En los últimos años, en México, se han dado a conocer casos de asesinos seriales que, por la brutalidad de sus asesinatos, han acaparado los medios de comunicación.
Se puede mencionar, entre estos, a Juana Barraza Samperio, quien sería conocida como La Mataviejitas, una mujer que asesinaba a mujeres de la tercera edad; José Luis Calva Cepeda, conocido como el Caníbal de la Guerrero, pues se presume que devoraba a sus víctimas, que eran sus parejas sentimentales, y vivía en un departamento de la colonia Guerrero, en la Ciudad de México; o más recientemente, a Andrés Filomeno Mendoza, conocido como El Caníbal de Atizapán, un hombre de la tercera edad que es, hasta la fecha, el mayor feminicida serial que se conozca en la historia contemporánea de México, pues en su casa se encontraron, enterradas, al menos a 17 mujeres, un niño y un hombre. El sobrenombre de “caníbal”, se le dio tras haber confesado que comió carne de sus víctimas.
Sin embargo, mucho antes de estos personajes, existió un asesino serial que llevaba por nombre Francisco Guerrero Pérez, quien era conocido como Antonio Prida. Él fue el primer asesino serial capturado del que se tenga registro en México. Se le acusó de asesinar, entre los años 1880 y 1888, a alrededor de 20 prostitutas.
De acuerdo con el autor del libro México y sus asesinos seriales, Ricardo Ham, Guerrero Pérez también asesinó a una mujer de la tercera edad, cuya identificación como prostituta ha sido reportada de manera errónea.
Tenía varios apodos: El destripador del Río Consulado, El destripador mexicano, y El Barbazul mexicano, pero el más famoso fue el de El Chalequero. Se vestía de manera elegante y extravagante, portaba un saco y un chaleco de charro y pantalones de cashmere. Era descrito como “guapo, elegante, galán, y pendenciero”, dijo una fuente anónima citada por Hernán Almaguer en un reportaje para su página Sangre y Plomo.
Nació en 1840, en la región del Bajío, y murió en noviembre de 1910, en pleno inicio de la Revolución Mexicana, en la cárcel del Palacio de Lecumberri, que actualmente funciona como el Archivo General de la Nación (AGR). El Chalequero nació en el seno de una familia de escasos recursos. Fue el onceavo hijo de un matrimonio que se caracterizaba por los abusos de su madre y la ausencia de su padre.
Con 22 años, en 1862, emigró a la Ciudad de México para trabajar para un zapatero. Sobre el origen de su apodo, El Chalequero, existen dos teorías: la primera afirma que el término se refiere a la expresión “a puro chaleco”, que significa que cualquier mujer a la que se sintiera atraído sería su pareja sexual, quisiera o no. La otra se refiere simplemente a que le gustaba vestir con chalecos.
Almaguer, en su investigación, encontró que El Chalequero veía al sexo femenino solamente como un objeto desechable para su placer sexual. Sus víctimas eran encontradas con signos de violencia y crueldad, además de estar marcadas por mutilación genital: en los crímenes claramente se veía reflejado el odio extremo.
Violaba para demostrarles, según él, el poder y la superioridad que tenía sobre las mujeres. Y aunque casi todas sus víctimas eran prostitutas, no las mataba por su oficio, sino porque eran vulnerables.
No obstante, otros reportes afirman que también las mataba porque creía que estaban cometiendo un pecado y que su trabajo era inmoral. Que las mujeres le debían una fidelidad absoluta a sus esposos, y que el adulterio debía ser castigado con la muerte. Los cuerpos de sus víctimas los aventaba al extinto Río Consulado.
Fue aprehendido por primera vez en 1888, y condenado a pena de muerte, pero se dice que el entonces presidente Porfirio Díaz redujo su sentencia a 20 años, y salió libre en 1904 por un error burocrático.
Cuatro años después volvió a asesinar a una mujer de la tercera edad. Fue visto por un niño pastor cerca del Río Consulado, cuando violó, torturó y asesinó a la mujer. Volvió a Lecumberri, y no alcanzó a recibir sentencia, pues murió antes de ello en su celda.
Características que unen al chalequero con “Jack El Destripador”
Alrededor del mundo se han conocido los casos de varios asesinos seriales. Posiblemente uno de los más conocidos en la historia, es el de Jack El Destripador, un asesino inglés, y posiblemente el asesino serial más famoso de la historia. Y aunque es conocido con ese sobrenombre o apodo, la realidad es que ahora se conoce los mismos que se sabía de él en la época en la que cometía sus crímenes, a finales del siglo XIX: nada.
Y es que el peligroso y temido asesino serial nunca fue capturado, y nunca se supo su identidad. Lo único que se sabe es que mató, pero no se tiene certeza del número total de sus víctimas. Los investigadores más reputados limitan a cinco sus víctimas. Se trata de Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly, y es aquí donde viene el dato que lo une con Francisco Guerrero Pérez, El Chalequero, pues todas ellas eran prostitutas, al igual quela mayoría de las víctimas del mexicano.
Además, ambos asesinos fueron contemporáneos, pues Jack El Destripador cometió sus crímenes durante la década de los años 80 del siglo XIX, al igual que Guerrero Pérez.
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