México descendió una docena de posiciones en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), dado a conocer por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el que se miden los resultados en salud, en niveles de educación y el nivel de vida de los ciudadanos de cada país medido. Se trata de un retroceso, según indicaron, que representa un retraso de seis años.
Así, tan solo en los últimos tres años, México ha bajado 12 escaños en dicho índice luego de ubicarse en 2021 en el lugar 86, de 198 países medidos. Cabe señalar que en 2018 ese país se encontraba en la posición número 74.
Pero México no ha sido la única nación que sufrió tales rezagos. El informe dado a conocer esta semana arrojó que en genral, a nivel global, el retroceso fue de un cinco años, todo como cansecuencia de la todavía vigente pandemia del COVID-19, junto con las crisis políticas, económicas y ambientales que se han obeservado en los últimos meses.
“Los últimos dos años, marcados por la pandemia de la COVID-19 y la crisis económica que desató, han hecho que los indicadores globales de desarrollo retrocedan al menos cinco años”, advirtió el último Informe de Desarrollo Humano presentado por Naciones Unidas, que muestra una clara regresión a escala mundial, algo inédito hasta ahora.
“Por primera vez en más de 30 años (desde que se elabora el informe) hemos visto el Índice de Desarrollo Humano retroceder 2 años seguidos. En términos estadísticos estamos donde nos encontrábamos en 2016″, explicaba Achim Steiner, el administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Precisamente, este sábado, al destacar la importancia de becas a estudiantes y pensiones a adultos mayores, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, coincidió con el informe al señalar que derivado de la pandemia de COVID-19 y la invasión del Ejército de Rusia a Ucrania, México sigue padeciendo una crisis económica e inflación, la cual afecta más a la población con menos recursos.
Cabe destacar que este Índice de Desarrollo Humano (IDH) mide los niveles de salud, educación y estándares de vida en cada país y sirve desde hace años al PNUD para hacer una especie de ránking mundial en este ámbito.
En este último informe más de un 90 % de los países vieron bajadas de ese indicador en 2020 o en 2021, y más de un 40 % retrocedieron los 2 años seguidos.
“Esto es un shock sin precedentes”, destaca el principal responsable del informe, Pedro Conceição.
La crisis económica desatada por la pandemia o su impacto en la educación también se hacen notar en este índice que, en esta ocasión encabeza Suiza, superando a Noruega e Islandia, que ocupaban los 2 primeros puestos cuando en 2020 se publicó por última vez este informe.
España se mantiene en el puesto 27, junto a países de su entorno como Francia (28) o Italia (30), gracias en buena medida a una mayor esperanza de vida que compensa una renta per cápita menor.
En Latinoamérica, Chile (42) y Argentina (43) son los primeros del listado, seguidos de Costa Rica y Uruguay (empatados en el puesto 58) y Panamá (61), todos ellos dentro del grupo de naciones con un desarrollo humano muy alto.
Con un desarrollo humano alto aparecen otros como República Dominicana (80), Cuba (83), Perú (84), seguido de México en la posición 86, Brasil (87) o Colombia (88), mientras que Venezuela (118) y la mayor parte de Centroamérica están por debajo, con un desarrollo humano medio. Haití (163) es el único país del continente americano con un desarrollo bajo, un grupo copado por países africanos y algunas naciones escenario de largos conflictos como Yemen o Afganistán.
Mientras que Estados Unidos, por ejemplo, ha caído en 2 años, cuando en el mundo tradicionalmente de media la esperanza de vida ha mejorado entre 3 o 4 meses cada año.
Aunque los datos que recoge el informe son de 2021, el PNUD avisa ya de que las perspectivas para 2022 son “desalentadoras” como consecuencia de las subidas de precios de alimentos y combustibles aceleradas por la invasión de Rusia a Ucrania y las fuertes dificultades financieras a las que se enfrentan decenas de países.
Todos estos factores siguen alimentando una fuerte incertidumbre, un sentimiento cada vez más extendido entre la población de todo el mundo y al que el informe dedica una parte importante de sus más de 300 páginas.
Según el PNUD, la incertidumbre no es algo nuevo para la humanidad, pero nunca se había hecho tan clara como ahora por la acumulación de crisis: la crisis financiera global de 2008, la actual crisis climática y la pandemia de la covid-19 y una crisis alimentaria que se avecina.
“Existe una sensación persistente de que cualquier control que teníamos sobre nuestras vidas se está desvaneciendo, que las normas e instituciones en las que solíamos confiar para la estabilidad y la prosperidad no están a la altura de la compleja incertidumbre actual. Los sentimientos de inseguridad están aumentando en casi todas partes”, explica el informe.
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