El pasado 1° de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presentó su Cuarto Informe de Gobierno, con el cual dio a conocer los avances que ha tenido su administración desde 2018 cuando asumió la presidencia, así como el desarrollo de los objetivos que asumió el año pasado, luego del tercer informe.
Tras la presentación de los datos gubernamentales, se volvió evidente que faltan dos años para que el sexenio concluya, por lo que la palabra sucesión se está volviendo protagonista con velocidad en el escenario político mexicano, no solo para la titularidad del Ejecutivo Federal, sino también como figura rectora del partido que actualmente gobierna más de la mitad del país.
Días previos a este hecho, el tabasqueño volvió a referir en sus habituales conferencias matutinas que abandonará la vida pública y política al concluir su mandato, en sus propias palabras, vivirá de lo que sigan recaudando los libros que escribió y de la pensión que recibirá por parte del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Ante tales actos, han comenzado a ser tangibles las dudas acerca del futuro próximo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ya que para buena parte de la población, así como de los actores políticos -cercanos a la 4T o de oposición- el tabasqueño es la figura central e histórica del partido guinda, por lo que podría darse una crisis al interior de la Cuarta Transformación debido a que deben de reconstruirse sin AMLO como protagonista del movimiento.
Y es que, como todos los partidos, la historia de Morena tiene particularidades, en este caso es que se fue conformando -no de forma institucional y sin buscarlo como fin último- a la par que comenzó a crecer la carrera política del actual mandatario mexicano, suceso que concluyó al volverse un partido-movimiento en 2014, así lo explicó para Infobae México el doctorante Héctor Alejandro Quintanar Pérez, autor de Las raíces del Movimiento Regeneración Nacional (2017).
El movimiento “obradorista”, que años más tarde se articularía como la Cuarta Transformación, no nació durante el paso del tabasqueño por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), sino que tiene como origen los inicios de Andrés Manuel en la base del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Tabasco, donde según el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se consolidó la figura de AMLO como la de un “político con autoridad moral”.
Sin embargo, muchos años más tarde y tras la derrota en los comicios del 2006, este movimiento comenzó a tomar fuerza, tanto así que poco a poco se volvió una fuerza que dejó de ser corriente partidaria y se consolidó como un instituto político dos años después del triunfo de Enrique Peña Nieto.
“Cuando se fundó Morena formalmente, como asociación civil en octubre de 2011, básicamente era una estructura paralela a los partidos políticos (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) para hacer frente a la elección del 2012 y lograr una satisfactoria estructura de vigilancia electoral. (....) En 2012 se debate si deben permanecer como movimiento o si deben convertirse en partido, lo que termina ganando en ese debate interno es convertirse en un partido-movimiento”, explicó Quintanar Pérez.
La figura de AMLO en Morena
Luego de lograr que su movimiento se volviera un partido político, el más influyente en la actualidad mexicana, el académico puntualizó que, a diferencia de los dichos que ha emitido la oposición, la imagen que representa el tabasqueño debería ser la de una figura articuladora y no como una de “magnetismo mágico”, pues señaló al titular del Ejecutivo Federal como el único político que recorrió el país al lado de la población.
“(¿Qué pasará con Morena?) es la gran incertidumbre, tanto de la militancia como del partido, como de los analistas políticos como de, pues, el público en general, porque Morena tiene su fundación gracias, en buena medida, al liderazgo carismático de López Obrador que no es como se plantea de manera bastante elitista y absurda, desde las voces de la oposición, una especie de magnetismo mágico que arrastra a la gente con un líder”, refirió.
Por lo cual, reconoció que, tras el abandono de la vida pública de AMLO al término de su sexenio, se creará un escenario de incertidumbre debido a que “no podrá ser suplido con facilidad”; aunque, apuntó a que se podrían establecer dos caminos para el partido, los cuales dependerán completamente de la voluntad de los grupos al interior del instituto para seguir fortaleciendo o dejar morir a la 4T.
“A los ojos de los militantes de Morena, López Obrador sí ha jugado un papel excepcionante en la política mexicana. No tiene en su historia denuncias de corrupción, no tiene un modo de vida alejado a la de la mayoría de los ciudadanos”
¿Cuál será el futuro de Morena?
Sin embargo, el 2024 se encuentra cada vez más cerca, por lo que las especulaciones alrededor de escenarios -internos y externos- de qué pasará con el partido político se vuelven tema de conversación; ante esto, Quintanar Pérez explicó dos caminos que podría enfrentar la Cuarta Transformación.
El primero de ellos, el camino optimista, sería una coordinación entre los diferentes liderazgos que se han formado a lo largo de los años, mismos a los que la militancia les encomendaría dar ruta a las ideas que llevaron a Morena a volverse el partido con más votos en los últimos comicios celebrados en el país.
“Desafortunadamente, no creo que vaya a ser suplido con facilidad, no va a haber manera de encontrar manera de encontrar un personaje, medianamente parecido, entonces lo que procedería es que surjan liderazgos que le den ruta al partido, siempre y cuando se pongan de acuerdo y logren institucionalizarse; o, la otra es el gran riesgo que ocurra lo mismo que en el PRD, que se desarticule todo y que cada figura se sienta con la autoridad moral suficiente como para llevar las cosas por sí mismo”, detalló.
No obstante, el segundo camino, “el catastrófico”, sería uno de gran riesgo, no solo para el país, sino para la izquierda mexicana al desarticularse otro instituto debido a confrontaciones internas, tal como ocurrió con el Partido de la Revolución Democrática cuando figuras como López Obrador o Cuauhtémoc Cárdenas abandonaron tras las decisiones de la cúpula.
A dos años de la sucesión presidencial, aún quedan dudas del futuro que tendrá Regeneración Nacional, pues, aunque son evidentes los liderazgos, muy pocos han logrado trascender lejos de la figura de AMLO, por lo que serán tiempos de decisión para la militancia de la 4T.
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