo, pero para los jóvenes hoy en día parece que es algo nuevo, han resignificado situaciones o interpretaciones de situaciones adversas para la mayoría que han estado siempre, pero ahora parece ser que por el hecho de cambiarle los términos, y de encontrar significaciones distintas, o palabras distintas, ocultan o cambian una situación que en este país está presente todo el tiempo, y que todo tiene que ver con corrupción, falta de justicia, violencia permanente, precariedad a todos niveles, y donde la violencia se ejerce a todos niveles, no nada más a un grupo, entonces, si no hablamos de eso, si no sabemos hablar de eso y no recordar sobre el pasado, que esto no es nuevo, pues entonces el presente no sirve de nada, porque entonces seguimos pisando sobre la misma mi*rda, es como si no existiera, estaba oculta”, concluye el escritor.
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