El pasado 13 de agosto se cumplió un año más de la caída del imperio mexica. Y es que fue en esa fecha, pero del año 1521, cuando cayó de manera definitiva Tenochtitlan, que era la ciudad que fungía como capital del imperio y que se encontraba en lo que hoy es la Ciudad de México. Tras este hecho, inició un periodo de 300 años que sería conocido como la Colonia de la Nueva España.
La Conquista de México tardó dos años, pues comenzó con la llegada de los españoles al país, en 1519. Fue desde la isla de Cuba de donde llegaron los extranjeros, al mando de Hernán Cortés. A su paso por diversos lugares del territorio mexicano, los españoles lograron aliarse con varias culturas mesoamericanas, pues muchas de ellas eran sometidas por los mexicas y buscaban dejar de estar bajo su yugo, pues los obligaban a pagar grandes tributos.
Con las alianzas que lograron hacer los españoles, llegaron a Tenochtitlan el 8 de noviembre de 1519, y fue recibido por el entonces gobernante mexica Moctezuma, en lo que hoy es la esquina de las calles República del Salvador y Pino Suárez, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, a unas cuantas calles del Zócalo capitalino. Tras el encuentro, Moctezuma le ofreció a Cortés y sus hombres el Palacio de Axayácatl para hospedarse.
En dicho palacio, que había pertenecido al padre de Moctezuma, Axayácatl, los españoles encontraron un gran tesoro que intentarían saquear en la conocida como Noche Triste, que recientemente fue renombrada por el gobierno capitalino como la Noche Victoriosa. Los españoles tomaron como prisionero al emperador mexica, que poco tiempo después sería asesinado, supuestamente a manos de su propio pueblo, cuando trató de calmar una trifulca que había en reclamo hacia los españoles. Sin embargo, al ya no sentir ningún respeto por él al pensar que se había doblegado ante los invasores, la gente enardecida comenzó a lanzarle piedras. Una de ellas, le causaría una herida en la cabeza, que posteriormente le provocaría la muerte.
Esa es la versión oficial, sin embargo, existen otras que asegura que el tlatoani murió a manos de los españoles.
Tras la muerte de Moctezuma, subió al trono su hermano, el Señor de Iztapalapa, Cuitláhuac. Él fue quien comandó a las tropas mexicas cuando ganaron la batalla de la Noche Triste, y buscó hacer alianzas con otros grupo indígenas para derrotar a los españoles, sin embargo, su mandato duró muy poco tiempo, pues murió debido a la viruela, enfermedad que trajeron los españoles y que mermó de manera severa la salud de los indígenas.
El último tlatoani mexica en subir al poder, fue Cuauhtémoc, primo de Moctezuma y Cuitláhuac. Él trató de resistir lo más que se pudo, sin embargo, no logró derrotar a los invasores extranjeros. El 13 de agosto de 1521 se rindieron los últimos defensores de la gran ciudad México-Tenochtitlan, luego de resistir un largo asedio de sus enemigos, que contaban con tecnología guerrera superior, y que además contaban con más efectivos, gracias a las alianzas forjadas con grupos indígenas por Hernán Cortés.
Durante la pelea por Tenochtitlan, los mexicas resistieron con gran valor, y en más de una ocasión estuvieron por obligar a los españoles y sus aliados a retirarse, sin embargo, Cortés, por medio de la diplomacia o fuerza, fue aislándolos y ganando cada vez más aliados para su causa, de modo que los tlaxcaltecas se fueron agregando más y más pueblos.
Hacia el final del sangriento y prolongado sitio, los atacantes eran muchos más que los defensores. Ante el creciente sufrimiento de los mexicas, Cortés propuso negociaciones de paz que fueron rechazadas por Cuauhtémoc, por lo que el 7 de agosto ordenó la ofensiva final. Se combatió de manera intensa hasta encerrar a los últimos guerreros mexicas en Tlatelolco, última ciudad en donde resistieron acompañados del tlatoani.
Cuauhtémoc, convencido de que era imposible seguir resistiendo, y cuando el 13 de agosto los españoles doblegaron la resistencia del último bastión mexica, intentó escapar escondido en una canoa, para seguir luchando desde otro sitio y recuperar fuerzas, sin embargo, su fuga fue interceptada por el capitán español García Olguín, comandante de uno de los bergantines que cortés mandó a construir para sitiar Tenochtitlan, en Tlatelolco.
Cuauhtémoc fue llevado con Cortés preso, y según algunas versiones, al estar frente a frente, el último tlatoani mexica dijo al español: “Señor, ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad y mis vasallos y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en el cinturón y mátame luego con él”. Cortés contestó que apreciaba mucho todo lo que había hecho, y que sus actos debían tenerse más a bien que a mal, y que lo pasado, pasado era.
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