En los nueve años que Rafael Caro Quintero estuvo en libertad, antes de su recaptura el pasado 15 de julio en la sierra de Sinaloa, el capo estuvo muy activo en la cúpula del hampa sinaloense.
Así lo reveló uno de los millones de documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que fueron filtrados por un grupo de hackers y ambientalistas que robaron seis terabytes de información confidencial del ejército mexicano y a lo que se llamó “Guacamaya Leaks”.
El reporte, titulado “Reunión de Caro Quintero en Sinaloa de Leyva y Guasave”, la Sedena dio cuenta de una reunión secreta en la que el “Narco de Narcos” se hizo con el control del cártel de los Beltrán Leyva, una organización narco que trabajó con el Cártel de Sinaloa hasta 2008, año en el que se separó y desató un sangrienta batalla contra sus antiguos socios.
Dicha reunión, según el ejército, ocurrió en 2017 en un hotel de Bacurato, en el municipio de Sinaloa de Leyva, donde textualmente apuntaron que Caro Quintero había “asumido el control de la organización Beltrán Leyva”.
El 20 de enero de mismo año Joaquín “El Chapo” Guzmán fue extraditado a Nueva York, lo que generó incertidumbre en la cúpula del cártel por el vacío de poder que dejó el capo tras de sí.
El informe detalló que Caro Quintero estableció una alianza con Fausto Isidro Meza Flores, comúnmente conocido por su apodo “El Chapo” Isidro y aparente heredero del cártel de los Beltrán Leyva.
Con dicho acuerdo, consultado por El País, Caro amplió su área de influencia y dominio hacia la zona serrana de Sinaloa que colinda con Chihuahua y que es punto clave para el cultivo de amapola, marihuana e instalación de laboratorios para la producción de drogas sintéticas como el fentanilo y la metanfetamina.
En aquel año, además de “El Chapo Isidro”, también figuraban como cabecillas de los Beltrán Leyva Ávaro Guadalupe Carrillo Fuentes, alias “La Lapa”; Jesús González Peñuelas, alias “El Chuy Peñuelas”; Ignacio González Peñuelas y Mario Alberto Lugo Lara, alias “Mario El Calabazas”.
“Ya no soy narco, quiero vivir en paz”
El propio Caro Quintero le aseguró a la periodista Anabel Hernández mientras estaba prófugo que él ya no tenía nada que ver con el mundo del narcotráfico desde hace décadas, a pesar de que la Fiscalía de la Corte de Distrito Este de Nueva York y el departamento de Justicia de EEUU lo señaló de traficar drogas en el período que abarcó desde 1980 hasta 2018.
Sin embargo, según constó en el expediente criminal 15-cr-00208-FB, de 17 páginas, radicado en la Corte de Distrito Este de Nueva York, Caro Quintero, bajo los apodos “Don Rafa” y/o “The old man” lidera el “Cártel de Caro Quintero”, con el cual, según las autoridades de EEUU, traficó múltiples toneladas de heroína, metanfetamina, marihuana y cocaína a dicho país.
“Ya no soy narco (...) quiero vivir en paz”, aseguró a la revista Proceso.
También se afirmó que su organización contaba con personal de seguridad, sicarios, jefes de plaza, vehículos de transporte, tripulación de barcos, pilotos y choferes de camiones de carga, quienes son los encargados de transportar la droga y las ganancias que genera su venta.
Incluso enlistaron cinco cargamentos de droga hacia EEUU en 2015: uno el 21 de febrero, otro el 25 de febrero, 5 de marzo, 15 de octubre y 24 de diciembre; así como otros cuatro cargamentos en 2016, realizados supuestamente el 11 de junio, en julio (sin especificar el día), 6 de octubre y 2 de diciembre. “De ser extraditado, si es encontrado culpable por un hecho así, pasaría el resto de su vida en prisión”, aseguró la periodista de investigación.
La autora de libros como Emma y las otras señoras del narco y El traidor: el diario secreto del hijo del Mayo, dijo que gracias a los contactos que Caro Quintero estableció con funcionarios de la actual administración de México, éste “se sentía más cómodo, más confiado, e incluso se llegó a comentar que ya no solo pasaba tiempo en el Triángulo Dorado sino que llegaba a estar en Culiacán, la capital de Sinaloa”.
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