Jesús Murillo Karam, exprocurador general de la república, salió del Reclusorio Preventivo Varonil Norte para un revisión en el Hospital General Balbuena, debido a una afección en los pulmones.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, el exfuncionario federal se sometió a una inspección médica y luego volvió tras las rejas, pues se mantiene bajo la medida cautelar de prisión preventiva justificada por el caso Ayotzinapa.
Fue trasladado al Hospital General Balbuena para la realización de una tomografía de tórax con el fin de dar seguimiento a su estado de salud debido a un diagnóstico de EPOC
La dependencia capitalina explicó que Murillo Karam salió conforme a los protocolos establecidos por autoridades de salud para los centros penitenciarios en la Ciudad de México. Otros informes apuntan que también se evaluaron sus signos vitales.
En una fotografía difundida se observa que el extitular de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) vestía el uniforme beige de prisión, portaba una gorra, chaleco antibalas y cubrebocas. El personal penitenciario le ayudaba a descender de la unidad en que fue transportado.
Al concluir dicho estudio fue trasladado de nuevo al Reclusorio Preventivo Varonil Norte
De acuerdo con los reportes, el exprocurador se transportó en una ambulancia de la Secretaría de Salud del gobierno capitalino. Luego del proceso médico volvió escoltado al centro de reclusión.
Se prevé que sus abogados utilicen como argumentos los padecimientos para que el acusado salga de la cárcel y sea revisado en un hospital privado, pues ya intentaron esa estrategia durante sus comparecencias.
Jesús Murillo Karam tiene 74 años de edad y a lo largo de su vida acumuló problemas de hipertensión, enfermedad pulmonar obstructiva por tabaquismo, trastornos por insuficiencia vascular cerebral y lesiones en la laringe desde 2013.
El pasado 20 de agosto, durante su audiencia inicial, se presentó su médico desde hace 28 años, Alberto Jongitud Falcón, quien confirmó que los padecimientos eran graves, pues las enfermedades crónico degenerativas data de hace ocho años, pero otras se han mantenido desde hace más de dos décadas.
Durante el proceso donde se debatía la medida cautelar quisieron convecer al juez Marco Antonio Fuerte Tapia de que debía otorgar la prisión domiciliaria y estar atento a su salud.
Sin embargo, el juzgador evaluó que las imputaciones son más relevantes y aceptó que el acusado representaba un riesgo de fuga por su capacidad económica, cuyo patrimonio asciende a 85 millones de pesos mexicanos, así como la conexión de redes que podrían sustraerlo de la justicia.
Cuatro días después, el 24 de agosto, también acudió un experto en riesgos identificado como el abogado Cuauhtémoc Vázquez, quien intervino en la audiencia de vinculación a proceso. En su exposición argumentó que Murillo Karam padecía disminución del metabolismo neurológico para capacidades cognitivas, sumado a las otras afecciones que podrían causarle propensiones al contagio de COVID-19.
Pero en ninguno de los casos se otorgaron las solicitudes de la defensa. Los cargos que enfrenta el exfuncionario de Enrique Peña Nieto son desaparición forzada, tortura y contra la administración de justicia. Pues se le acusa de fabricar una versión que pusiera fin al reclamo de justicia que buscaba conocer las razones y el paradero de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala.
Al paso de los años esa narrativa fue desmontada, debido a que los testimonios que la construyeron se obtuvieron mediante torturas a integrantes de Guerreros Unidos, el cártel responsabilizado de haber asesinado a los normalistas en colusión con policías municipales y omisiones del Ejército como la Policía Federal.
Por ahora, el exprocurador lleva 13 días encerrado en el Reclusorio Norte, tras su detención el pasado 19 de agosto, cuando efectivos de la Secretaría de Marina Armada de México colaboraron en su captura a las afueras de su domicilio, ubicado en la exclusiva zona de las Lomas de Chapultepec.
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