Cuando hay desastres naturales o situaciones de emergencia en México, los grupos de la delincuencia organizada aprovechan esos momentos para ajustar su estructura delictiva y sacar algún tipo de ventaja de las crisis.
Tal fue el caso de la Unión Tepito en el sismo del 19 de septiembre de 2017, cuya magnitud fue de 7.1 grados y dejó un saldo de 371 fallecidos. Y es que mientras las autoridades y la población civil se concentraban en las labores de rescate y remoción de escombros en la Ciudad de México, los líderes del grupo delictivo pensaban cómo aprovechar la coyuntura.
A las 13:14 horas se activaron las alertas sísmicas en la capital del país y, una hora después, integrantes de la Unión Tepito recibían mensajes de sus mandos para citarlos en una reunión de última hora, sin revelar muchos detalles sobre el encuentro.
Francisco Javier Hernández, mejor conocido como Pancho Cayagua, jefe máximo de la estructura delictiva, fue el encargado de reproducir el comunicado a sus subordinados, según una crónica dada a conocer por el reportero Óscar Balmen, quien retomó el testimonio de dos personas que habrían participado en las acciones expuestas a continuación.
Planes frente al sismo
Para que se llevara a cabo el encuentro y pasaran desapercibidos, se dispuso de una vivienda ubicada al fondo de una vecindad en la calle Jesús Carranza, perteneciente al barrio de Tepito y localizado en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Al inmuble comenzaron a llegar jóvenes a bordo de motocicletas y a pie. Se trataba de narcomenudistas, halcones y custodios de casas de seguridad que en ese entonces operaban en el Centro Histórico, Merced, Tepito, Candelaria y Mixcalco, pues su presencia en el encuentro era obligatoria.
Al cabo de unos minutos arribó José Manuel González, El Pozole, uno de los principales aliados de Pancho Cayagua. Una vez reunidos, se comenzaron a planear las acciones que La Unión Tepito realizaría en las distintas alcaldías de la CDMX frente al sismo que recientemente había sacudido a México.
Propuestas eran muchas: desde convocar a las tropas de Tláhuac y Tlalpan para formar contingentes de rescate y rapiña, hasta entregar despensas a los damnificados y los brigadistas. Sin embargo, sólo una prosperó, la que había recibido El Pozoles de su jefe.
“Se suspende andar de culer*s”, habría sido la primera indicación que Pancho Cayagua habría dado a los miembros de su grupo criminal, quienes acataron las órdenes de su superior sin cuestionamientos. Además, les advirtió que la disputa por el territorio quedaría suspendida mientras realizaban sus labores de “apoyo”.
Para ello, hicieron uso de las motocicletas que regularmente utilizaban para mover droga y armas, pero en esta ocasión era para trasladar a los afectados por el sismo. Asimismo, se compraron botellas de agua y bebidas energéticas para ponerlas a disposición de los brigadistas que buscaban a personas atrapadas entre los escombros, sobre todo en la colonia Roma y la Condesa.
Pero nada más alejado de una acción altruista, pues detrás de estos actos existían intereses particulares que solo buscaban el beneficio de la organización criminal. Y es que ante la presencia de La Antiunión, uno de sus grupos rivales, buscaron dejar de lado las armas para convertirse en socorristas, en un intento para que su base social fuera percibida de otra manera.
Así, los jóvenes que solían mover droga en la CDMX comenzaron a compartir fotografías en las que se les veía entregando despensas a la población civil. Las imágenes incluso llegaron a manos de la Policía Cibernética que, sorprendida, veían como un grupo delictivo realizaba labores “en beneficio” de la sociedad.
Sin embargo, estas acciones no se extendieron y al cabo de unos días los integrantes La Unión Tepito dejaron su disfraz de “héroes” y regresaron al narcomenudeo, secuestro y extorsiones.
Cabe mencionar que a menos de un mes del sismo del 19 de septiembre, Pancho Cayagua fue asesinado a tiros por unos motosicarios en el estacionamiento de un establecimiento comercial, ubicado en la esquina de Insurgentes Norte y Cantera, en la colonia Lindavista.
Así fue como, después de encabezar durante siete años La Unión Tepito, Javier Hernández fue ultimado en la tarde del miércoles 11 de octubre de 2017.
SEGUIR LEYENDO: