Francisco Villa fue uno de los personajes más icónicos que ha tenido México a lo largo de su historia. Y es que Villa, quien en realidad se llamaba José Doroteo Arango Arámbula, fue uno de los líderes de la Revolución Mexicana, que comenzó el 20 de noviembre de 1910, con la intención de derrocar el gobierno de Porfirio Díaz, y de que subiera al poder Francisco I. Madero. Eso se logró, pero posteriormente, hubo una serie de eventos que llevaron a la decena trágica, con la que renunciaría Madero, y concluiría con su asesinato.
Tras estos hechos, las batallas siguieron por aproximadamente 10 años, tiempo en el que Villa siguió peleando. Y fue durante este lapso de tiempo que él, junto con su ejército, invadió Columbus, un poblado de Nuevo México, en Estados Unidos.
Dicha invasión se llevó a cabo el 9 de marzo de 1916, y fue Villa con alrededor de 600 soldados de la División del Norte quienes cruzaron la frontera hacia Estados Unidos para saquear el poblado. Con esta acción, se considera a Villa como el único mexicano, y latinoamericano, que ha invadido el territorio estadounidense. Como represalia a dicha invasión, el gobierno estadounidense envió a más de 5 mil soldados para cazar al revolucionario mexicano, y aunque el número de militares se duplicó en pocos días, Villa no fue atrapado.
¿En dónde se ocultó Villa de las tropas estadounidenses?
Se dice que durante la invasión de Villa y sus hombres a Columbus, Nuevo México, acabaron con el poblado y asesinaron a 17 personas estadounidenses. Como respuesta a esto, el gobierno del país vecino envió a Chihuahua una fuerza punitiva de 5 mil hombres, que poco tiempo después llegó a convertirse en 10 mil, al mando del general Pershing, con el fin de capturar al general mexicano, vivo o muerto.
A su vez, Venustiano Carranza, entonces presidente de México, envió una fuerza igualmente numérica con el mismo propósito.
Cuando Villa venía en retirada de Columbus, tuvo un encuentro con la partida Carrancista, durante la cual una bala perdida le fracturó la tibia de la pierna derecha, la cual se le infectó. Con el fin de recuperarse, sanar y planear la mejor estrategia para salir triunfador ante los ejércitos que querían capturarlo, Villa dispersó a sus hombres, quedándose únicamente con dos de su absoluta confianza, con quienes se ocultó en una cueva en la Sierra de Santa Ana, en la parte central de Chihuahua.
A dicha cueva se le conocía con el nombre de la Cueva del Coscomate. Sus dos acompañantes eran Joaquín Álvarez y Bernabé Sifuentes, quienes en todo momento lo asistieron.
Existieron varios testimonios sobre la permanencia de Villa en la Cueva del Coscomate, y uno de los más relevantes fue el de José María Jaurrieta, quien se mantuvo bajo las órdenes de Villa durante casi toda su etapa como guerrillero, de los años 1916 a 1920. En 1952 Jaurrieta publicó sus memorias como villista, y ahí incluye buena información sobre el escondite. Un doctor de apellido Osorio, consiguió las memorias de Jaurrieta, y con los datos que aportó, logró aproximarse al lugar en donde se encontraba la cueva, y determinó su localización en el municipio de San Francisco de Borja.
Este poblado, es actualmente un pequeño municipio en la región central de Chihuahua. Se encuentra en la zona de llanuras, rodeado por pequeñas sierras, no muy lejos de la ciudad de Cuauhtémoc. El acceso al lugar no es nada sencillo, pues desde San Francisco de Borja se puede ver a lo lejos la sierra de Santa Ana, en donde sobresale la cumbre en donde se encuentra la cueva del Coscomate. El recorrido en vehículo es de dos horas, y su última parte es bastante complicada. El camino termina a pie del pico más alto de la sierra, y de ahí se inicia una caminata que en su última parte presenta una fuerte subida entre las rocas.
Ocultándose en dicha cueva, fue como Villa logró salvarse de ser capturado.
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