Este 22 de septiembre, se cumple un aniversario más de que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue fundada, que sucedió un día como hoy, pero de 1910, cuando aún era presidente Porfirio Díaz.
De la UNAM, han salido algunas de las mentes más brillantes del país. Tal es el caso de los tres mexicanos que han ganado un Premio Nobel, que son Alfonso García Robles; Octavio Paz y Mario Molina.
Alfonso García Robles
Fue el primer mexicano en ganar un Premio Nobel, el de la Paz, en 1982. Su trabajo consistió en promover e impulsar la consolidación del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina en 1967.
El 14 de febrero de 1967 se dio la apertura a la firma del Tratado de Tlatelolco, que prohíbe el desarrollo, adquisición, ensayo y emplazamiento de armas nucleares en América Latina y el Caribe.
Dicho tratado es considerado una importante contribución de la diplomacia mexicana a la paz y seguridad internacionales, que surgió en la época de la Guerra Fría como respuesta a la amenaza de un posible enfrentamiento directo en el Mar Caribe, entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética.
Como presidente de la Comisión Preparatoria para la Desnuclearización de América Latina, y por encargo del presidente Adolfo López Mateos (1958-1964), García Robles dirigió las reuniones que se celebraron en Ciudad de México a partir de 1964 para proscribir las armas nucleares en Latinoamérica.
El acuerdo logró que América Latina y el Caribe fuera la primera región densamente poblada libre de armas nucleares. En reconocimiento a este hito diplomático, García Robles recibió, a los 71 años, el Premio Nobel de la Paz en 1982, distinción que compartió con la sueca Alva Myrdal.
García Robles inició sus estudios de derecho en la Escuela de Jurisprudencia de la UNAM y se graduó en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de París.
Octavio Paz
Octavio Paz fue el segundo mexicano, y estudiante de la UNAM, en recibir el Premio Nobel. Fue la mañana del 10 de octubre de 1990, mientras preparaba la conferencia que debía pronunciar en la inauguración de la exposición México: Esplendores de treinta siglos en el Museo Metropolitano, que Paz recibió en su habitación del Hotel Drake, en Nueva York, la llamada de un periodista en la que le informaba que le habían otorgado el Premio Nobel de Literatura.
Más tarde, durante la conferencia de prensa que se organizó en uno de los salones del hotel, Paz expresó que poco después le llamó el presidente de la Academia Sueca para confirmar el premio.
Al responder preguntas de periodistas de todo el mundo, Paz se dijo sorprendido por el premio, pero que la noticia le había dado mucho gusto, sobre todo porque “años antes había estado más pendiente del premio”, que el Nobel era importante para él y para las literaturas mexicana e hispanoamericana. También dijo que el premio no lo iba a cambiar y que lo obligaba a seguir escribiendo.
De acuerdo con la Academia Sueca, se le concedió el Premio Nobel de Literatura por “su escritura apasionada y de amplios horizontes, caracterizada por la inteligencia sensorial y la integridad humanística”.
Paz estudió en las facultades de Leyes y Filosofía y Letras de la UNAM.
Mario Molina
Fue el tercer mexicano en obtener un Premio Nobel, el de Química, en 1995. Molina generó conciencia sobre los efectos de los clorofluorocarbonos (CFC) a la capa de ozono, que es la principal defensa que tenemos ante los rayos ultravioleta B, dañinos para la vida en el planeta.
La historia de su investigación inicia en 1974, en la Universidad de Irvine, California, cuando junto con Sherwood Rowland publicó un artículo en la revista Nature sobre los efectos que generan los CFC a la capa de ozono y que, no obstante, eran ampliamente utilizados en la refrigeración y los aires acondicionados, lo que representaba un peligro para el futuro.
El estudio fue reforzado por los trabajos de Paul Crutzen, cuyas importantes aportaciones pusieron en evidencia el agotamiento que producían estos gases al ozono estratosférico. Así, el 11 de octubre de 1995, la Real Academia Sueca de Ciencias anunció que el Premio Nobel de Química se otorgaba a Mario Molina, Sherwood Rowland y Paul Crutzen, el cual les fue entregado el 10 de diciembre de ese mismo año.
Mario Molina estudió Ingeniería Química en la UNAM.
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