Las declaraciones que ha realizado la diputada trans, María Clemente, y su posicionamiento sobre las trabajadoras sexuales entreabrió una puerta hacia este oficio y mientras que unos solo las denigran, otros buscan la manera de poder visibilizar su trabajo.
Por esa razón Infobae LGBT+ entrevistó a la doctoranda Virginia Ramírez Jiménez (Bicky Ramírez), quien estudia antropología social en la Ibero y a su vez con el tema de las trabajadoras sexuales.
A pesar de ser de maestra en comunicación, se adentró en el mundo antropológico con el fin de poder tener una investigación más profunda de las trabajadoras sexuales.
Con respecto a lo sucedido en estas últimas semanas sobre el tema que puso la diputada María Clemente y su punto de acuerdo hacia este oficio, la investigadora mencionó que “le pareció indispensable, al menos para el contexto o en el ámbito de la política se dé a conocer la importancia de legitimar el trabajo sexual, dignificarlo”.
En el transcurso de la semana la postura de María Clemente fue hacia el apoyo a las trabajadoras sexuales y en las entrevistas que ella tuvo “se posicionaba políticamente de por qué se debe de ejercer, por qué se debe dignificar el trabajo sexual”.
“Para algunas organizaciones les pareció un poco apresurada esta idea de esta iniciativa de ley”.
La investigadora dejó en claro que no es trabajadora sexual, pero para poder dar una opinión con respecto al tema se basa en su tesis y en el trabajo de campo el cual estuvo un año, en las calles de la Ciudad de México, que, especifica no es para apropiarse de su lucha.
Ella mencionó que su investigación busca “visibilizar las demandas de las trabajadoras sexuales y los tipos de violencia a las que ellas se enfrentan por ser mujeres y trabajadoras sexuales de calle”.
Enfatiza sobre ellas porque “el trabajo sexual se puede ejercer en la calle, en establecimientos privados y en internet. Cada una tiene sus particularidades”, comentó.
Aunque las que deciden trabajar en la banqueta “están expuestas a otro tipo de violencia, no solo de la gente que las mira con desprecio y las insulta, sino también con la policía, el crimen organizado, el estado y organizaciones civiles. Ellas están expuestas a otro tipo de violencia”.
La “apresurada” iniciativa de ley
El tema de quienes venden su cuerpo para poder obtener dinero es apresurado y Virginia explicó que, con lo que ha visto ella, se debería de hacer “un consenso en las calles de la Ciudad de México, para tomar en cuenta las necesidades de las trabajadoras sexuales”.
“Ellas (las mujeres trans) se enfrentan a otro tipo de violencia, pero no pasa lo mismo con las mujeres, además de que tiene el privilegio de ser diputada”.
“Ella es mujer trans, se asume como morena que tiene otras implicaciones, pero a fin de cuenta tiene poder porque es diputada, no va a ser lo mismo ella que una mujer de la calle que ejerce trabajo sexual”, mencionó.
Desde que existe la Alianza Mexicana de Trabajadoras Sexuales (AMETS) y Brigada Callejera o red trans ayudan a su población, “pero son pocas” e incluso tienen poco presupuesto “y no se pueden albergar todas las demandas”.
Con el tema que sacó a la luz, la legisladora se mostró que “el estado no está preparado para dignificar el trabajo sexual”, confesó.
“Si tú ves las bancadas de Acción Nacional, por su línea conservadora dicen que no es trabajo. Para ello se debería de realizar una campaña de sensibilización para las instituciones gubernamentales y el estado, incluyendo los funcionarios, porque desde ahí se empiezan a desprender estas actitudes de discriminación”.
Continuó: “Después sensibilización para la prensa, porque no sabe comunicar este tipo de noticias que se vuelve sensacionalista y por último para la población. Estamos hablando de tres campañas de sensibilización que en una sola ley no se puede aterrizar”.
Lo que ellas necesitan… nada más trabajar
La vida en la calle es muy complicada y más para las trabajadoras sexuales que están solas y la única solicitud que piden es “que las dejen trabajar”.
“Estamos hablando que ese reconocimiento del trabajo sexual, como un ´no delito´ me parece tiene unos años recientes y venir con una iniciativa de este tamaño es demasiado arriesgado”.
Es más, lo que necesitan es un espacio para laborar, pero el problema con el que se enfrentan es que “ellas no tienen trabajo, porque las aplicaciones y la modernidad cambió el trabajo sexual como lo conocemos ahorita (Onlyfans, Tinder, Grindr) han venido a reemplazar el trabajo sexual de calle”.
“Viven en condiciones de pobreza extrema, muchas en situación de calle y en riesgo de situación de calle. Son mujeres que ni siquiera han recibido la primera dosis de la vacuna de COVID-19 y estamos hablando que eso ya fue hace más de tres años”.
Algunas trabajadoras van a organizaciones, pero al detectarles VIH o sífilis las abandonan y no les dan un seguimiento, “si me preguntas que les hace falta, les hace falta todo”.
“Mucha investigación con respecto al tema, por condiciones de suerte logré entrar, pero cuesta mucho trabajo. El crimen está a todo lo que da y funciona mucho para el crimen organizado”.
El trabajo sexual, un oficio
De acuerdo con la investigadora, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) “establece que el trabajo sexual se debe considerar una actividad autónoma, es decir cada uno hace uso de su cuerpo para ganarse la vida”.
“Todo implica el cuerpo, pero el problema es que está el cuerpo y en medio está el significado que adquiere el cuerpo en cada actividad, quiere decir el estigma, ese es el problema que se vuelve muy ambiguo y romperlo está muy cabrón, por eso se necesitan las campañas de sensibilización”.
Muchas personas con oficios siempre se les dan importancias dependiendo del estigma y las categorías que se utilizan para discriminar y eso es algo que se debe elimina.
Algo que refuerza mucho Virginia es sobre la palabra “Puta” pues es una categoría que ellas utilizan solamente para ellas, ya que si alguien les dice, ahí si es ofensivo para ellas.
El cuerpo se utiliza para cualquier función, pero si lo ocupas para ejercer el trabajo sexual “se le adjudica la suciedad, enfermedades de transmisión sexual y esto también está ligado a ideas de la religión que tiene todavía tiene mucho peso en México”.
“Mientras tú hagas esa transacción de pagar por un servicio, se vuelve un trabajo y lo primero que debe de asociar la gente, y lo mencionó Marta Lamas, es distinguir entre el trabajo sexual y la prostitución”.
La prostitución es “explotación y cobrar por mi cuerpo y trabajo sexual es por que yo decido ejercer el trabajo sexual, cobrar por un servicio sexual y recibir una transacción económica con sus condiciones. Es un trabajo, el problema es que tienes que romper el estigma”.
Una de las cosas que se debe de saber es que son pocas las organizaciones que tienen el dinero para ayudar a millones de trabajadoras sexuales, de la ciudad de México, no muchas tienen la capacidad o incluso no brindan nada.
Una trabajadora sexual de la calle, lo más que llega a ganar “son 800 pesos al día, de ahí puede ser 200 pesos o nada. También depende la edad, hay desde los setenta años o dieciséis años”, finalizó.
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