Durante muchas décadas en el México moderno -surgido después de la Revolución Mexicana-, el Estado de México y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantuvieron una sinergia política y de poder que llevó a consolidar a la entidad como un bastión fuerte para el tricolor.
Por años se dijo que las relaciones que se establecieron en territorio mexiquense influían profundamente en el quehacer diario del país, tanto así que nacieron mitos fundacionales como los del Grupo Atlacomulco, además de dinastías como la Del Mazo, misma que gobernó por tres generaciones y que se encuentra como la responsable de preservar la herencia priista en la entidad.
La pérdida de poder político, aunado al económico que ha enfrentado el instituto al perder la Presidencia de la República -primero del año 2000 al 2012; seguido del 2018 a la fecha-; sumando al nacimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ha dificultado que éste siga siendo el partido hegemónico que se consolidó en el siglo XX.
Es por eso que la elección del 2013 podría representar una oportunidad valiosa para que la Cuarta Transformación, el movimiento que creó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se afiance como el líder del nuevo régimen político de la nación, alejado de aquel que fue posrevolucionario.
Ante tal situación, Infobae México sostuvo una conversación con el doctorante Héctor Alejandro Quintanar Pérez, autor de Las raíces del Movimiento de Regeneración Nacional (2017), quien explicó a grosso modo cuál será la relevancia que podría tener para la 4T obtener la gubernatura del Estado de México.
Aunque muchos especialistas, e incluso sectores de la ciudadanía, consideran que el triunfo de Morena en el Estado de México podría ser la consolidación del movimiento; el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sentenció que, más allá de lo que el partido pueda ganar políticamente, el verdadero triunfo será en lo simbólico.
Lo anterior haciendo referencia a lo golpeado -a nivel de imagen ante la población- con que se presentaría el PRI, ya que en los últimos comicios ha ido perdiendo estados, así como curules y escaños; no obstante, el doctorante explicó que esto no es nuevo, sino fue una consecuencia del cambio ideológico que enfrentó el partido en la década de los ochenta.
“Más que un golpe al PRI o más que un último clavo en el ataúd del PRI, yo creo que sería otra cosa. Hay que recordar que el PRI cavó su propia tumba desde 1982 cuando hizo ese giro ideológico en sus entrañas y de ser el partido del nacionalismo revolucionario, se convirtió en un agente de la privatización y el fanatismo de mercado”
Señaló que aquellos sectores que todavía mantenían la inercia nacionalista en el PRI, poco a poco se han ido decantando, por lo que esa herencia ahora “es muy excepcional”, ante lo cual consideró que el triunfo en el Estado de México no significará una antesala de lo que podría ocurrir en las elecciones del 2024 para el partido guinda, sino más bien, la desaparición a nivel nacional del Revolucionario Institucional.
Empero, recalcó que el tricolor tuvo su último proceso de pérdida de brújula cuando, siendo ya partido de oposición, apoyó reformas que impulsó el Partido Acción Nacional (PAN) en lo sexenios de Vicente Fox Quesada (2000-2006) y Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
“Derrotar al corazón de la burocracia con el elector de a pie y no con el dinero”
Finalmente, el académico de la UNAM refirió que existen fuertes posibilidades para que se dé el triunfo de Morena en territorio mexiquense, pues se tiene el antecedente de la elección del 2017 cuando -en votos- el PRI fue rebasado por la 4T; sin embargo, la alianza con el Partido Verde volvió gobernadora a Alfredo del Mazo Maza.
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