Un elemento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) compuso una canción en honor a uno de sus compañeros caídos durante el operativo para detener el pasado 2 de julio a Francisco Torres Carranza, mejor conocido como “El Duranguillo”, jefe de plaza del Cártel de Sinaloa en al menos seis municipios de Sonora.
En un video de 2:20 minutos de duración, el soldado aparece tocando el tema con dos camionetas artilladas de la institución detrás de él y al fondo una bandera de México. “El día de hoy les quiero compartir una canción compuesta en reconocimiento a algunos de mis compañeros que el mes pasado pusieron muy en alto el nombre del Ejército mexicano, también en honor a un compañero caído en ese enfrentamiento”, dice el efectivo antes de comenzar a cantar.
“Pareciera que los cuernos les pesaban nomás para salir corriendo. Hasta se les olvidó pa’ que se usaban, nomás del puro miedo, que sintieron (...) Nuevamente el Ejército mexicano demostró de qué están hechos. Mis respetos. Patrullando allá por Altar, Sonora, las tropas de infantería detuvieron un sicario de esa zona”, dice al comienzo de la canción.
“Luego luego llegaron hombres armados para rescatar a su gente. Le ofrecemos 10 millones para soltarlo le dijeron al teniente y a su gente (...) Ante aquellas amenazas los soldados estaban listo para todo. El teniente les contesta ‘no voy a soltar a nadie, aquí nos morimos todos´. No hay más modo (...) A los primeros balazos los sicarios cada vez se veían menos, pues corrieron (...) Como duele ver a un compañero muerto, pues trabajan dispuestos a dar la vida por cuidar de nuestro pueblo porque también son del pueblo”.
“¡Pues nos morimos todos!”
La detención de “El Duranguillo” provocó un tenso enfrentamiento entre un número considerable de sicarios fuertemente armados, aproximadamente 60, y un convoy de soldados (15) que fueron superados en número, lo cual dejó dos hombres abatidos, uno de cada bando.
Esa tarde los efectivos de la Sedena recorrían el municipio de Altar, ubicado al noroeste de Sonora, cuando detectaron una camioneta donde viajaba “El Duranguillo” junto con otros tres hombres que al notar que eran perseguidos por los vehículos de la Sedena solicitaron refuerzos.
En ese momento los soldados sacaron a “El Duranguillo” de la camioneta y lo sometieron contra el pavimento. El líder criminal se resistió y se arrastró por el suelo para intentar escapar de la suela del elemento que lo tenía subyugado. “¡Qué ya vienen a rescatarlos!”, dijo, nervioso, uno de los elementos al teniente.
Todo ocurrió en las afueras de una tienda OXXO. En cuestión de minutos, según los elementos, llegaron entre cuatro y cinco camionetas con más sicarios fuertemente armados. “El Duranguillo”, desde el suelo, comenzó a gritar que los dejaran ir y que a cambio les ofrecía 10 millones de pesos. “Nos arreglamos. ¡Déjenme ir!”. Los sicarios que acababan de llegar les gritaron a los elementos que los iban a matar, que hasta ahí llegaron, que ahí iban a quedar. “¡Pues nos morimos todos”!, respondió el teniente.
Según los testimonios, la ráfaga de tiros comenzó cuando los pistoleros del cártel divisaron la llegada de los apoyos de la Sedena. “Al oír los tiros, los de acá también comenzaron a dispararnos. Pero no tenían adiestramiento, así disparaban hasta acabarse los tiros. Nosotros hicimos disparos controlados, de cinco en cinco, para disuadirlos”, relató.
Fueron unos cinco minutos de fuego cruzado. El sargento recibió un tiro que le perforó la costilla derecha. Los refuerzos rompieron el cerco de los sicarios, quienes en ese momento empezaron a correr. Uno de ellos fue abatido. “El Duranguillo”, por su parte, se desmayó cuando terminó el intercambio de disparos.
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