Con el mismo “modus operandi”, así ha planificado el CJNG los atentados políticos más relevantes

La tarde-noche del pasado viernes 21 de octubre, en el restaurante Sonora Grill de la colonia Providencia, en Guadalajara, Jalisco, fue ejecutado el consejero nacional de Morena y candidato potencial de ese partido a la gubernatura de la entidad, Salvador Llamas Urbina. Junto a él también falleció el ex jefe de la policía de Puerto Vallarta, Fernando Muñoz.

Llamar Urbina era demás director del servicio de agua potable y alcantarillado de Puerto Vallarta, así como jefe de oficina de aquel municipio, Luis Michel. Se supo que al llegar al restaurante llevaba una mochila, la cual no fue encontrada. También se refirió que se había reunido a comer con gente vinculada con el crimen organizado, que fue la que finalmente lo ejecutó.

El modus operandi fue el mismo que ha exhibido el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en otros atentados concretados o frustrados. A plena luz del día, y a la vista del resto de los comensales, el esquema implicó la actuación de al menos ochos personas que operaron dentro del restaurante, y de un número indeterminado de sicarios que protegieron a los agresores durante su huida. Casualmente, las cámaras del C-5 de la zona no proporcionaron información sobre los victimarios y hubo un repliegue de policías estatales y municipales durante la balacera.

Hace nueve años, en marzo de 2013, un día después de que Jorge Aristóteles Sandoval Díaz tomara posesión como gobernador de Jalisco, el CJNG le dejó una carta. En la misiva le pedían que nombrara un “contacto” que unificara al cártel de las cuatro letras con autoridades del gobierno y juntas pudieran “trabajar” en paz. El CJNG le ofreció a Sandoval pacificar Jalisco y terminar con la delincuencia. Sin embargo, más tarde se supo que al gobernador le llegó una amenaza por teléfono que iba dirigida a él y su familia.

Siete años después, dos después de haber concluido se periodo, fue asesinado por la espalda en el restaurante bar Distrito 5 de Puerto Vallarta. Aquella vez una treintena de hombres armados establecieron un cerco perimetral alrededor del lugar. Otros miembros del CJNG hacían labores de vigilancia desde dentro. Aristóteles Sandoval, miembro del Partido Revolución Institucional (PRI), fue asesinado cuando se levantó al baño.

Las investigaciones posteriores revelaron que entre los operadores del atentado se encontraban el colombiano Carlos Andrés Rivera Varela, alias “La Firma”, encarado de las operaciones del CJNG en Puerto Vallarta y la zona metropolitana de Guadalajara; Julio César Moreno Pinzón, alias “El Tarjetas” y Francisco Javier Gudiño Haro, “La Gallina”.

Los meses siguientes estuvieron marcados por la violencia. Más de 100 policías y servidores públicos fueron ejecutados en distintos municipios de Jalisco. El secretario de Turismo de Sandoval, José de Jesús Gallegos, fue ejecutado una semana después de su toma de posesión. Y en 2018, dos años antes de que Aristóteles fuera asesinado, el CJNG intentó acabar con la vida de el ex fiscal del estado, Luis Carlos Nájera, quien en ese entonces se desempeñaba como secretario del Trabajo, nuevamente en uno de los restaurantes más concurridos de Guadalajara.

El ataque ocurrió a las cinco de la tarde, a la vista de todos. Nájera logró escapar en una camioneta blindada que condujo él mismo. Se supo que una veintena de sicarios habían participado en la operación para asesinarlo. En las afueras del restaurante quedaron regados más de 100 casquillos AR-15.

“La Firma”, “El Tarjetas” y “La Gallina” también estuvieron involucrados en el atentado contra el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) en Ciudad de México, Omar García Harfuch, en la exclusiva zona Lomas de Chapultepec, al oeste de la capital mexicana.

Todos los casos mencionados tuvieron algo en común: en cada uno quedó de manifiesto el grado de control que la organización liderada por Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, ha logrado obtener en Jalisco y en otros estados de la república.

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