México, un país con una magnífica historia y con la capital considerada una de las máximas en cuanto a cultura debido a su relevante patrimonio, riqueza y diversidad. Asimismo es reconocido por su arquitectura, esculturas, murales y últimamente por sus antimonumentos.
¿A qué se refiere exactamente este término? Los antimonumentos, son en sí, memoriales que simbolizan historias en su mayoría trágicas y tienen como fin recordar que sus casos continúan todavía no conocen la justicia.
La familia, amigos y colectivos relacionados con los afectados en esos casos impunes, muchas veces no pueden conformarse con manifestaciones pacíficas, denuncias o con la interminable espera a que las autoridades actúen. Ya que se ha comprobado una y un millón de veces que en México la justicia no existe, por tal motivo estas personas no permiten que esos eventos por los que siguen luchando sean olvidados fácilmente. Su compromiso es tan grande que han reunido el suficiente dinero para colocar dichas estructuras y hacer el llamado a su país para exigir justicia.
En general, los monumentos conmemoran actos positivos o desde una perspectiva oficial. Sin embargo, el contexto social ha provocado erguir una serie de Antimonumentos que se han derivado en casos como feminicidio, migración o violencia hacia comunidades vulnerables.
Las principales características que los diferencian de los monumentos tradicionales es la reivindicación ciudadana del espacio público y el montaje de guardias para evitar su remoción de parte de las autoridades.
Antimonumento de los 43 desaparecidos
Esta pieza se instaló 7 meses después de la desaparición de los estudiantes, exactamente el 26 de abril de 2015 los padres de los normalistas tomaron Paseo de la Reforma y realizaron la instalación. Como un reclamo al gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto por la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, en el estado mexicano de Guerrero. La estructura está fabricada en lámina de metal, la conforma el signo de más (+) y el número 43. Fue colocado sobre una base de metal con la siguiente leyenda: “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.
Desde entonces los padres de los 43 desaparecidos imploraron al gobierno que no removieran antimonumento y si ese hubiera sido el caso, se convertirían en “cómplices del gobierno federal comandado por Enrique Peña Nieto”. De esa manera lograron que se mantuviera en pie el monumental número que jamás olvidará a los jóvenes de los cuales todavía no se sabe su paradero.
La desaparición de estos 43 estudiantes mexicanos en 2014, es actualmente catalogada como un “crimen de Estado”, el cual involucró a todos los niveles de gobierno, según informó el jueves 18 de agosto de 2022 una investigación oficial.
“En todo momento las autoridades federales, estatales y municipales tuvieron conocimiento de la movilización de los estudiantes”, dijo una comisión de la verdad en sus hallazgos preliminares. “Sus acciones, omisiones y participación permitieron la desaparición y ejecución de los estudiantes, así como el homicidio de otras seis personas”.
Los hechos involucraron el secuestro violento y la desaparición de los jóvenes, estudiantes de una normal en el pueblo rural de Ayotzinapa, y un posterior encubrimiento que la comisión confirmó que se extendía a algunos de los más altos cargos nacionales. El caso también tiene nexos con los cárteles de narcos que mantiene tan lacerado a México.
Todo comenzó cuando los estudiantes tomaron el control de varios autobuses para trasladar a sus compañeros a una protesta en conmemoración del 2 de octubre de 1968 en la Ciudad de México. Emprendieron el viaje y poco después cuando transitaban por la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero, los estudiantes fueron interceptados por agentes de la policía municipal y otros hombres armados que los obligaron a bajar de los vehículos, dispararon a algunos y se llevaron al resto en la oscuridad. Esto sucedió durante la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre de 2014.
“Tras los hechos de violencia y la persecución, se dio la orden de desaparecer a los estudiantes”, detalla el reporte de la comisión, sin indicar quién giró la instrucción. México horrorizado exigía la presentación de los estudiantes con vida, por lo que el país se sumió en manifestaciones y marchas sin encontrar una respuesta. En 2015, tras meses de investigación, la procuraduría general de México informó que las autoridades municipales se habían llevado a los estudiantes a instancias de una pandilla local que luego los mató e incineró sus cuerpos en un basurero.
En la reciente conferencia de prensa sobre el caso, Encinas reiteró que la investigación “fue una acción concertada del aparato organizado del poder desde el más alto nivel del gobierno, que ocultó la verdad de los hechos”.
Hasta el momento, los estudiantes se encuentran entre las más de 100.000 desaparecidas en todo el país y que son un claro testimonio de la crueldad de los grupos del crimen organizados, conocidos por disolver cadáveres con ácido o calcinar cuerpos hasta las cenizas.
Por otra parte, existen 4 antimonumentos más que siguen pidiendo por la resolución del caso Ayotzinapa se encuentran repartidos por el estado de Guerrero, en Zihuatanejo, Chilpancingo, Acapulco y en Atoyac de Álvarez.
Antimonumentos en la CDMX
Entre los antimonumentos más recientes que se instalaron en la Ciudad de México durante los años posteriores al de los +43, destaca el de los Migrantes, el del Halconazo y el de la Glorieta de las Mujeres que Luchan.
Migrantes
El 22 de agosto de 2020, integrantes del movimiento +72 colocaron el antimonumento frente a la embajada de Estados Unidos en México en conmemoración de la masacre de San Fernando, Tamaulipas, en donde 58 hombres y 14 mujeres migrantes fueron asesinados.
Halconazo
Se colocó el 10 de junio de 2021 en las esquinas de avenida Juárez y Humboldt por el 50 aniversario del Halconazo, con el objetivo de recordar y pedir justicia por los jóvenes estudiantes que fueron asesinados. Una masacre también llamada “La matanza del Jueves de Corpus” que dejó a decenas de jóvenes muertos durante una manifestación pacífica contra el entonces presidente Luis Echeverría (1970-1976).
Diversas organizaciones han señalado que hubo al menos 22 fallecidos, numerosos desaparecidos y 50 heridos cuando menos, ya que la marcha del 10 de junio de 1971 convocó a unos 10 mil estudiantes.
El hecho se considera uno de los episodios más violentos de la “guerra sucia” del Gobierno mexicano contra movimientos de oposición política y armada entre fines de los años sesenta y principios de los ochenta del siglo pasado.
La Glorieta de las Mujeres que Luchan
El pasado 25 de septiembre, colectivos feministas y madres de personas desaparecidas colocaron una estatua en donde se ve la silueta de una mujer con un puño levantado en Paseo de la Reforma, en la que era conocida como la Glorieta de Colón, y la renombraron como la Glorieta de las Mujeres que Luchan.
La toma y colocación de la pieza fue realizada por mujeres que por muchos años han sido ejemplo de dignidad y resistencia ante la violencia de género, criminalización y omisión del Estado mexicano.
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