Los sismos no se pueden predecir, los especialistas han estudiado durante siglos los terremotos y si hay algún tipo de correlación entre fenómenos como las lluvias, sin embargo no hay una sola respuesta..
Mucho se ha especulado si en México tiembla más en septiembre debido a que los sismos ocurridos en este mes son los que han dejado mayores afectaciones en la infraestructura del país, por lo que en el colectivo imaginario se cree que se dan a mediados de la temporada de lluvias, sin embargo los especialistas han negado que sea así.
En el mundo se ha hecho estudios al respecto y curiosamente sí se han encontrado algunas regiones donde existe dicha correlación.
Existe una temporada de sismos en el Himalaya y es durante el invierno, según un informe presentado en una reunión de la American Geophysical Union. Un estudio de GPS y datos satelitales presentado en 2008 en una reunión de la Unión Geofísica Estadounidense relacionó el aumento de la actividad sísmica con la temporada de monzones que inunda la región.
Philippe Avouac de Caltech y sus colegas analizaron un catálogo de 10,000 terremotos del Himalaya y descubrieron que hubo el doble durante los meses de invierno (diciembre a febrero) que durante el verano.
Sin embargo no es el único caso, según un estudio realizado por investigadores británicos, neozelandeses y alemanes publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters, analizaron las fuentes y los flujos de los fluidos geotérmicos y los filones de minerales de los Alpes del Sur, en Nueva Zelanda, y encontraron que en cuya falla chocan las placas australiana y pacífica.
Los científicos de la Universidad de Southampton (Reino Unido), el Instituto de Ciencias Geológicas y Nucleares de Nueva Zelanda (GSN, en sus siglas en inglés), la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) y el Centro de Investigación Alemán de Geociencias (GFZ, en alemán), descubrieron que los fluidos procedentes del manto, la capa situada debajo de la corteza terrestre, y los líquidos derivados de las aguas pluviales se canalizan hasta la falla de los Alpes.
“Las fallas de escala continental pueden causar catastróficos terremotos, pero los mecanismos de activación de los principales eventos sísmicos no son bien conocidos. Los geólogos han sospechado durante mucho tiempo que las aguas subterráneas pueden ser importantes para la iniciación de terremotos, ya que estos fluidos pueden debilitar las zonas de fallas por presiones crecientes o por medio de reacciones químicas”, explicó Catriona Menzies, de la Universidad de Southampton.
¿Qué pasa en México?
Es crucial subrayar que los estudios arriba mencionados sólo se aplican a lugares en específico y no se pueden usar como generalidades en todas las regiones del planeta.
La situación geográfica de México es muy diferente y diversa ya que se encuentra situada entre cinco placas, además del llamado cinturón de fuego. La placa Norteamericana, la placa del Pacífico que incluye la península de Baja California, el oeste de California y al Océano Pacífico. La placa del Caribe abarca el sur de Chiapas, las islas caribeñas y los países de Centroamérica. Las otras dos placas que conforman el rompecabezas tectónico de México, Cocos y Rivera, son oceánicas y se encuentran en el océano pacífico.
“Una falla es una superficie donde se juntan dos grandes bloques de roca, para comprenderlo más fácil podríamos juntar las palmas de las manos, cada una sería los grandes bloques y si las desplazamos sería cuando ocurre la falla. La mayor parte del tiempo estás partes no tienen ningún movimiento pero cuando lo tienen surgen ondas, como las que ocurren cuando aventamos una roca a un charco”, explicó para Infobae México Raúl Valenzuela, del Departamento de Sismología del Instituto de Geofìsica de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Podemos decir que en México sí existen los temporada de lluvias pero no las temporadas de sismos, no es un fenómeno que ocurra de forma inmediata en base a las lluvias. Si fuera así nosotros pensaríamos que cada vez que se venga la temporada de lluvias nosotros tendríamos sismos sobre alguna falla en particular pero no quiere decir que cada año ese mismo segmento de la falla cuando sea la temporada de lluvias va a ocurrir lo mismo”, añadió.
Además explicó que tampoco existe una periodicidad específica.
“Tenemos que esperar a que se acumule mucha energía en esa misma falla para que se para que ocurra otro sismo y ese número de años para cada sedimento o cada falla es diferente, puede ser cada 50 años, cada 70 años, más de 100, 200 o 300 años”, detalló.
“Hay casos donde sí vamos a ver que el agua alcanza a lubricar estas fallas y que efectivamente ocurra esta incidencia en un lugar en específico, pero no significa que tenga que ocurrir en todas las fallas del mundo ya que todas son diferentes. En el caso de México son muchísimas y diferentes una de otra por lo que no hemos encontrado dicha correlación en base a los estudios minuciosos que se han hecho desde 1900″ concluyó Valenzuela.
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