En los últimos años se ha registrado un incremento considerable en el uso de redes sociales en México, en especial durante de la pandemia de COVID-19, pues aplicaciones como Facebook, Instagram, WhatsApp, TikTok, Twitter, Zoom, Google Classroom y Snapchat se convirtieron en las favoritas gracias a que permitieron mantener comunicación a distancia. Aunque su funcionalidad en general trajo muchos beneficios, también sobresalieron algunos factores que ponen en riesgo la integridad de los internautas.
Compartir información personal, cambiar contraseñas desde links falsos recibidos a través de correo electrónico y entrar a páginas sin verificar el URL de acceso, son errores frecuentes. Durante esta apertura también resaltaron problemas emocionales y trastornos como depresión, ansiedad y dismorfia corporal en algunos usuarios.
De acuerdo con la psicóloga Nallely Ruiz -egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México-, la dismorfia corporal es la percepción distorsionada que una persona tiene sobre su fisionomía. De alguna u otra manera quienes presentan este trastorno se sienten incómodos con su cuerpo tal y como es, por lo que mentalmente modifican las partes que les generan inseguridad hasta el grado de pensar que realmente son así.
“La dismorfia corporal es un trastorno o una patología que desarrolla una percepción distorsionada sobre la apariencia física. Esta distorsión es imaginaria porque solo la persona que lo padece se da cuenta, es algo que causa un malestar emocional, ya que te ves al espejo y no te gustas para nada, te ves defectos que te crean inseguridad y baja autoestima”, dijo.
¿Cuál es la relación que existe entre el trastorno de dismorfia corporal y las redes sociales?
Un factor de las apps que en su momento maravilló a los internautas y contribuyó a su popularización fue la facilidad con la que se pueden usar filtros. Con tan solo un click los usuarios pueden viajar de la playa al espacio sideral, pero no solo eso, también pueden modificar su vestimenta, cabello, cejas, ojos, nariz y labios, todos rasgos característicos de cada persona.
A quién no le gusta un filtro en donde se vea más guapo [porque] ‘si me veo más guapo tengo más likes’.
Estas herramientas digitales son divertidas hasta que se usan sin control, pues según explicó la psicóloga Nallely Ruiz, pueden ser un factor determinante para que una persona desarrolle un trastorno de dismorfia corporal.
“Cuando las redes sociales no se utilizan como un buen instrumento puede ser peligroso [...] El uso de los filtros altera una percepción de la realidad, entonces si los utilizamos existe una distorsión y puede provocar que el usuario quiera parecerse a cómo se ve en ese filtro... va a hacer todo lo posible para parecerse a como se ve con el filtro, pero es algo que está fuera de la realidad”, comentó.
La especialista explicó que estas prácticas pueden convertirse en una “necesidad” para lograr ideales de belleza que son inalcanzables al menos de que se recurra a otro medios como operaciones estéticas. También pueden generar ansiedad y malestar.
“Es un prototipo especializado que probablemente es inalcanzable porque me cambia el color de los labios, me los pone más estéticos, la nariz más afilada, a lo mejor los pómulos muy bonitos, ojos grandes, dientes blancos”, dijo.
Yo me percibo de otra manera a lo que realmente soy. Es un yo idealizado que no existe.
La psicóloga de la UNAM comentó que este trastorno suele presentarse con mayor frecuencia en adolescentes porque “ocupan estos filtros buscando un prototipo de belleza”, además de que se encuentran en una etapa de su vida donde están construyendo su identidad. Pero no es un padecimiento exclusivo, pues considera que los adultos e influencers pueden caer en este padecimiento.
Por ejemplo, hace unas semanas se viralizó la impresión que se llevó Yeri Mua al recibir su identificación del Instituto Nacional Electoral. Y es que la influencer señaló al INE de discriminarla “por ser bonita” y supuestamente haber modificado su rostro.
“De mirarla se me arruinó mi pinch* día, se me arruinó mi pinch* día con esta identificación. En serio, esta foto yo creo que me la editaron para verme así de mal, porque yo no me veo así de fea, yo no estoy así de fea, la neta. Me la editaron, me la photoshopearon para verme así de fea, porque fea no soy”, dijo en Instagram.
Me enojo porque yo no estoy así de fea (...) ni un filtrito le pudieron poner a la foto, vean qué es eso (...) yo ni siquiera tengo la cara tan larga.
En esa ocasión, Yeri Mua desconoció su rostro y dejó entrever que posiblemente esté pasando por una situación de “adicción” a los filtros que podría desembocar en un trastorno.
Al respecto, la psicóloga Nallely Ruiz comentó que en muchas ocasiones los influencers usan muchos filtros para verse lo mejor posible y cuando se presentan como en verdad son ante sus seguidores su imagen no corresponde del todo. Esta práctica también es común en campañas publicitarias, donde “el retoque es el pan de cada día”.
“Saben que eso trae audiencia, por lo tanto va a beneficiar retocar las fotos, verse lo más estético posible y evidentemente cuando ya no estoy [influencer] en mi perfil, en mi red social y me veo directamente en el espejo ya soy la misma persona que ves en redes sociales por los filtros. Imagínate una persona que tiene que vivir de esa apariencia al momento de encontrarse con la realidad... es un shock tremendo”, declaró.
Por esa razón la psicóloga de la UNAM recomendó usar las redes sociales con medida. En el caso de los menores de edad, mencionó que es necesario tener un control parental e invitó a abrir espacios de reflexión sobre los estereotipos de belleza y fomentar el amor propio.
“El uso de redes sociales debe ser controlado por los padres. Papá debe tener un control parental del celular y bien, si se lo va a dejar de libre demanda al hijo es necesario explicarle que lo que se ve en la televisión o redes sociales están hechos para vender, son estrategias de marketing, el objetivo de todo este canon de belleza es tratar de vender algo”, dijo.
Después de pasar tanto tiempo en la pantalla y de utilizar filtros buscamos un canon de belleza excesivamente inalcanzable.
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