Una investigación encabezada por un grupo élite de antiguos policías federales se infiltró en las filas de la policía de Celaya, Guanajuato, la ciudad que hace año y medio fue considerada la más violenta del mundo, reveló que 150 efectivos estaban relacionados con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), los dos grupos criminales más influyentes en la entidad.
Así lo reveló una investigación interna que desde hace meses iniciaron 30 ex agentes federales en las entrañas de las corporaciones locales, la cual concluyó a finales de agosto con 150 agentes municipales señalados por sus presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
La secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública de Guanajuato, Sophia Huett, confirmó que 150 elementos habían sido dados de baja de las corporaciones municipales porque “eran delincuentes con uniforme. De alguna manera entraron a la corporación y usurparon un uniforme de policía”.
“No solamente basta con que los des de baja, lo que tiene que provocarse es que esas personas que traicionaron un compromiso o que bien, se disfrazaron de policías, vayan a dar a la cárcel. No se trataba nada más de hacerlos a un lado, sino que quien traiciona la vocación pague las consecuencias cual delincuente, porque no se trata más que de un delincuente disfrazado de policía”, señaló.
Los elementos infiltrados descubrieron que varios de sus compañeros les brindaban información a los narcos sobre operativos en su contra y algunos hasta formaban parte de su grupo de seguridad. “La mayoría de la policía en Celaya en su momento estuvo inmiscuida, me atrevo a decir que varios compañeros pues eran delincuentes uniformados, esa es la palabra adecuada”, dijo uno los agentes encubiertos a Milenio.
Sin embargo, otro factor que pudo haber contribuido a la colusión de las autoridades con el crimen organizado, según los resultados que arrojó la investigación, fue el poco financiamiento y los escasos recursos con los que cuenta la policía para hacerle frente a la delincuencia.
“No teníamos unidades, nos robaban un vehículo prácticamente en nuestra cara. Y si los queríamos corretear o tratar de alcanzarlos, se nos calentaban nuestras unidades. Prácticamente era una policía de risa (...) Un compañero municipal decía ‘pues yo entré por necesidad, para tener un trabajo, éramos neófitos en la cuestión policiaca, nos daban una macana y ese era nuestro instrumento de trabajo y era macanear gente”.
Los agentes que trabajaron como encubiertos tenían entrenamiento en labores de terrorismo, narcotráfico e inteligencia cibernética. Algunos fueron capacitados en Estados Unidos por la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y el Buró Federal de Investigación (FBI), y otros en El Salvador y Colombia. Algunos incluso participaron en la captura de Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”.
De acuerdo con una análisis de la organización especializada en análisis de narcotráfico en América Latina, Insight Crime, también se debe tomar en cuenta otro “incentivo” para que los policías decidan colaborar con las organizaciones criminales. Y es que, en 2021, al menos 53 agentes fueron asesinados en Guanajuato, más que en cualquier otro estado.
“Han acribillado a los agentes en sus casas, los han atacado con artefactos explosivos y se ha divulgado abiertamente su información personal en las plataformas del gobierno”, señaló la organización.
“Se han hecho algunos esfuerzos por mejorar la situación de la policía. En 2021, la ciudad de Celaya aumentó los salarios en 3,5% para un promedio de poco más de 17 mil pesos mexicanos. Aunque esto es más que el salario promedio de la policía en México, es claro que no es suficiente para compensar los asesinatos, las amenazas de muerte y la continua falta de recursos”, concluyó.
SEGUIR LEYENDO: