Cuál fue el primer narcocorrido y a quién se lo dedicaron

El primer narcocorrido del que se tiene registro, a diferencia de lo que cabría esperar, no se grabó en este lado de la frontera

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Los corridos orginalmente hablaban de
Los corridos orginalmente hablaban de episodios de la Revolución Mexicana (Fotoarte: Jovani Silva, Infobae)

La ciudad de El Paso, al otro lado de Ciudad Juárez, en el linde de la frontera entre México y Estados Unidos, fue el lugar donde nacieron los narcocorridos.

Este tipo de música, interpretada como odas al hampa o cantos de guerra, originalmente fueron una desviación de los corridos, un género de la música tradicional de los estados del norte que alcanzó su pico de popularidad a comienzos del siglo XX.

En un inicio narraban los episodios de la revolución mexicana a modo de gestas épicas, pero en los años 70 comenzaron a verse una serie de mutaciones que narraban las andanzas de los traficantes que pasaban dorga al otro lado de la frontera.

Sin embargo, el primer narcocorrido del que se tiene registro se grabó el 8 de septiembre de 1931 en un pequeño estudio ubicado sobre la calle Texas de la ciudad “El Paso”, aunque se sabe que fue escrito unos años antes. Era la primera vez que una canción hablaba de un traficante de drogas y de cómo había muerto.

Aquella narcoepopeya escrita por el cantautor José Rosales habló sobre el narcotraficante Pablo González, mejor conocido como “El Pablote”, quien junto con su pareja Ignacia Jasso “La Nacha” traficaron marihuana y opio a los Estados Unidos después de asesinar a toda la mafia china que se había establecido en Ciudad Juárez.

“El Pablote” es un narcocorrido de dieciocho cuartetos grabado en las dos caras de un disco de 78 revoluciones por minuto. “El sábado 11 de octubre, en el salón Popular, ay quién lo habría de decir, que al Pablote han de matar, El Pablote era temido, en todita la frontera, y quién lo habría de decir, que de ese modo muriera”, dice una parte de la canción.

Quién era “El Pablote”

"El Pablote" es el primer
"El Pablote" es el primer narcocorrido, grabado en 1931, que cuenta la historia de la muerte de Pablo González

A las 3:00 de la madrugada de aquel 11 de octubre de 1930, en una cantina de Ciudad Juárez, un policía asustado abrió fuego contra un hombre robusto y panza abultada.

Ese hombre de rostro hosco era no solo era el líder del bajo mundo juarense, también era el mayor traficante de opio en el estado, el terror de la frontera, conocido por su carácter irascible y violento.

Cuenta la leyenda que la noche de su muerte había provocado a un policía, que un primer momento habría evitado por todos los medios caer en las provocaciones de “El Pablote”, pero ante las insistencias de éste y una serie de disparos que pusieron en peligro su vida, el oficial se vio en la necesidad de desenfundar su arma y descargarla contra el pecho del criminal, atinándole “de pura chiripa” y con los ojos cerrados.

Lo de “El Pablote” era el tráfico, pero también se le asoció con delitos de robo de autos y con la compra de objetos robados.

González y “La Nacha” lograron el control de los estados de Chihuahua, Sonora y Sinaloa, luego de disputar el territorio a un narco chino Sam Ching.

Ignacia Jasso (izquierda) cumplió su
Ignacia Jasso (izquierda) cumplió su condena en una de las cárceles para reos peligrosos (Archivo)

“La preeminencia de los asiáticos en la distribución y venta de drogas finalizó cuando, a mediados de los años veinte, fueron asesinados 11 inmigrantes chinos dedicados a dicho comercio ilícito”, dice un texto de Adriana Linares, investigadora de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).

El responsable de las muertes fue un individuo apodado “El Veracruz”, que era integrante del grupo de “La Nacha” y “El Pablote”. “Así se inició así la larga historia de las ejecuciones asociadas al narcotráfico en esta ciudad”, explica Linares.

La masacre de los chinos precedió la fama de la pareja, que ahora controlaba la venta de mariguana, heroína y cocaína. Al parecer, la cabeza de la organización, a pesar de todo, era “La Nacha” quien se manejaba con discreción y generosidad.

“La pareja distribuía básicamente mariguana, aunque también introducía heroína en El Paso, o bien, la vendía a soldados norteamericanos que cruzaban la frontera hacia Ciudad Juárez”, señala Linares.

“El Pablote” murió en el altercado de la cantina, sin embargo, el negocio siguió con “La Nacha” y ella estuvo a cargo durante aproximadamente hasta mediados de los cincuenta cuando ésta lo heredó a sus hijos.

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