Ante la presión para aumentar su producción de crudo, Petróleos Mexicano (Pemex) se ha arriesgado a enfrentar multas por no cumplir ciertas regulaciones en lugar de retrasar la extracción de crudo mientras soluciona problemas subyacentes, según dos fuentes de la propia empresa.
La decisión de Pemex para afrontar multas en lugar de hacer reparaciones representa un fuerte reto a la intención de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) por controlar algunas prácticas contaminantes de la paraestatal, la cual fue señalada recientemente por la liberación de gas metano a la atmósfera.
En el último año, la CNH le aplicó cuatro multas por no cumplir con sus propios planes de desarrollo para dos campos principales, Ixachi en Veracruz (42 millones de pesos) y Quesqui en Tabasco, donde se llevó a cabo la quema de grandes cantidades de gas natural, liberando así partículas de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
Las dos multas más recientes a la petrolera podrían alcanzar cada una los 120 millones de pesos, según una fuente que habló con la agencia Reuters, aunque estas podrían parecer pequeñas para el tamaño de una empresa como Pemex.
A diferencia de otros países, en México el monto de las multas no se hacen públicas hasta que se completa el proceso legal.
Según Reuters, un funcionario de alto nivel de la estatal dijo que las multas por infracciones son “pequeñas” y que la empresa necesitaba acelerar la producción para cumplir con las metas de producción fijadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a fin de lograr la autosuficiencia energética.
El tamaño de las multas son pequeñas para una empresa que tuvo ingresos de más de 87 mil millones de dólares en los primeros nueve meses del 2022, impulsados por los altos precios del petróleo ante la invasión de Rusia a Ucrania.
La otra fuente dijo a la agencia de noticias que ejecutivos de alto nivel de Pemex sostuvieron cuatro reuniones en este año, donde acordaron que la empresa preferiría pagar las multas que hacer cambios.
Apenas en abril de este año, el presidente López Obrador visitó las instalaciones de Pemex en Veracruz, donde habló d ela necesidad de aumentar el ritmo de producción.
“Si no interveníamos a tiempo, nos iba a arrastrar la caída en la producción de petróleo y nos iba a colocar en una situación de mucho riesgo. Nos iba a producir, posiblemente, una grave crisis económica y financiera”, dijo el tabasqueño.
Ante las multas de la CNH, el equipo legal de Pemex está apelando las cuatro sanciones económicas, aunque todavía no está claro cuánto tiempo llevará el proceso.
La aparente decisión de la compañía gubernamental de aceptar las multas en lugar de resolver sus problemas de quema dejaría en evidencia las dificultades estructurales en torno a la regulación de su operación, justo cuando Pemex enfrenta un escrutinio cada vez mayor por parte de sus inversionistas debido a los daños al medio ambiente.
El gas suele ser quemado cuando llega a la superficie como subproducto de la exploración y producción de petróleo, pero en los casos de los campos Ixachi y Quesqui el gas no es un subproducto sino uno de dos recursos clave, el otro es un condensado de mayor valor.
La promesa de Pemex de reducir su contaminación
El enfoque de Pemex entra en conflicto con el discurso y promesas del gobierno mexicano durante la cumbre COP27 de la ONU, donde los líderes mundiales discuten cómo las empresas de petróleo y gas deben acelerar la transición hacia una economía baja en carbono.
Hace solo unos días, Pemex dijo que trabajaría de manera cercana con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por su sigla en inglés) para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con miras a cumplir los compromisos internacionales.
Sin embargo, Pemex se enfrenta a un dilema, pues es la compañía petrolera más endeudada del mundo, lo que ha obligado al gobierno de México a invertir recursos para mantenerla a flote.
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