El cuarto informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que tendrá lugar el próximo 1 de septiembre, marcará el inicio del último tercio de su sexenio. El acto presidencial se llevará a cabo a las 11 de la mañana en los corredores de Palacio Nacional, según informó el propio mandatario durante su conferencia mañanera del pasado martes 23 de agosto.
Relacionado a ello, en días recientes comenzaron a circular diversos spots del gobierno federal en los que AMLO ha presumido las acciones realizadas a lo largo de los primeros cuatro años de su administración.
Como es frecuente en sus discursos, uno de los ejes narrativos de estos materiales es la comparación con los “gobiernos neoliberales”, la cual es notoria —de acuerdo con el presidente— en aspectos como la eliminación de las pensiones para expresidentes.
Sin embargo, estas grabaciones no son la única estrategia de AMLO ante la recta final de su mandato, pues el presidente ya comenzó a mover sus piezas para enfrentar las elecciones de 2024.
Así lo consideró el columnista Raymundo Riva Palacio, quien señaló la preocupación del presidente por elegir a su candidato o candidata ideal para la sucesión presidencial, de manera que su Cuarta Transformación (4T) no se vea interrumpido.
Se pondrá en juego la permanencia de la 4T en el poder
En su más reciente texto para Ejecentral, el periodista señaló las dificultades a las que se enfrentará tanto el titular del Ejecutivo Federal como su partido (Morena) durante la recta final de este sexenio, en la que se pondrán en juego “el poder y la viabilidad de sus contrapesos”.
“El Presidente lo sabe perfectamente y está levantando sus trincheras y preparando sus armas”.
Uno de los principales detonantes de estos retos, advirtió el también analista político, es la “destrucción” del andamiaje consolidado por gobiernos anteriores “sin haber podido remplazarlo con uno nuevo”. A esto se le suma “la forma violenta” en la que se ha llevado a cabo la Cuarta Transformación.
Por otro lado, el constante llamado a la unidad y el fortalecimiento de la militancia morenista son otros aspectos que, según Riva Palacio, hacen evidente el interés de AMLO por cuidar cada uno de sus movimientos. “Se juegan el poder y más. López Obrador piensa en el legado”, agregó.
Asimismo, expuso que el objetivo estratégico durante el último tercio del sexenio será el mantenimiento de la 4T en el poder, por lo cual el presidente “se radicalizará” y, adelantó, “habrá más polarización y más violencia política”.
Una reunión del partido y una comparación errónea
Dentro de las acciones de López Obrador de cara a las elecciones presidenciales de 2024, Riva Palacio mencionó la realización de un encuentro, en junio pasado, con gobernadores de Morena en Palacio Nacional con la intención de revisar los proyectos en curso de cada quién.
En dicha reunión, el mandatario federal les habría advertido a las y los presentes la importancia de su papel “para impedir que se interrumpiera la transformación prometida”.
Además, AMLO refirió que no cometería el “error” de Lázaro Cárdenas en 1940, cuando en lugar de elegir a Francisco José Mújica como su sucesor, abanderó a Manuel Ávila Camacho por presiones e intereses ajenos a él. “A mí no me va a pasar lo mismo”, dijo el presidente, de acuerdo con el columnista.
Con esto, destacó el periodista, “dijo todo sobre su sucesión y a quién de su partido piensa entregarle la candidatura presidencial”, pues la referencia histórica advirtió que la persona elegida por AMLO será aquella que “esté ideológicamente convencida de su proyecto”.
“López Obrador quiere que su legado continúe, y para ello necesita alguien que piense como él y le sea incondicional”.
Sin embargo, la alusión a las decisiones de 1940 fueron erradas, según comentó el analista político, pues “la sucesión presidencial de 1940 no tiene nada que ver con la de 2024″. En aquel entonces, especificó, la elección de Lázaro Cárdenas “fue pensando en el futuro del país”, mientras que la de AMLO será pensando en su propio futuro y su huella en la historia de México.
“Su trascendencia a la Historia mexicana, debe pensar López Obrador, depende de que una figura subordinada a él, o sujeta a sus presiones y chantajes, continúe con lo iniciado sin importar su factibilidad y las consecuencias que ello entrañe”.
La principal diferencia entre el actual proceso y el de 1940, aseveró el columnista, recae en la disyuntiva política e ideológica a la que se encontraba México en aquel entonces, pues era necesario tomar una postura de cara a la Segunda Guerra Mundial.
Con la elección de Ávila Camacho como sucesor, Lázaro Cárdenas evitó el nacimiento de un conflicto permanente con Estados Unidos, ya que Mújica, al ser un hombre de izquierda, “se habría inclinado por los nazis o por la Unión Soviética”.
Aunque aún no se ha definido quién será el o la elegida del presidente, “ya nos lo advirtió”, concluyó Riva Palacio.
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