Víctor Manuel Torres García, el Güero y/o el Papirrín, ascendió en su carrera criminal desde que incursionó con los Beltrán Leyva y pasaron seis años antes de que volviera a ser arrestado, pero la policía de la Ciudad de México dio con él cuatro meses después de planear el asesinato de un abogado en la colonia Roma Norte como líder delincuencial independiente.
Según reportes consultados por Infobae México, el Papirrín respondía directamente a los Beltrán Leyva, primos de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, quienes colaboraban con el Cártel de Sinaloa cuando existía la Federación, el cúmulo de grandes cárteles conformado a mediados de la década de los 2000.
En esa época, los hermanos Beltrán Leyva eran dirigidos por Arturo, el Barbas y dominaban el sureste del Pacífico, así como el centro del país, pero también forjaron su dominio criminal desde el bastión en que salieron con otros capos: Sinaloa. A esa organización pertenecía Torres García, quien luego se acomodó en otras estructuras criminales.
Fue así como el Güero llegó a la facción del Cártel del Milenio, grupo aliado a Ignacio Coronel Villarreal, Nacho, en la asociación apegada al Cártel de Sinaloa. Previamente, la facción surgida desde Michoacán mantenía nexos con los Beltrán Leyva, de ahí que el cambio de bando no representaba una salida determinante para el Güero.
Sin embargo, todo cambió entre 2009 y 2010, cuando el Ejército detuvo a los hermanos Óscar Orlando, el Lobo, y Juan Carlos Nava Valencia, el Tigre, herederos en el Cártel del Milenio tras la caída en 2003 del máximo líder: Armando Valencia Cornelio, el Maradona. Además, a finales de la primera década también fue abatido Nacho Coronel.
El rompimiento de la agrupación que colaboraba con el Cártel de Sinaloa se acumuló con el distanciamiento en 2008 de los Beltrán Leyva, luego de que el Barbas los acusara de traición por no impedir que su hermano, Alfredo, el Mochomo, fuera detenido en Culiacán. Después de las diferencias internas, el primo del Chapo Guzmán fue abatido por la Marina en Cuernavaca en 2009 y la recomposición derivó en alianzas y aparición de varias células en diversos estados.
De todo ese contexto del narco surgió el Güero, quien se asoció a Elpidio Mojarro Ramírez, el Pilo y Ramiro Pozos González, el Molca, para fundar la Resistencia, luego de las escisiones en el Cártel del Milenio. Pero el clan de los González Valencia y/o los Cuinis, su cuñado, Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, así como Érick Valencia Salazar, el 85, frenaron el ascenso del remanente conformando el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que antes se denominaron los Matazetas y fungían como brazo armado de élite del Cártel de Sinaloa.
Los reacomodos de aquellos años explican cómo Víctor Manuel Torres García era un capo de relevancia, capaz de incrementar su poderío en el mundo del narcotráfico. Sin embargo, la Resistencia sucumbió al CJNG del Mencho y sus cuñados, quienes tenían amplia experiencia como operadores financieros con el Maradona. Los enemigos de Oseguera Cervantes poco a poco fueron desplazados, entre ellos el Güero y/o el Papirrín.
De acuerdo con los informes, la Resistencia consiguió apoyo del Cártel del Golfo y la Familia Michoacana a través de José de Jesús Méndez Vargas, el Chango. Con ellos pretendían imponerse en Jalisco, Colima y Michoacán. Incluso el Molca se desplazó a la Ciudad de México y el Estado de México, donde finalmente fue detenido en 2012. Los Zetas también habían entrado a las disputas contra el naciente CJNG desde el sur de Zacatecas, pero fueron frenados, aún en uno de sus bastiones: Veracruz.
Torres García fue detenido en 2011, antes que el Molca. Cayó en Michoacán acusado de asociación delictuosa y portación de armas de fuego, pero quedó en libertad. Fue hasta 2013 que volvió a manos de la justicia por el delito de secuestro. Nuevamente logró evadir la prisión y pasaron dos años más, en 2015, para que le fuera cumplimentada una orden por delincuencia organizada y asesinato.
Pero esa vez no fue arrestado tras operativos. Aparentemente, el Güero ya se encontraba operando en la capital del país, donde fue herido por sus enemigos y lograron dar con él gracias a ese enfrentamiento. Entonces quedó libre por tercera vez en 2016. Ya había pasado por el final de una era del narco, la recomposición de otros grupos y su desplazamiento de relevancia.
Cuando salió de la cárcel, el CJNG ya era considerado una organización del crimen transnacional con gran capacidad de fuego, sicarios, poder para corromper a las autoridades y su creciente expansión por más de la mitad del territorio mexicano. De la Resistencia, el Pilo y el Molca solo quedaron recuerdos de su intento por apoderarse del Cártel del Milenio.
En esos años, Víctor Manuel Torres García forjó su propio grupo criminal dedicado a la comisión de asesinatos y secuestros. Para lograr sustraerse de las autoridades adoptó el nombre de Édgar Mauricio Barrera Corrales. Con ello pretendía que no se detectaran sus antecedentes penales y borrar el pasado.
Según los informes revisados por este medio, el Güero pasó a usar el alias del Papirrín, marca con la cual estableció su grupo delictivo independiente en la Ciudad de México y el Estado de México. Necesitaba de colaboradores confiables, por eso designó como principal lugarteniente a Ricardo Daniel Guerrero Chávez, el Borracho, originario de Guadalajara.
Las operaciones principales fueron identificadas como ejecuciones por encargo, es decir, como grupo de sicarios que podían responder a órdenes precisas, sin importar el bando implicado en la Zona Metropolitana de la entidad capitalina. Pero se refugiaba en Pachuca, Hidalgo, para no intervenir directamente donde generaban violencia.
También llegaba a acercarse a Tecámac, Estado de México, donde sostenían reuniones con sus subordinados para establecer las órdenes que debían ejecutar en la Ciudad de México. De esa manera, el Papirrín operaba sus actividades ilícitas fuera del territorio donde serían perpetrados los crímenes.
Aún no se establecen cuántos delitos ha cometido la célula de Torres García, pero el caso que desató su persecución en la capital del país fue un crimen perpetrado el pasado 23 de mayo, cuando un sicario irrumpió en un despacho de la colonia Roma Norte, alcaldía Cuauhtémoc, y en tan solo 120 segundos disparó seis veces para ejecutar al abogado Rodolfo Castelán Salas, su yerno y una colaboradora que estaban con el litigante.
De las oficinas fue sustraída una maleta, cuyo contenido no fue revelado. Tras cometer el triple homicidio el sicario salió con tranquilidad, pues utilizó un supresor de sonido en el arma, por lo que no fue posible escuchar las detonaciones. Después abordó la moto en que llegó, huyó por la avenida Cuauhtémoc y le perdieron la pista en Ecatepec.
Así fue como empezaron las indagatorias que llevaron al paradero del Papirrín y sus colaboradores. El jefe de la agrupación fue responsabilizado como autor intelectual del atentado contra Castelán Salas. Labores de inteligencia de la policía capitalina permitieron ubicar al líder delictivo en la ciudad de Pachuca, cerca del fraccionamiento la Moraleja, durante la tarde del reciente 6 de septiembre.
Las intervenciones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México se realizaron con la Unidad Especializada en Combate al Secuestro de Hidalgo. Policías estatales detectaron que Torres García se desplazaba en una camioneta lujosa y blindada. La vigilancias móviles y fijas ya habían detectado sus recorridos, de ahí que al notar su presencia le marcaron el alto para un revisión preventiva.
De acuerdo con registros federales, el arresto se realizó en la colonia Sector Primario de la Bella airosa, a la altura del kilómetro 84.5 de la carretera México-Pachuca, alrededor de las 14:06 horas del martes pasado. Policías estatales lograron el aseguramiento del presunto cabecilla criminal.
El Papirrín cuenta con una orden de arresto vigente por asesinato y delincuencia organizada. Luego de su recaptura fue trasladado a la capital del país para que sea procesado por el caso de la colonia Roma y más imputaciones que se acumulen, pues también fue detenido su mano derecha, el Borracho.
Por la noche del mismo 6 de septiembre, entre las 20:55 horas, otro grupo de agentes llegaron hasta la colonia Nueva Industrial Vallejo, alcaldía Gustavo A. Madero, donde aseguraron a Ricardo Daniel Guerrero Chávez, quien también es acusado por asociación delictuosa agravada. El sujeto se encontraba en una unidad habitacional de la calle Margarita Maza de Juárez, cerca de Eje Central.
Hace casi dos semanas, el 26 de agosto, policías mexiquenses detuvieron en Tecámac a Luis Enrique Eusebio Vergara de 47 años y a Fernando Gabriel Bernal Chahuantitla, el Nando, quienes previamente ejecutaron a un sujeto que se encontraba comiendo en un local de la demarcación.
Los dos conforman la célula del Papirrín y, presuntamente, el Nando fue autor material del triple homicidio en el despacho jurídico de la colonia Roma Norte. De ahí que cuenta con orden de arresto vigente por el delito de homicidio calificado.
Todavía no se ha indicado el alcance operativo del viejo operador de los Beltrán Leyva y si pudieran derivarse liderazgos que asumirían el control para seguir con la generación de violencia.
Sin embargo, se presume que la célula independiente fue afectada en gran magnitud con la detención de su jefe, el narco que aprovechó un mercado potencial en la escuela criminal donde se desenvolvió en la última década.
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