Sin duda alguna, José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Francisco o Pancho Villa, es uno de los personajes más destacados de la historia de México, específicamente, en la época de la Revolución Mexicana.
Villa fue el símbolo de la hombría mexicana en la época. Era un hombre valiente, que usaba bigote, botas, sombrero y se enfrentaba a sus enemigos sin miedo. O al menos, así lo hacia notar. Es por estas características que, quizá, las personas no se imaginen al Centauro del Norte, como era conocido, llorando.
Sin embargo, existe un video en donde se le ve derramando lágrimas desconsolado. Dicho video, fue compartido en la cuenta de Twitter del divulgador cultural e historiador Enrique Ortiz. En su red social puede verse el video, y en la descripción se lee que el video es de diciembre de 1914, cuando Villa visitó la tumba de Francisco I. Madero, sepultado en el Panteón Francés de La Piedad.
“Alguna vez pensaste ver a Francisco Villa, líder de la División del Norte, caudillo, el forajido, llorar? En este video de diciembre de 1914 lo puedes ver. Fue cuando Pancho visitó la tumba de Francisco I Madero sepultado en el Panteón Francés de la Piedad. La lucha seguiría...”, se lee en un pequeño texto que acompaña al video.
Y es que el seis de diciembre de 1914 entraron a la Ciudad de México los ejércitos villistas y zapatistas. Dos días antes se reunieron ambos jefes por primera vez en Xochimilco. Al terminar la entrada triunfal, se tomaron la famosa foto en la que están sentados en la silla presidencial.
El ocho de diciembre de ese año, fue el día en que Villa visitó la tumba de Madero, en el Panteón Francés. Se depositaron flores en la tumba, Villa pronunció un discurso, y al final de éste, se conmovió hasta las lágrimas y lloró.
El día que Villa nombró a la famosa calle Madero
Una de las calles que más historia tiene en la capital, es sin duda alguna, la calle de Madero, ubicada en el Centro Histórico, la cual es uno de los accesos principales para ingresar al Zócalo capitalino, en donde se encuentra el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, dos de los edificios más antiguos y representativos de la ciudad.
La historia de la calle Madero es también muy antigua, pues es una de las primeras que se trazaron en la capital, y sus orígenes datan de la época de la Conquista. Su apertura fue ordenada por el conquistador español Hernán Cortés, con la intensión de que él y sus soldados y aliados indígenas tuvieran una vía de escape en caso de que tuvieran que irse ante una rebelión indígena, recordando lo que les había pasado en la calle de Tacuba, en donde les cortaron los puentes y fue una matanza impresionante para ellos.
Así fue como comenzó la historia de esta calle, posteriormente, con el paso del tiempo, se asentaron en ellas las familias más ricas de la capital, así como las tiendas más exclusivas. En esta calle se construyó el Convento de la Profesa, ubicado hasta la fecha en las esquinas de la calle Madero e Isabel la Católica, enfrente del museo del Estanquillo, y de San Francisco, que se encuentra, hasta la fecha, a un costado de la Torre Latinoamericana.
Esta calle se fue haciendo la costumbre de que la gente saliera a caminar por ella, cuando llevaba el nombre de El Paseo de Plateros, que llegó así, siendo peatonal, hasta 1931, año en que los automóviles le quitaron al peatón el placer de caminar por ella.
Se llamó Plateros desde 1638 porque el virrey Lope de Armendáriz ordenó que todos los plateros que hubiera en la Nueva España se concentraran en ese espacio y no pusieran sus tiendas en ningún otro lugar. Antes de este nombre, llevaba el de San Francisco, pues llevaba hasta el convento que tiene ese nombre.
Lucio Blanco fue un general mexicano que participó en la Revolución Mexicana, y fue quien le puso el nombre de Madero a la calle, sin embargo, los Zapatistas se lo retiraron. Posteriormente, Francisco Villa volvió a ponerle el nombre a la calle, instalando un letrero con ese nombre en el edificio en donde actualmente se encuentra la tienda Zara, en las esquinas de Isabel la Católica y Madero, justo en frente del Convento de la Profesa. Incluso existe una fotografía que atestigua el momento.
SEGUIR LEYENDO: