Entre el mar de archivos filtrados por el grupo Guacamaya tras el hackeo a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) surgió un documento de dicha dependencia que revelería los altos costos que implicaría el polémico avión presidencial en caso de que opere en vuelos comerciales.
Según dichos documentos, la Sedena habría contemplado solicitar un monto de más de 228 millones de pesos para que la aeronave tenga un uso diferente, ya que en las administraciones pasadas únicamente estaba a disposición del Presidente y del Estado Mayor Presidencial.
Sin embargo, debido a que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) determinó desde el inicio de su sexenio que el avión no sería empleado con dichos fines, se ofertó en el mercado, pero hasta el momento no hay ofertadores convincentes de arrendamiento y tampoco ha podido ser enajenado.
Lo anterior, aunado a la disolución del Estado Mayor Presidencial en diciembre de 2018, llevó a la posibilidad de que la aeronave opere en vuelos comerciales, pues desde esa fecha solo ha viajado con el fin de conservar su estado operativo. Y es que mientras más tiempo permanezca sin actividad, más gastos seguirá generando por cuestiones de mantenimiento (de 2018 a 2019 se gastaron 30 millones de pesos por este concepto).
En el documento compartido por el periodista Jorge García Orozco se señala que, de continuar sin operar, existe el riesgo de que “pierda su condición de aeronavegabilidad”, de manera que se realizó un estudio de costo-beneficio para determinar si es conveniente o no asignarle un nuevo uso.
Lo anterior también tiene que ver con la deuda actual por arrendamiento del avión presidencial, la cual es de más de mil 725 millones de pesos, además de que en un periodo de tres años y siete meses únicamente realizó 52 horas de vuelo, lo que generó un gasto de más de ocho millones de pesos solo por combustible.
De este modo, en caso de que se utilice con fines comerciales, los ingresos obtenidos serían utilizados para su sostenimiento, para lo cual se necesitaría una inversión inicial aproximada de 228 millones 244 mil 531 pesos por conceptos de capacitación de la tripulación, costo de combustible, mantenimiento periódico, póliza de seguro e infraestructura.
Sin embargo, aquí hay algo que resulta pertinente precisar: la aeronave es un Boeing 787-8 con capacidad para 80 pasajeros (los aviones comerciales cuentan con 250 asientos disponibles), de manera que los vuelos podrían tener un costo más elevado en comparación con las aerolíneas que operan en México, pues simplemente por una hora de vuelo se gastaría más de 275 mil pesos de combustible.
Los elevados costos
Por ejemplo, si un mexicano decide partir desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) a Guadalajara, el costo total del vuelo sería de seis mil 345 pesos, siempre y cuando la aeronave cuente con los 80 pasajeros para que sea rentable; de lo contrario, sufriría pérdidas económicas. Es por ello que para obtener ganancias, el avión siempre deberá operar con el 100% de ocupación.
En cuanto a los vuelos internacionales, los precios se dispararían significativamente. En un viaje de México a Seúl a bordo del avión “José María Morelos y Pavón”, el precio podría ir desde los 117 mil a los 188 mil pesos, cuando en otras líneas aéreas (como Korean Airlines, por ejemplo), la tarifa más alta es de 36 mil 952 pesos.
Otro ejemplo incluido en el documento es un viaje redondo de México a París. Si se considera que el costo de la hora de vuelo por combustible es de 275 mil 143 pesos, el precio por pasaje tendría que ser de 75 mil 664 pesos (en una aerolínea comercial es de 30 mil pesos), solo para recuperar la inversión en combustible, pues de lo contrario se presentaría un déficit de más de tres millones de pesos solo por ese vuelo.
Estas pérdidas millonarias aumentarían si en la aeronave no viajan los 80 pasajeros. Debido a este costo-beneficio, entre las recomendaciones emitidas por la Sedena se encuentra que el avión presidencial siga en oferta en el mercado; o bien, se emita un convenio modificatorio al contrato de arrendamiento para darle un uso militar en “actividades sustantivas” de dicha Secretaría.
Cabe recordar que a principios de octubre, López Obrador dio a conocer sus intenciones para crear una aerolínea del Ejército, con lo cual se formaría una flotilla de 10 aviones, incluidos el presidencial. Incluso, adelantó un posible nombre: Mexicana de Aviación. Según documentos filtrados, su costo operativo y administrativo anual sería entre mil y mil 800 millones de pesos.
Sin embargo, incluso la Sedena ha indicado que dicha inversión conlleva un alto riesgo de obtener resultados deficitarios, es decir, que en vez de ganancias se produzcan pérdidas por su operación.
El Boeing 787-8 Dreamliner fue adquirido en 2012 por el gobierno de Felipe Calderón a un precio de 218 millones de dólares, sin embargo fue utilizado hasta el sexenio de Enrique Peña Nieto. Debido a sus altos costos de operación, AMLO ha querido venderlo conforme a su política de austeridad.
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