Cuánto poder ganará el Ejército al controlar a la Guardia Nacional

Este sábado Morena dio el primer paso en el Congreso para que la Guardia Nacional sea operada y controlada de manera directa por el Ejército mexicano, tal como lo propone el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

El jueves 1 de septiembre, durante su cuarto informe de Gobierno, López Obrador detalló que a partir de la creación de la Guardia Nacional “se han reclutado y formado profesionalmente 115 mil elementos”. Agregó que se han construido 242 cuarteles de casi 500 que van a estar operando a finales del gobierno y agregó: “Baste decir que en 19 entidades federales de la república ya hay más personal de esta corporación, de la guardia civil, que policías estatales”.

Al enviar la nueva iniciativa de reforma, López Obrador argumentó que la Guardia Nacional sólo funciona gracias al liderazgo militar que la organizó y las amplias capacidades logísticas de las fuerzas armadas.

“Por eso envié al Congreso una iniciativa de reforma legal, integral, con el propósito de que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa, con el único afán de que se consolide, de que mantenga su disciplina”, destacó el Ejecutivo federal.

El dictamen aprobado este sábado por la mañana en la Cámara de Diputados, luego que Morena logró conseguir su votación dispensando el análisis y otros trámites legislativos (fast track), señala que su finalidad es consolidar a la Guardia Nacional como cuerpo policial permanente, profesional y disciplinado, bajo el control operativo y administrativo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

De esta manera, esos 115 mil elementos de los que habló el presidente de la República ya no obedecerán al mando civil de la secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, sino del secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, aunque los críticos del gobierno apuntaban que esto ya sucedía en la práctica.

Si esta reforma es aprobada en el Senado de la República, los más de cien mil efectivos pasarán a engrosar las filas del Ejército mexicano, con la finalidad de participar en las labores de seguridad pública en todo el país.

Para algunos críticos, la propuesta de López Obrador se lee como una oda a los militares como pilar central de la sociedad mexicana, destacando que el presidente les ha dado más responsabilidades que cualquier otro jefe del Ejecutivo mexicano en la historia reciente, poniéndolos a cargo no sólo de luchar contra los cárteles del narcotráfico, sino también contra el robo de combustible.

Además, les encargó la construcción de un nuevo aeropuerto para la capital y del Tren Maya en la península de Yucatán.

También construyen sucursales bancarias en zonas rurales y fueron clave en la respuesta del gobierno a la pandemia del COVID-19.

Y por si esto fuera poco, recientemente se anunció que trabajan de manera coordinada con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para instalar antenas de comunicación que dotarán de internet a todo el país. El general Luis Cresencio Sandoval expuso que estos centros de telecomunicaciones quedarán bajo vigilancia de las fuerzas armadas.

Durante su cuarto informe de gobierno a la nación, López Obrador dijo que “el propósito no es militarizar o ir al autoritarismo, sino cuidar, con la vigilancia de la Secretaría de la Defensa, el crecimiento sano de la que debe ser la principal institución de seguridad pública del país”.

López Obrador sostuvo que el paso de la GN al Ejército es la única forma de igualar la amplitud geográfica, las capacidades logísticas y el armamento de la delincuencia organizada.

El ejército ha estado desempeñando un papel crítico para mantener la seguridad en las calles desde hace años, mucho antes de que López Obrador asumiera el cargo. Se le ha acusado de abusos a los derechos humanos y Naciones Unidas ha pedido durante mucho tiempo que se le retire de las funciones policiales.

Sin embargo, ni la Guardia Nacional ni los militares han podido reducir la inseguridad en México. El mes pasado, grupos de la delincuencia organizada llevaron a cabo ataques en cuatro estados del país en una semana, quemando negocios y matando a transeúntes.

Según sus críticos, la Guardia Nacional carece de las capacidades de investigación e inteligencia de una fuerza policial. Es una presencia visible en patrullajes y responde ante hechos de violencia, pero no hace mucho para prevenirla.

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