Quién fue el español detrás del Himno Nacional Mexicano

El Himno Nacional Mexicano es uno de los tres símbolos patrios de México, junto con la bandera y el Escudo Nacional. La letra fue escrita por el poeta, orador, dramaturgo y crítico teatral de San Luis Potosí Francisco González Bocanegra. Mientras que la melodía fue compuesta por el músico español y director de orquesta Jaime Nunó. Este último nunca residió en México, sólo permaneció en diversas ocasiones en el país y tuvo grandes vinculaciones con figuras políticas nacionales.

El compositor fue originario de San Juan de las Abadesas una provincia de Gerona, en Cataluña (España). Pocos años después de su nacimiento, una tragedia llegó a su vida, su padre murió a causa de un accidente desconocido por lo que el porvenir de Jaime se vio afectado; así que su madre buscó un futuro mejor con unos parientes en Barcelona, pero la desgracia lo siguió hasta la tierra Cataluña debido a que una epidemia de cólera causó la muerte de su madre.

Sin embargo no todo fue tan malo para Nunó de solo nueve años, ya que quedó bajo la tutela de su tío Bernardo quien era un comerciante de telas de seda. Fue ahí entonces cuando le fomentó y financió al pequeño Jaime sus estudios en la música. Tanto fue su gusto y preparación que fue admitido en la catedral de Barcelona para cantar en el coro y tenía un gran gusto por el piano lo cual lo llevó a tocar de vez en cuando en el órgano en la iglesia. Su primera composición fue con tan solo 15 años cuya pieza se llamaba Trisagio que es un coro mixto para soprano, alto, tenor y bajo con acompañamiento de órgano y piano.

Cuando cumplió los 17 años de edad el concertista ganó una beca para estudiar con Saverio Mecadante, un músico muy reconocido en Italia. Ahí estudió composición y tras terminar su formación, Jaime decidió regresar a Barcelona para ejercer su profesión. Parecía que su vida iba transcurrir por completo en ese lugar, pero fue nombrado director de la Banda del Regimiento de la Reina en 1851 por lo cual tuvo que viajar a Cuba, donde conoció y entabló amistad con el ex presidente mexicano Antonio López de Santa Anna. Al regreso de Santa Anna a México para tomar la silla presidencial, invitó a Jaime Nunó a encabezar las bandas militares mexicanas.

Durante una de su estadía en México, el 12 de noviembre de 1853 Antonio López de Santa Anna lanzó una convocatoria en el Diario Oficial de la Federación. El gobierno mexicano buscaba una canción que representara la nación mexicana, puesto que anteriormente no se tenían indicios de un himno que se identificara en el país. Después de la Consumación de la Independencia, la nueva nación mexicana se enfocó en crear un nuevo escudo y una nueva bandera nacional. El himno aún no parecía ser una necesidad, así que solo se entonaba en ocasiones especiales Veni Creator que era un himno religioso dedicado al espíritu santo. De las 26 versiones que fueron a concursar, el 4 de febrero de 1854 las estrofas de Bocanegra fueron las vencedoras de la competencia y se llamó a un nuevo concurso para una composición musical. Fue así como después de ochenta días de prolongación la música del reconocido artista español fue electa entre otras 15 composiciones.

Cuando se consolidó la letra y la música por completo, se interpretó por primera vez el himno el 16 de septiembre del mismo año en el teatro Santa Anna. La dirección estuvo a cargo del controversial Bottesini y fue interpretado por la soprano Claudina Fiorentini y el tenor Lorenzo Salvi acompañados por el coro y la orquesta de la Gran Compañía de Ópera Italiana.

Por varias décadas el Himno Nacional de Nunó y Bocanegra fueron olvidados. No fue hasta 1901 en un exposición en Buffalo, Nueva york donde el músico fue descubierto por un periodista mexicano, quien lo identificó como autor del Himno Nacional. A raíz de esto el entonces presidente de México, Porfirio Díaz, invitó al reconocido compositor a visitar a México. Durante su visita tuvo la oportunidad de dirigir la orquesta y los coros que interpretaron el himno. Desafortunadamente su visita no fue bien recibida y regresó a Nueva York ya que era donde residía y se había vuelto ciudadano estadounidense.

Su última visita al territorio mexicano fue en 1904 con motivo de los cincuenta años del himno y en esa ocasión tuvo buen recibimiento. Jaime Nunó murió el 18 de julio de 1908 en Bay City, Nueva Yersey. Y en 1942 el gobierno mexicano mandó exhumar sus restos para que fueran trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México, donde actualmente se encuentra junto con los restos de Francisco González Bocanegra.

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