Las fiscalías de San Luis Potosí y Zacatecas iniciaron un proceso conjunto para realizar los perfiles genéticos que les permitan determinar si la cabeza humana abandonada la semana pasada en un cajero del municipio de Monte Escobedo, Zacatecas, la cual fue vista minutos después en las fauces de un perro callejero, le pertenecía a un taxista de 49 años.
Los familiares de Juan Gabriel Moreno Reyna acudieron a las instalaciones de la fiscalía zacatecana para descartar que la cabeza fuera de su pariente, pero debido a los daños que presentaba no fue posible identificarla. Las autoridades de Zacatecas creen que la cabeza pertenecía a un sicario caído durante un enfrentamiento y no al taxista desaparecido.
Sin embargo, de acuerdo con la ficha de búsqueda de Moreno Reyna, fue visto por última vez el pasado sábado 22 de octubre en calles de la colonia San Francisco, en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, en San Luis Potosí.
De acuerdo con sus señas particulares, el taxista potosino tiene el tatuaje de un halcón en el antebrazo derecho y en la espalda, del lado izquierdo, el retrato de un tigre. El día de su desaparición vestía playera blanca, sudadera gris (con una línea azul), pantalón de mezclilla azul marino y tenis rojos.
La noche del pasado miércoles 26 de octubre, efectivos de la Policía Estatal Preventica recibieron el aviso de que una cabeza humana había sido hallada en un cajero automático ubicado en la zona centro de la cabecera municipal, a pocos metros de la Presidencia Municipal, en la esquina con la calle Colegio Militar.
El usuario que la encontró tomó una fotografía. La cabeza cercenada, con cabello chino y bigotes tupidos, se encontraba al centro de dos cartulinas color blanco. Una de ellas informaba que Zacatecas era territorio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La otra contenía una amenaza contra un sujeto identificado como Jaime Román Chávez, alias “El 5.3″, al que las siglas “MZ” identificaban como presunto miembro del Cártel de Sinaloa, concretamente la célula “Operativo MZ”, encabezada por Ismael Zamabda García, alias “El Mayo” o “El Señor del Sombrero”.
Crimen organizado en Zacatecas
Zacatecas ha sido el escenario de una sangrienta y prolongada guerra territorial entre organizaciones locales respaldadas por los cárteles de Sinaloa y Jalisco.
La disputa territorial entre “El Mayo” Zambada y Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, ha mantenido en vilo a Zacatecas a punta de masacres y ejecuciones.
Uno de los hombres más cercanos a “El Mencho”, identificado como Hugo Gonzalo Mendoza Gaytán, alias el Sapo y/o Rey Sapo, inició en 2019 una ofensiva en Zacatecas para arrebatarle parte del territorio al “Mayo” Zambada, uno de los líderes criminales que ostenta el control de aquella entidad.
El líder de los grupos operativos que entraron desde la frontera con Jalisco fue identificado como Audías Flores Silva, alias “El Jardínero”.
Hace un mes, en la ciudad de Fresnillo, la más insegura de todo el país, fue encontrado el cadáver con muúltiples heridas de bala de un sujeto al que se identificó como “El Comandante Ganso”, operador del CJNG. Su cuerpo fue abandonado al costado de la carretera 45, junto a Río Florido. “Esto le va pasar a todos los que trabajan para ‘El Jardinero”, decía una cartulina firmada por el “Sr. del Sombrero” que fue encontrada en la escena.
De acuerdo con una base de datos creada por el investigador del Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Jorge Roa, que recopiló la presencia de gruposcriminales entre 2018 y 2019, en el estado de Zacatecas operan al menos cinco grupos del crimen organizado.
Distribuidos en los 58 municipios que conforman el estado, ahí operan “Los Talibanes” (brazo armado del Cártel de Sinaloa), el Cártel del Noreste (ecisión de “Los Zetas), el Cártel del Golfo, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.
Zacatecas registra las tasas más altas de homicidios dolosos en el país: 109 por cada 100 mil habitantes en 2021. Comunidades enteras de los municipios de Jerez, Fresnillo y Valparaíso se han convertido en pueblos fantasma. y en Palmas Altas de 170 familias actualmente solo quedan menos de 50.
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