En la década de los ochenta, el narcotraficante colombiano Pablo Emilio Escobar Gaviria, también conocido como “El Patrón”, fue pionero en el tráfico de cocaína a escala industrial.
Escobar, cuya influencia se extendió hasta los Estados Unidos, donde a través de redes de distribución enlazadas por aeronaves alimentó la demanda de la cocaína, lideró el Cártel de Medellín desde la década de 1970 hasta principios de los años noventa.
A principios de 2019, la empresa GL Drone publicó una serie de fotografías que fueron tomadas desde un dron y que mostraban un avión abandonado en el corazón de la reserva conocida como “El Palmar”, una zona de la selva yucateca de México rodeada de manglares, ciénegas y canales.
Se trató de un Douglas DC-3, fabricado en 1940, que se encontraba a 17.5 kilómetros del pueblo de Celestún, justo al norte de la frontera con el estado de Campeche, en una zona ubicada cerca de la costa del Golfo de México.
Las fotografías mostraron a la misteriosa aeronave en medio de lo que parecía ser una ciénega, rodeada únicamente de maleza y encharcamientos en varios metros a la redonda. El área donde fue fotografía la aeronave se ve de difícil acceso por la humedad y la abundante vegetación que la rodea.
En ese entonces se dijo que aquella aeronave le perteneció al fundador del Cártel de Medellín, y que en ella probablemente había realizado múltiples envíos de droga desde Sudamérica.
Recientemente un grupo de integrantes del grupo Casa Balam Hotel se adentró en la Reserva “El Palmar”, y luego de tres días de recorrido llegó hasta la aeronave, que supuestamente era propiedad del narcotraficante colombiano, para tomarle nuevas fotografías.
Las imágenes no solo mostraron la avioneta abandonada en el mismo lugar, también dieron cuenta de sus interiores. La estructura de la aeronave tiene varias fisuras y agujeros por los que se cuela la luz del sol. En la zona donde posiblemente viajaba la tripulación solo se encuentran tambos de metal abandonados.
En la parte superior de la cola, en lo que sería el estabilizador vertical, también se pudieron apreciar las letras “MICH” y debajo de ellas una especie de escudo y otro numeral que ya no pudieron apreciarse con nitidez en las imágenes por su estado borroso, probablemente debido al tiempo.
Sin embargo, en 2019 otra versión apuntó que esa no pudo haber sido una aeronave del capo colombiano, pues al parecer cayó en Yucatán en agosto de 1966, cuando el capo tenía 17 años.
Aparentemente, se trató de un vuelo ilegal, pero no tenía ningún tipo de relación con “El Patrón”. Presuntamente los dos tripulantes que viajaban en la aeronave alcanzaron a salvarse a pesar de la caída.
La misteriosa casa de Pablo Escobar en Tulum
No es la única leyenda que gira en torno a la figura del capo colombiano en México. También existe la versión de que Casa Malca, un hotel boutique propiedad del galerista neoyorkino Lio Malca, anteriormente fue una casa que le perteneció a Escobar.
En julio de 1992, en un terreno ubicado en el popular destino turístico de Tulum, Quintana Roo, entonces no tan conocido, se empezó a construir una propiedad que según los lugareños pertenecía al capo de Cártel de Medellín.
En aquél entonces, Escobar tenía relación con el narco mexicano Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos”, líder del Cártel de Juárez, que se encargaba de trasladar la cocaína de los colombianos a Estados Unidos, por lo que no resulta extraño que Escobar quisiera tener una propiedad con vista al mar en la península de Yucatán.
La propiedad está ubicada en el kilómetro 9,5 del camino Tulum-Punta Allen, a 15 kilómetros de la zona arqueológica y a uno del arco de acceso a la reserva ecológica de Sian Ka’an. Dicha construcción original tenía dos residencias que ocupan tres hectáreas y tenían un valor en conjunto superior a los 17 millones de dólares por encontrarse en esta exclusiva zona.
Los lugareños han asegurado que en más de una ocasión, a altas horas de la noche, observaron aterrizajes de avionetas. Incluso aseguraron que en una sola noche se logró llevar energía eléctrica hacia la propiedad. “No para cualquiera se hace eso. Ahora tiene vecinos, cuando se construyó, estaba aislada la casa”, señaló una fuente que investigó el caso en 2011.Otros dicen que sus muros tienen un grosor capaz de soportar impactos de bala.
Sin embargo, en 1997 fue incautada por la Fiscalía federal y luego de tres años de abandono el Servicio de Administración Tributaria cedió la propiedad a la empresa Amansala, S.A. de C.V., de las estadounidenses Mellisa Glee Perlman y Erica Joy Gracc, quienes la habilitaron como “Casa Magna Amansala Eco Chic Resort”
Funcionó hasta 2008, cuando el Ministerio de Finanzas determinó que una mujer de Sinaloa, llamada Sandra Eufrocina Chávez Vega, había acreditado la propiedad a través de su apoderado legal, un abogado de Jalisco de nombre Carlos González Nuño.
El oficio para acreditar la propiedad tenía el folio DCO/DECR/CRC/ATJR/0734/0 y en el documento constaba que la mujer la lo había comprado a una persona de Mérida, Yucatán, de nombre Álvaro Enrique Cámara Solís. Nadie conoció tampoco a la presunta legítima dueña. El abogado de Jalisco, del que tampoco hay rastro, terminó por quedarse con la propiedad.
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