Ciudad Universitaria es, sin duda alguna, uno de los lugares más hermosos y atractivos de la Ciudad de México. Este sitio, que funciona como campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las universidades más reconocidas del país, fue construido en 1952, durante el gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés.
En Ciudad Universitaria se respira el deporte, el estudio y el arte. Este último punto puede verse en varios lugares, por ejemplo, en el Estadio Olímpico Universitario, en donde se encuentra el mural La Universidad, la familia y el deporte en México, de la autoría de uno de los máximos representantes del muralismo mexicano: Diego Rivera.
Este lo definió como el trabajo más importante de su vida, y en ella se encuentra plasmada una de las máximas insignias universitarias: el águila y el cóndor.
Sin embargo, este no es el único mural que hay en el campus central de la UNAM, pues también en la Biblioteca Central pueden encontrarse los murales de Juan O´Gorman. Además de estos, destaca uno que es todo un misterio, pues no se conoce su nombre ni el artista que lo diseñó, sin embargo, ha acompañado a la Universidad desde su construcción, en 1952.
Dieciocho figuras abstractas sobre un fondo gris lo componen y se extiende a lo largo de la fachada norte del edificio B de la Facultad de Química, aunque originalmente ahí se albergaba la Escuela Veterinaria. Quizá por ello, los estudiantes lo identifican como Las Amibas.
Los detalles ausentes alrededor de este mural lo hacen muy especial. De los murales originales del Campus Central, este es el único abstracto. Además, es peculiar porque no está adosado directamente al muro de un edificio, pues funciona como una especie de panel que disimula una entrada. Esto lo coloca en un plano más fácil de entender que como algo solamente decorativo.
La edificación fue diseñada por los arquitectos Fernando Barbará Zetina; Carlos Solórzano y Félix Tena, tres personajes de los que no se conservaron archivos relevantes sobre los proyectos que desarrollaron a lo largo de su carrera profesional, lo que dificulta obtener más detalles sobre la obra.
Además, tampoco fue considerado en la primera guía de murales en Ciudad Universitaria escrita por la periodista Alma Reed en 1957, ni hay información sobre la obra en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación o el Archivo de Arquitectos Mexicanos.
Es por ello que parece que el mural no existe. A ningún investigador le ha llamado la atención, o por lo difícil que es encontrar información sobre él, se ha optado por ignorarlo y eliminarlo de las guías. Lo que sí se sabe es que está muy cercano a producción artística de otro arquitecto, José Luis Benlliure, quien participó de manera muy incipiente en la Ciudad Universitaria, como dibujante y arquitecto ayudante. En el momento de la construcción del complejo universitario, él era muy joven.
El Conjunto Aristos es el edificio más famoso de José Luis Benlliure y es, tal vez, de los más exitosos en cuanto a trabajo arquitectónico de planeación, volúmenes y dimensiones. Ahí se encuentran dos murales que tienen mucha sintonía con el de CU, en cuanto a cómo funcionan en el espacio, y también tienen mucha similitud en cuanto al material de teselas de mosaico veneciano y que son de temática abstracta. Hay cercanía formal, y podría ser que él haya sido el autor, sin embargo, no se puede atribuirse a nadie, pues no se tienen las pruebas suficientes.
Además, existe otra popular teoría que dice que el autor desconocido del mural, no es otro que Carlos Mérida, un artista de origen guatemalteco, cuya carrera se distinguió por una fuerte presencia de figuras abstractas y perspectivas geométricas. Incluso, el diseño es similar a los murales creados por Mérida para el Centro Comunitario de Guatemala.
Aún con estos lazos, no existe suficiente información para conectar directamente al guatemalteco con la obra, pues para este momento, Carlos Mérida ya había abandonado este tipo de figuras, pues las utilizaba en los años 30´s, muy influido por el surrealismo. Para 1952, ya estaba completamente en lo abstracto geometrizante, el Carlos Mérida que se conoció como maduro.
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