Los rostros de los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales son los primeros en llegar a la mente cuando se hace mención al cártel de Los Zetas, uno de los más temidos de México en los últimos años.
La historia de los Treviño se remonta a la segunda mitad del siglo pasado en Nuevo Laredo, Tamaulipas, la misma ciudad que años después pasaría a ser el bastión de la organización criminal que ambos llegaron a liderar.
Los padres de los hermanos, Rodolfo Treviño y María Arcelia, tuvieron una gran cantidad de hijos: Juan Francisco alias Kiko Ozuna, Arcelia, Chelo, Irma, Alicia, Rodolfo, María Guadalupe, José, Ana Isabel, Jesús, Miguel Ángel, Oscar Omar, Alejandro, Cristina y Adolfo.
Miguel Ángel comenzó delinquiendo como pandillero en Estados Unidos. Creció en Dallas, Texas, donde dio sus primeros pasos en una pandilla dedicada al robo de autos y el narcomenudeo, hasta que en la década de 1990 fue contratado por el Cártel del Golfo.
Comenzó a trabajar para el entonces líder del cártel, Osiel Cárdenas Guillén, dentro del brazo armado del cártel, mejor conocidos como Los Zetas, y se convirtió pronto en su hombre de confianza gracias a su conocimiento del idioma inglés y a sus contactos en ambos lados de la frontera.
Según la ficha del Departamento de Estado de Estados Unidos, Treviño Morales se encargaba de cobrar la extorsión en todas las plazas de la droga controladas por el cártel y más tarde fue jefe de plaza en Nuevo Laredo y en Veracruz.
En el año 2010, “Los Zetas” se independizaron del cártel del Golfo y comenzaron a extenderse por México, especialmente por el norte y el noreste del país.
En los últimos años, el hoy detenido fue la mano derecha del líder del cártel Heriberto Lazcano, alias “El Lazca”, con quien presuntamente cometió algunos de los delitos más sanguinarios de los últimos años, como el incendio en el Casino Royale de Monterrey en 2011 que dejó un resultado de 52 muertos.
También se le atribuyen a ambos la supuesta autoría intelectual de la masacre de 49 reos y la fuga de 37 del Centro de Reinserción Social de Apodaca, hechos ocurridos en mayo de 2012.
En los pocos meses que estuvo al frente del cártel, Treviño Morales cometió crímenes como el de un hijo de Humberto Moreira, expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), asesinado en octubre de 2012 en el estado de Coahuila por órdenes de Miguel Ángel.
El Z-42
Omar Treviño llegó al liderazgo por la detención de su hermano. Pero en 2015 fue capturado en una lujosa zona residencial de Monterrey, Nuevo León.
Las autoridades lo acusaron, y sentenciaron a 18 años de cárcel, por los delitos de delincuencia organizada y porte de armas de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Sus actos criminales llevaron a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por su siglas en inglés) a ofrecer USD 5 millones a cambio de datos para capturarlo.
“Según un agente estadounidense, una vez se jactó de haber matado a más de 1,000 personas”, de acuerdo con un análisis de InSight Crime.
Se le consideró autor de asesinatos y secuestros en Nuevo Laredo entre 2005 y 2006 y de llevar a Estados Unidos cargamentos de cocaína a Estados Unidos en la época en que Los Zetas trabajaban con el cártel del Golfo, de acuerdo con un reporte de la DEA.
Al parecer, los hermanos Treviño compraban y criaban caballos de carreras en Estados Unidos para lavar dinero del narcotráfico.
La tarde del 18 de marzo de 2011, en la comunidad de Allende, Coahuila, alrededor de 300 personas fueron masacradas por narcotraficantes, aunque nunca hubo claridad en el número total de víctimas.
Las investigaciones que se realizaron en México y Estados Unidos señalaron que la masacre ocurrió como consecuencia de un error de la DEA.
La DEA consiguió que el principal contacto y distribuidor de drogas de Los Zetas en Estados Unidos, José Vázquez, colaborara con sus agentes y les diera los números de los teléfonos celulares de los hermanos Treviño.
Los números de teléfono obtenidos por la DEA fueron entregados a una unidad especial de la Policía Federal con la que trabajaban para capturar a capos del narco.
Pero precisamente fue desde esa unidad que alguien les advirtió a los hermanos que los estaban traicionando. Su venganza fue atacar a familias, trabajadores y amigos de dos de sus integrantes responsables del trasiego de drogas: Héctor Moreno Villanueva y José Luis Garza Gaytán.
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