Si eres de los que se van de fiesta cada fin de semana o eres bebedor ocasional, quizá deberás tomar en cuenta que dejar de tomar alcohol, o reducirlo significativamente, disminuye el riesgo de cáncer así que esta sería una poderosa razón que te hará plantear si es buena idea dejar de beber.
Y es que un estudio publicado en agosto de 2022 por la revista The Lancet, realizado durante nueve años, de 2010 a 2019, y que reúne información de casi todo el mundo, concluyó que hábitos como el tabaquismo, consumo de alcohol, sedentarismo y sexo sin protección aumentan ¡hasta 82 veces el riesgo de contraer cáncer!, por lo que también considera que cambiar esas costumbres podría reducir tanto la incidencia como la mortalidad de esta enfermedad.
Además, según datos de la Sociedad Americana de Oncología (Asco) beber alcohol aunque sea poco, aumenta el riesgo de cáncer; te preguntarás: ¿cuánto es poco? Pues una bebida estándar diaria (14 gramos de alcohol puro) para las mujeres y hasta dos (28 gramos de alcohol) para los hombres, que traducido en consumiciones corrientes equivale a 44 mililitros de licor o 150 mililitros de vino (un vaso pequeño) o 355 mililitros de cerveza (una lata).
Por su parte, Martha Margarita Zapata Tarrés, académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina, explicó a través de la Gaceta UNAM, que una de las grandes aportaciones de este estudio es que pone “un número a cosas que ya sabíamos. Les da una proporción. Ya no es sólo decir que fumar eleva el riesgo de cáncer, sino que le da un número a ese y otros factores, como el virus de la hepatitis, el sobrepeso, y se hizo un gran esfuerzo para poder hacer comparaciones, estadísticas y modelos con el propósito de determinar estos riesgos de manera muy exacta”.
Para la especialista en oncología es claro que esta investigación suma a lo que ya sabemos: La prevención es esencial y lo mejor a nivel de costo-efectividad. “Todos los países se esfuerzan en hacer campañas de diagnóstico temprano, por ejemplo del cáncer cervicouterino con el papanicolaou, o el de mama con las mastografías. Hasta ahora, sabemos que no podemos evitar esa enfermedad, pero sí la podemos diagnosticar temprano; este es el concepto que teníamos actualmente. Sin embargo, este artículo sugiere que si nosotros logramos disminuir gran parte de estos factores de riesgo, si los sumamos, es muy probable que efectivamente puedan evitarse algunos cánceres”.
Zapata Tarrés resaltó que “hay factores que no podemos modificar, por ejemplo el factor genético o la contaminación en las ciudades, en los lugares donde vivimos. Tampoco la predisposición que existe en algunas familias; no obstante, si sumamos todos los factores modificables, y los gobiernos impulsan políticas públicas de prevención, la incidencia y mortalidad pueden disminuir. Otro aspecto que observa el artículo es que en los países de bajos y medianos ingresos estos factores se hacen todavía más evidentes, porque en los de bajos ingresos quizá no hay tantas campañas contra el tabaquismo, el alcohol o el sedentarismo”.
Es importante resaltar que por cuestiones de género, las mujeres son más vulnerables que los hombres para los efectos negativos del consumo de alcohol, además de que el alcohol aumenta el peligro de recaídas del cáncer de mama.
El documento de la Sociedad Americana de Oncología admite que el riesgo de cáncer es mayor cuanto más cantidad bebe una persona y más se alargue el consumo en el tiempo, especialmente para los tumores de cabeza y cuello, lo que no significa en absoluto que beber menos aleje el peligro, porque “existe abundante evidencia de que, incluso pequeñas cantidades de alcohol, pueden incrementar el riesgo de cáncer oral, de faringe, laringe, esófago, hígado, mama y colon.
El número total de casos de cáncer atribuibles a factores de riesgo modificables a 2019 fue de 105 millones para ambos sexos, 42 por ciento del total de casos. En hombres, el número fue de 67.5 millones, o 48 por ciento de los casos, mientras que en mujeres fue de 37.6 millones, o 34.3 por ciento.
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