La Fiscalía General de la República (FGR) obtuvo condena de 23 años en contra de 10 integrantes de los Zetas que colaboraban con el grupo criminal cuando rompieron con el Cártel del Golfo en Tamaulipas.
Estos sujetos fueron detenidos en 2010 por la Secretaría de la Defensa Nacional cuando se encontraban resguardados en una casa de seguridad del llamado cártel de la última letra en el municipio de Miguel Alemán.
Se trata de Isaías Barreras o Barrera Valdez, el Flaco; Joel García Toledo, el Pozole y/o el Chino; Gustavo Martínez Díaz, el Gus; José Saúl Benavides Palomares, el Norris; y Ubaldo Moreno Borbón, el Viejón.
También fueron condenados por la misma pena Saúl Rosario Ceresere o Cerecer Valenzuela, el Pájaro; Judas Rodrigo Enciso Briceño, Jorge Eduardo Contreras Villarreal, Francisco Javier Maldonado Samayoa y Humberto Sáenz Torres.
Las investigaciones apuntan que estos hombres trabajaban como operadores del grupo de los Zetas que también se identificaban como la Compañía. Todos fueron procesados a través de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada.
El juez de la causa otorgó 23 años de castigo a cada uno tras datos presentados por el Ministerio Público Federal, dependencia que logró acreditar los delitos de delincuencia organizada en su modalidad contra la salud, es decir, narcotráfico.
También enfrentaron cargos por acopio y portación de armas y cartuchos de uso reservado a militares, arsenal que mantenían en el domicilio donde fueron capturados hace trece años.
Apenas el pasado 3 de septiembre, la FGR informó de la condena obtenida de hasta 17 años de cárcel contra cuatro policías de San Luis Potosí que trabajaron para los Zetas en la década pasada.
Los agentes son identificados como Luis Francisco Torres Rojas, Eduardo Román Rodríguez Cruz, Daniel Sauceda Rodríguez y Juan Carlos Eguía Sauceda, quienes brindaban protección al grupo criminal y al mismo tiempo se desempeñaban como agentes municipales de Matehuala.
Los cuatro efectivos fueron detenidos por la extinta Policía Federal en 2011 y fueron procesados por cargos de delincuencia organizada, hipótesis de narcotráfico, posesión clorhidrato de cocaína y portación de arma de fuego de uso exclusivo de militares.
El caso también fue investigado a través de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada, en coordinación con la Fiscalía Especializada de Control Regional en su Delegación del Estado de México. Luego de las indagatorias, los policías municipales fueron condenados en 2015.
Sin embargo, se interpuso recurso de apelación ante el Segundo Tribunal Unitario del Segundo Circuito, el cual revocó la sentencia y ordenó la reposición del procedimiento. Después de siete años volvieron a presentarse los datos de prueba para obtener los castigos contra operadores de los Zetas en la entidad potosina.
Los Zetas eran conformados por unos 300 hombres que en conjunto, representaban el brazo armado del Cártel del Golfo. Esta última facción disputaba territorio al Cártel de Sinaloa cuando Felipe Calderón comenzaba su mandato, a finales de 2006.
En ese entonces, el Cártel del Golfo era comandado por Jorge Eduardo Sánchez Costilla, el Coss, quien asumió tras la captura de Osiel Cárdenas Guillén. Los operadores: Heriberto Lazcano Lazcano, Jaime González Durán, el Hummer, Héctor Manuel Sauceda Gamboa, el Karis, Sergio Castillo Ortiz, el Checo, y Julio César Rosales Mendoza. Aunque también dirigían los hermanos Mario y Ezequiel Cárdenas Guillén.
La facción que fundara Juan García Ábrego comenzó un distanciamiento con Los Zetas desde 2007, tras la extradición de Osiel Cárdenas Guillén, el mata amigos. Hasta 2010, año de la ruptura definitiva, un análisis de Insight Crime ubicó que los liderados por Lazcano Lazcano tenían presencia en 405 municipios de México.
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