Autoridades de Chihuahua han comenzado a explicar el narcoterror desatado en Ciudad Juárez, a una semana de que las balaceras derivaron de la riña en el Cereso estatal 3, cuyos alcances implican a la supuesta alianza de los Mexicles y Aztecas contra el Cártel de Sinaloa.
Gustavo De la Rosa Hickerson, actual diputado local de Morena, aseguró a la prensa que parte del caos puede entenderse por esos convenios criminales. El profesor universitario y exdirector del Cereso 3 agregó que ahora solo se mantienen fieles a los sinaloenses el grupo de los Artistas Asesinos y/o Doble A, conformado en 2008.
Las autoridades federales reportaron que la batalla reciente de Ciudad Juárez fue encabezada por los Mexicles contra el bando de los Chapos, sin embargo, eso causó suspicacias, porque los Mexicles habían respondido durante años a los intereses del Cártel de Sinaloa en la disputa territorial por la plaza del Paso contra el Cártel de Juárez y su brazo armado, la Línea.
El legislador dijo que antes, podían anticipar ataques de las pandillas por la prevención, algo alarmante el pasado 11 de agosto, cuando los Mexicles no atacaron a rivales, sino a la población civil. Presuntamente, la orden de calentar la plaza fue de Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, el Neto, quien previó su posible traslado del centro penitenciario tras la riña contra los Chapos.
De la Rosa Hickerson no reparó en las recomposiciones del mapa criminal, pues tal parece que las lealtades han cambiado en un territorio donde se pelea el control de reclusorios, ligado a la venta de drogas en estos puntos, así como posibles estrategias para coordinar la ruta del trasiego hacia Texas. De ahí que llamó a dejar simulaciones e ir contra perpetradores de los ataques que dejaron 11 personas asesinadas, incluido un niño de 12 años.
“Tienen perfectamente ubicados dónde viven y dónde se mueven los grupos del crimen organizado”, aseguró el morenista, quien ha promocionado la defensa de los Derechos Humanos y estuvo al frente del Centro de Readaptación Social entre 1995 y 1998.
La Fiscalía de Chihuahua ha informado que identifica perfectamente a los agresores, pero de manera inicial no quiso mencionar el nombre con el que se autosignaron, para no hacerles publicidad. Aunque medios locales y reportes federales ya señalaron de quienes se trata.
Los Mexicles son identificados como una pandilla de asesinos a sueldo que operan con una estructura militar. Están formados por algunos migrantes deportados de Estados Unidos. Antes de trabajar para el Cártel de Sinaloa se dedicaron al robo de vehículos, asalto a comercios y extorsión.
Esta célula tiene su origen desde los años ochenta en las cárceles de Texas y según estudios psicológicos, sus integrantes -en su mayoría jóvenes- obedecen a la necesidad de un sentido de identidad y pertenencia. Entre sus códigos se establece que la muerte es la única manera de abandonar al grupo.
Los integrantes de los Mexicles obedecen al liderazgo de un presidente (usualmente el más viejo), seguido de vicepresidentes, generales, capitanes, sargentos y en el último eslabón están los soldados, encargados de ejecutar a miembros de grupos rivales. Debido a su inclinación a conductas delictivas desde muy temprana edad, son reclutados en las cárceles, por ello presentan altas posibilidades de reincidencia y avanzan hacia delitos de mayor impacto.
La narcoguerra en Ciudad Juárez del Cártel de Sinaloa data de tensiones desde principios del 2000, pero con acciones específicas desde 2005 e intensificada de 2008 a 2011 con una ola incesante de miles de asesinatos. De acuerdo con registros judiciales, todo comenzó tras la muerte en 1997 de Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los cielos, aliado de Ismael Zambada García, el Mayo, y de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
Aunque los familiares de Carrillo Fuentes quedaron a cargo del Cártel de Juárez, las inconformidades fueron desatadas por el principal lugarteniente en la ciudad fronteriza, Juan Pablo Ledesma Rodríguez, JL.
El cabecilla regional quiso supervisar a los antiguos aliados y quería estar al pendiente de cuánta droga cruzaban los sinaloenses por la ruta de Ciudad Juárez al Paso, además, le interesaba conocer qué autoridades prestaban protección a los compadres del Señor de los Cielos.
Eso desató la furia del Mayo Zambada y fue el Chapo Guzmán quien tomó cartas en el asunto para enviar a uno de sus sicarios más confiables. Los jefes del Cártel de Sinaloa hablaron con sus seguidores en Chihuahua, plantearon que la narcoguerra sería inminente y debían ponerse a salvo del derramamiento de sangre. Unos huyeron a la Ciudad de México, otros a Culiacán y algunos más se refugiaron en Mexicali, Baja California.
A partir de entonces se conformó la célula de Gente Nueva encabezada por José Antonio Torres Marrufo, el Jaguar, quien se apoyó de las pandillas Artistas Asesinos y Mexicles. Ellos desataron la narcoguerra contra la Línea, formada de expolicías para favorecer al JL junto con los Aztecas. Con el tiempo los líderes fueron cayendo en prisión o resultaron ejecutados, pero las estructuras se renovaron para no perder el negocio criminal del narco y así se mantienen a la fecha.
SEGUIR LEYENDO: