La extitular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, Rosario Robles Berlanga destacó que su caso fue un “feminicidio político” puesto que quisieron destruirla, esto, en su primera entrevista a medios de comunicación después de pasar mil 101 días en el Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla.
En entrevista con José Cárdenas, la exfuncionaria destacó: “Me quebraba, sí me quebraba sobre todo al principio muchas veces yo dije ‘hasta aquí llegué’. Tantos años dedicada a luchar por mi país, tantos años a luchar por las mujeres, mi prestigio, mi reputación, toda esta lucha. Yo sentía que era una especie de feminicidio político, hay que matarla, hay que destruirla, al principio dije ‘no puedo seguir con esto, por qué estoy encerrada si soy inocente”.
De igual manera, Rosario Robles contó como fueron los días recluida en el penal, de donde salió el pasado 19 de agosto. Mencionó que hablaba desde un teléfono público pues no tenía celular ni privilegios de ningún tipo. Sin embargo, señaló que ella se encontraba en un lugar de protección por razones “obvias” donde no podían acceder más que las personas que estaban en esa condición de protección.
“Es una parte que agradezco mucho porque me permitió entender y sobre todo trabajar mucho en este abuso de la prisión preventiva que lleva siete de cada 10 mujeres que son presentadas ante un juez y vinculadas a proceso, vayan y pisen Santa Martha Acatitla”, destacó.
También compartió que muchas compañeras y compañeros fueron a visitarla, entre ellos José Narro Robles, quien fuera secretario de Salud durante la administración de Peña Nieto, de quien confesó que fue su “ángel de la guarda”. Asimismo, agradeció especialmente a su hija Mariana, quien la acompañó durante todo su proceso en prisión.
“Le debo muchísimo, yo estoy muy orgullosa de ella, muy contenta de ver cómo creció, cómo dejó de ser la hija de Rosario Robles para convertirse en Mariana, a veces yo la veía quebrarse conmigo y yo me quedaba muy angustiada, pero al rato ya la veía que estaba dando entrevistas”.
“Afortunadamente yo salgo con la cara en alto, no me atraicioné a mí misma ni a mis principios ni ideales, no traicioné a nadie”. Además destacó que no es una mujer de venganza sino de justicia, pues no guarda rencor. Sin embargo, destacó que algunos amigos pertenecientes al Partido Revolucionario Institucional (PRI) la siguieron visitando.
Debido a la pandemia se restringieron las visitas, además de que para poder recibirlas ella tenía que pedir un permiso, el cual pasaba al Consejo y después a consultarse con las autoridades superiores, lo cual recalcó que no era nada sencillo.
Robles reveló que tuvo que deshacerse de lo poco que tenía para poder sortear la situación: “Estar en la cárcel es como una enfermedad, me costó sangre, me costó el departamento de mi hija Mariana, de mi camioneta; pero afortunadamente los abogados, de manera muy bondadosa, lo tomaron y lograron inmediatamente un amparo contra la orden de aprehensión”.
Por último, señaló que sintió mucho miedo de que la dejaran ahí. “Así como me metieron, tendrán que sacarme”.
Robles fue acusada por omitir la información a su superior, el entonces presidente Peña Nieto, sobre el desvío de más de 5 mil millones de pesos cuando estaba al frente de la Sedesol y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
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