El grupo de autodefensas conocido como Columna Armada “Pedro José Méndez” sufrió un duro golpe tras la detención de otra de sus figuras importantes la tarde del miércoles 16 de noviembre: Nohemí Estrella Leal, exdiputada local del Partido Acción Nacional (PAN) e hija del líder fundador del grupo, Octavio Leal Moncada, alias El Tarzán.
Aunque Estrella Leal había tenido cierta discreción respecto a sus operaciones al interior de esta organización, su nombre comenzó a resonar tras la captura de su padre meses atrás.
Leal Moncada fue detenido el 5 de julio en Monterrey, Nuevo León, como parte de un operativo conjunto entre las autoridades tamaulipecas y la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León. El Tarzán era buscado por su responsabilidad en el homicidio de dos personas, identificadas como Rutilo Talip Narváez y Saib Talip Rivera, en un ejido del municipio de Hidalgo, en Tamaulipas.
Después de que los cuerpos de seguridad cumplieran con la orden de aprehensión en su contra, cientos de integrantes de la Columna Armada realizaron bloqueos en distintas zonas del estado a manera de protesta.
Aquel día, una de las principales coordinadoras de la movilización armada que implicó a cientos de vehículos fue, precisamente, Nohemí Estrella Leal, quien advirtió que la facción autonombrada de autodefensa tomaría las acciones necesarias para que liberaran a su líder.
“No les tenemos miedo, le vamos a atorar, queremos a nuestro líder aquí con nosotros, porque él fue quien inició esta lucha desde hace 12 años”, fueron algunas de las palabras con las que la exdiputada panista incitaba al grupo a mantener los bloqueos.
¿Cómo entran Américo Villarreal y el Cártel del Golfo en la ecuación?
El pasado 23 de septiembre, días antes de que Américo Villarreal Anaya asumiera la gubernatura de Tamaulipas envuelto en críticas por la presunta intervención del narcotráfico en las elecciones, se dio a conocer una conversación telefónica en la que, supuestamente, Nohemí Estrella Leal (N) y su hija Lizbeth (L) habrían desnudado la relación del funcionario con la Columna Armada.
L: “Para que [el Ejido de] Buenavista sea lo que era antes, como que van a regresar y que se haga justicia, ya les cargó la chingada a todos los de Hidalgo, ahora sí, ya va a temblar el ingeniero.
N: Ya se van, hija, ya son dos meses que les dura a esos pendejos y ya ... Ya son dos meses que se va ese pinche gobierno.
L: Pues a lo mejor este Américo fue más inteligente, dijo ‘no pues sí, para que me den el voto y yo como quiera lo voy a pagar después, nomás con que me den el voto.
N: No, pero no nada más somos nosotros, mija. Está bien amarrado con varios cárteles, no nomás nosotros. Tiene que cumplir”.
Por el diálogo que ambas sostuvieron, la conversación podría haber ocurrido durante el mes de julio, es decir, después de las elecciones y un par de meses antes de la llegada de Villarreal Anaya a la gubernatura.
Según reportaron periodistas locales, esta conversación está judicializada y forma parte de una averiguación previa que la Fiscalía General de la República (FGR) inició en contra de integrantes de la Columna Armada por tráfico de migrantes luego de la trágica muerte de 53 migrantes que fallecieron asfixiados en un tráiler de San Antonio Texas.
Y aunque en la llamada no se especifica cuáles serían los otros cárteles con los que Américo Villarreal se habría comprometido, cabe recordar el vínculo que tiene la Columna Armada con el Cártel del Golfo, la cual podría explicarse desde el origen de la organización.
La también conocida como “Columna Cívica” vio la luz en 2010 y se formó como una “policía civil” con la finalidad de enfrentar a Los Zetas, uno de los grupos criminales más sanguinarios del país que azotaba en ese entonces el territorio de Tamaulipas.
Sin embargo, con el crecimiento de este grupo, sus líderes (como Octavio Leal Moncada y Cesáreo Leal Perales) habrían entablado nexos tanto con funcionarios públicos como con grupos del crimen organizado.
Al respecto, el Gobierno Federal ha catalogado a Leal Moncada como un operador del Cártel del Golfo (CDG) que, aparentemente, habría utilizado la denominación de “autodefensa” para encubrir las funciones de la Columna Cívica como un brazo armado de la organización delictiva que, precisamente, contempla a Los Zetas como uno de sus principales rivales.
La expansión de la Columna Armada y los presuntos nexos que han logrado entablar tanto con la clase política como con grupos del narcotráfico le han permitido tener el control absoluto de distintos ejidos de Tamaulipas.
Incluso una investigación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconoció que esta organización “logró hacerse de un lugar parecido a un Estado dentro de otro Estado” que opera bajo una dinámica de “guerra de baja intensidad”.
“Agrupa y enlaza tanto a las personas de la población civil, niños, niñas, mujeres y hombres, actores políticos y autoridades, representantes de la ley y policías, líderes de la comunidad y caciques, miembros del crimen organizado y a sus víctimas”, puntualizó la Comisión.
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