Acapulco se consolidó como una de las grandes joyas turísticas de México a mediados del siglo pasado. Durante décadas, sus playas, hoteles y otras atracciones cautivaron a nacionales y extranjeros que buscaban disfrutar de unas vacaciones en total calma.
No por nada se convirtió en el destino predilecto de grandes personalidades para celebrar importantes momentos. Uno de los mayores ejemplos es el de María Félix y Agustín Lara, que eligieron al puerto como el escenario ideal para su luna de miel en 1945. Ocho años después, en 1953, John F. Kennedy y Jacqueline Bouvier Lee hicieron lo propio.
Sin embargo, todo indica que quedaron atrás aquellos años dorados para el municipio, cuyo nombre completo es Acapulco de Juárez, pues los grupos del narcotráfico llegaron a ensombrecer el radiante sol que tanto fascinaba a los turistas décadas atrás.
La sombra sobre un paraíso turístico
Uno de los episodios que marcaron el declive del emporio turístico, mas no el primero, fue el asesinato de Julio Carlos López Soto, subdirector de la Policía Ministerial de Guerrero. Lo ejecutaron el 2 de agosto de 2005 cuando salía de un conocido restaurante de la costera Miguel Alemán.
A López Soto lo acompañaba su escolta, Pedro Noel Villeda, quien declaró haber sido secuestrado dos días por los sicarios. Mientras estuvo privado de su libertad, contó en esas fechas a la prensa, un hombre le advirtió que ocurrirían más asesinatos en Acapulco. Ese hombre era Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, quien era operador del Cártel del Golfo, cuando Los Zetas aún estaban bajo su mando.
Días después de la ejecución del oficial, concretamente el 8 de agosto, un grupo de sujetos armados atacó el cuartel de la Policía Preventiva Estatal, ubicado en Puerto Marqués, con una granada de fragmentación. Aunque no se reportaron personas heridas, el mensaje de los grupos criminales era claro.
En aquel tiempo, Los Zetas se disputaban la plaza con Los Pelones, célula que en dicho periodo trabajaba con el Cártel de Sinaloa.
Ante el recrudecimiento gradual de la violencia, el entonces gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo, dijo: ‘’Ni quiero, ni puedo, ni tengo que combatir el narcotráfico’' y confirmó que no tenía los elementos para hacerlo.
En tiempos recientes, los grupos de los que se ha registrado presencia en el puerto de Acapulco son el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Independiente de Acapulco (CIDA) y Los Rusos, brazo armado del Cártel de Sinaloa al servicio de José Gil Caro Quintero, conocido como Don José, Jogil, o el Pelo Chino, sobrino de Rafael Caro Quintero.
Más de mil militares intentan frenar al narco
La tarde de este jueves 23 de septiembre arribaron a Acapulco 400 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con el objetivo de reforzar la seguridad en las colonias ante los episodios de violencia registrados recientemente.
De esta caravana castrense, 200 son soldados de Fuerzas Especiales, quienes llegaron en 18 camionetas, un camión y una ambulancia a la caseta del poblado La Venta. Minutos más tarde, arribaron 200 paracaidistas, también conocidos como “boinas verdes”, todos provenientes de la Ciudad de México.
Con estos agentes ya suman por lo menos mil 300 militares en Acapulco que buscan reducir los índices de inseguridad disparados por la narcoguerra que se vive actualmente en todo el municipio, incluida la franja turística.
Aunque la prioridad es mantenerse en la otrora joya del turismo mexicano, podrían trasladarse a otras demarcaciones en caso de ser necesario, comentó el general brigadier diplomado de Estado Mayor Rolando Solano Rivera.
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