La historia de México tiene diversos capítulos, unos muy buenos y otros no tanto. Quizá uno de estos últimos fue el periodo denominado como La Conquista de México, luego de que los españoles arribaran a Tenochtitlan y y sometieran a los mexicas con la ayuda de algunos pueblos indígenas que, cansados de ser sometidos por Moctezuma y su población, aceptaron aliarse a los extranjeros.
Cabe destacar que en la Ciudad de México, existen diversas construcciones que datan de siglos atrás. Un edificio que tiene siglos de existir, es el Palacio Nacional, que actualmente funciona como residencia del presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, hay algunas avenidas que son aún más antiguas que los lugares antes mencionados. Se trata de algunas calzadas que fueron trazadas desde la época en la que Tenochtitlan funcionaba como capital del Imperio mexica.
Hay que recordar que Tenochtitlan se encontraba en un islote dentro del Lago de Texcoco. Debido a esto, para comunicarlo con tierra firme y llegar a otros territorios como Azcapotzalco, los mexicas construyeron calzadas y avenidas de piedra.
Los caballos llegaron a México luego de la invasión española, por lo que en ese momento no existían estos animales que se usaban para transportarse. Por ello, los mexicas se transportaban a pie en las calzadas y avenidas, conformando un sistema de comunicación junto con las canoas que circulaban por los canales.
Las calzadas medían, de ancho, entre 5 y 7 metros, y tenían una longitud de unos 8 kilómetros para conectar México Tenochtitlan con las ciudades que le pagaban tributo. Por ellas se transportaban las plumas preciosas, escudos, insignias, oro, gemas, ropas y otros botines de guerra. Los guerreros entraban triunfantes por esas vialidades para que todo el mundo los viera.
Estos botines y otras mercancías eran transportadas por jóvenes entrenados como cargadores, conocidos como Tlameme. Ellos eran capaces de cargar hasta 23 kilos en viajes que podían ser de hasta 28 kilómetros.
Las mismas calzadas construidas por los mexicas, fueron las mismas que utilizó Hernán Cortés y sus hombres para ingresar a Tenochtitlan y lograr la caída del Imperio mexica. Tras la Conquista, los españoles destruyeron varios centros ceremoniales, incluyendo el Templo Mayor, que medía 45 metros aproximadamente, y que era el principal, y del que se encontraron sus ruinas en el Centro Histórico, a un costado de Palacio Nacional. Además, los europeos realizaron distintas obras arquitectónicas para ir secando paulatinamente el lago de Texcoco.
Sin embargo, la nueva ciudad que edificaron, siguió el trazado de 3 calzadas construidas por los mexicas que hasta la fecha existen.
Y fue justamente por una de ellas que ingresó Cortés y sus hombres para encontrarse con el tlatoani Moctezuma el 8 de noviembre de 1519. Esta fue la Calzada Iztapalapa. En el siglo XVII la vialidad fue renombrada debido a que en ella se edificó el Hospital de San Antonio Abad, por lo que ahora lleva el nombre de dicho nosocomio. Conecta a Fray Servando y Viaducto, pasando por la colonia Obrera, Tránsito y Asturias, entre otras.
Otra de las calzadas que existían desde esas fechas y que hasta la fecha siguen, son la Calzada del Tepeyac, la cual sigue en funcionamiento, pues es la actual Calzada de los Misterios. Se construyó con la intensión de conectar a la ciudad de Tenochtitlan con el Cerro del Tepeyac, lugar en el que se encontraba el templo a Tonantzin. En la actualidad, la Calzada de los Misterios conecta a Reforma con la Basílica de Guadalupe.
La última, es la México-Tacuba. Es la vialidad más antigua que existe en la Ciudad de México, y posiblemente, en toda América. Desde épocas prehispánicas conectaba el islote de México-Tenochtitlan con las orillas del Lago de Texcoco, más precisamente, con la zona conocida como Tlacopan. Esta vialidad fue el escenario de la derrota de Hernán Cortés conocida como La Noche Triste, que en fechas recientes fue renombrada a La Noche Victoriosa.
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