En la Ciudad de México existen mucho monumentos históricos que se han convertido en todo un ícono de la capital mexicana. Quizá uno de los más importantes es el conocido como Ángel de la Independencia, que se erige sobre Paseo de la Reforma, una de las avenidas más importantes y representativas de la capital mexicana, la cual fue mandada a construir por el segundo y último emperador de México, Maximiliano de Habsburgo.
El Ángel de la Independencia tiene sus orígenes en el periodo denominado como Profiriato, que fue el tiempo en que gobernó Porfirio Díaz el país, el cual duró más de 30 años. Y es que fue el mismo Díaz quien mandó a poner el emblemático monumento que hasta la fecha se encuentra en Paseo de la Reforma, y que embellece las calles de la Ciudad de México.
Una de las preguntas que más se hacen las personas al ver este monumento es, quién le dio rostro y forma. Aunque hay varias versiones sobre esto, hay una que asegura que el Ángel de la Independencia está inspirado en una mujer que fue secretaria de Porfirio Díaz.
La escultura llamada comúnmente Ángel es en realidad una representación de Niké, la diosa griega alada de la victoria, y se cuenta que la modelo para la misma fue una secretaria del general Porfirio Díaz, de nombre Ana María Mazadiego Fernández.
Sin embargo, existe otra hipótesis que asegura que quien sirvió como modelo para las piernas y el rostro del Ángel, fue una mujer costurera de nombre Ernesta Robles, quien por entonces tenía 23 años y que, según se dice, gustaba de los bailes de salón.
Su historia
La historia del Ángel, como popularmente se le conoce, se remonta a los tiempos porfirianos, pues se inauguró en 1910, cuando el expresidente Porfirio Díaz aún era mandatario del país, y se encontraba en sus últimos meses como presidente.
Antes de su inauguración, los cimientos y la construcción del monumento llevó varios años. En sí, comenzó a construirse a inicios del siglo XX, en 1902. El 2 de enero de ese año se puso la primera piedra. En aquella ocasión, también se situó dentro de ella un cofre con el acta de Independencia de México, acompañado de una serie de monedas de la época.
La obra fue encargada a un célebre arquitecto mexicano de aquellos tiempos, llamado Antonio Rivas Mercado, mientras que las esculturas y bajo relieve fueron diseñados por Enrique Alciati, otro arquitecto destacado de la época, pero de origen italiano.
El monumento tuvo un costo total de 2 millones 150 mil pesos de la época.
Fue el 16 de septiembre de 1910 cuando por fin se inauguró la célebre obra por Porfirio Díaz, la cual se hizo con la intención de conmemorar el centenario de la Independencia de México.
El diseño de la Columna de la Independencia estuvo inspirada en la Columna de Trajano en Roma y la Columna de la Victoria en Berlín. Incluyendo el Ángel, mide 45 metros. Éste último, también conocido como la Victoria Alada, es una escultura de bronce con recubrimiento de oro que mide 6.7 metros y pesa alrededor de 7 toneladas. En su mano derecha sostiene una corona de laurel en actitud de colocarla sobre la cabeza de los héroes, mientras que en su mano izquierda sostiene una cadena rota de tres eslabones. Esta simboliza el final de los tres siglos del dominio español.
Justo debajo de la Victoria Alada, en la columna, hay una caseta que da acceso a una pequeña terraza que sirve como mirador. La columna está estructurada en acero, y es de tipo tritóstila. Además, está recubierta con piezas labradas de chiluca y fue decorada con figuras de palmas, guirnaldas y dos anillos que llevan los nombres de Agustín de Iturbide, Juan Aldama, Ignacio Allende, López Rayón, Hermenegildo Galeana, Mariano Matamoros, Guadalupe Victoria y Manuel Mier y Terán.
Al interior del destacado monumento se encuentra la zona de urnas, en las cuales descansan los restos de algunos de los héroes de Independencia. En 1925, los restos de Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Juan Aldama, José Mariano Jiménez, José María Morelos y Pavón, Pedro Moreno, Víctor Rosales, Francisco Xavier Mina, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Andrés Quintana Roo, Leona Vicario, Nicolás Bravo y Mariano Matamoros fueron trasladados de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México al Ángel de la Independencia y otros restos fueron traídos desde sus lugares de entierro para ser depositados en urnas al interior del monumento. Los restos de la única mujer que están en el monumento son los de Leona Vicario.
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