El pasado fin de semana se llevó a cabo la tan esperada D23, un evento producido por Disney para sus fanáticos, donde presentan cada año una serie de avances de sus proyectos de entretenimiento, desde parques de diversiones, hasta los estrenos de series, películas y juegos de video.
Entre las novedades presentadas por The Walt Disney Company se encuentra la serie biográfica del héroe revolucionario mexicano del siglo XX, José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Francisco Villa.
Dicha producción llevará por nombre El Centauro del norte, y contará la historia de Villa, desde su adolescencia, hasta convertirse en uno de los personajes principales de la Revolución Mexicana junto a Emiliano Zapata con la intención de derrocar el gobierno de Porfirio Díaz, y de que subiera al poder Francisco I. Madero.
Y es que Villa ha sido uno de los personajes más destacados de la historia de México, y a lo largo de su vida pasó varias cosas que son dignas de contar, tanto buenas como malas. Si bien Villa es considerado un héroe por muchos, tuvo episodios que lo hicieron convertirse en el villano para otros.
El 2 de diciembre de 1915, sucedió una terrible masacre cometida por el general Francisco Villa, en el poblado de San Pedro de la Cueva, en el estado de Sonora, al norte del país. Esta dejó un saldo de 85 habitantes fusilados, así como personas de origen chino y el sacerdote del pueblo.
Debido a los constantes ataques de gavilleros y soldados desertores que asolaban a la región, los habitantes del pueblo habían decidido organizarse en grupos armados para explorar los caminos. En esos días llegó el rumor de que se acercaban partidas de bandidos, y el primero de diciembre un grupo de vecinos encabezados por el presidente municipal José María Cruz, Pedro Félix y Práxedes Noriega, abrió fuego desde el cerro del Cajete contra hombres armados, sin saber que se trataba del un grupo de villistas.
Luego de algunos minutos de tiroteo, al enterarse de que habían entrado en contacto con una fuerza armada numerosa, los defensores huyeron a los cerros cercanos, dejando muerto a su compañero Noriega y a cinco hombres de Villa.
Al día siguiente, el revolucionario se encontraba furioso por lo sucedido, por lo que ordenó a Margarita Orozco que arrestara a todos los habitantes del pueblo, incluyendo mujeres y niños. Tras esto, los villistas registraron casa por casa, y reclutaron a casi 300 civiles frente al templo parroquial.
Macario Bracamontes, un comandante villista, originario de Sonora, suplicó a Villa que no asesinara a mujeres ni a niños, a lo que el revolucionario accedió, sin embargo, 136 hombres restantes, entre ellos menores de edad, fueron formados a un costado del templo católico para ser fusilados.
Los villistas dieron inicio a las detonaciones, fusilaban de cuatro en cuatro o de seis en seis, mientras los menores de edad que no fueron perdonados caminaban hacia atrás llorando y suplicando que se les perdonara la vida.
El cura Flores, de ese lugar, regresó ante Villa y de rodillas le pidió que perdonara a los prisioneros, pero éste no lo escuchó y lo amenazó de muerte. La matanza continuó y el sacerdote volvió a suplicar que dejara en paz a los ciudadanos, sin embargo, esa vez Villa sacó su pistola y le disparó en dos ocasiones en el costado izquierdo y otro en la cabeza.
Este evento continuó hasta que el coronel Bracamontes sacó su pistola y retó a Villa a sacar la suya, mientras le gritaba que no iba a morir ni un hombre más, entonces Villa volteó a la fila de condenados y perdonó la vida de algunos adolescentes y adultos. Pero para ese momento, 85 hombres ya habían sido ejecutados, 80 habitantes, seis de ellos de origen chino, y 5 fuereños.
Tras el hecho, varias mujeres fueron violadas por los villistas, para luego Villa dar la orden de incendiar el pueblo y desde las alturas de la iglesia de Batu, constató que sus órdenes habían sido cumplidas. En la actualidad, existe un monumento y una placa con los nombres de los vecinos sacrificados.
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