Una de las colonias más famosas y favoritas de la Ciudad de México, sin duda alguna, es la colonia Roma. Esta, junto a la colonia Condesa, es un lugar en el que se puede respirar la historia. Su arquitectura, sus parques y sus calles hacen regresar el tiempo a la época en la que se fundó: el Porfiriato.
Durante esta época, el Porfiriato, hubo un crecimiento urbano muy notorio en la Ciudad de México. Esto hizo necesario que se crearan nuevas colonias para los habitantes. La colonia Roma, junto con la Condesa, fueron dos de las colonias más importantes y populares que nacieron durante este periodo, y de las primeras en ofrecer todos los servicios básicos a sus habitantes, como el sistema eléctrico y tuberías de agua.
Sin embargo, la historia de la colonia Roma es muy particular. Y es que detrás de la fundación de este barrio, está un cirquero, y si alguna vez has paseado por sus hermosas calles, seguramente te habrás dado cuenta de que estas tienen una particularidad: sus nombres son nombres de varios estados y ciudades de la República Mexicana.
Edward Walter Orrin, quien fuera fundador del gran circo Orrin, está detrás de la fundación de la icónica colonia Roma. Orrin es considerado uno de los más grandes empresarios de aquella época, a inicios del siglo XX. El empresario circense, en asociación con Pedro Lascuráin y Cassius Lamm fueron quienes fundaron la popular colonia, ubicada al poniente de la capital.
El terreno que abarca la popular colonia era de los Lascuráin; el trazo de la colonia de los Lamm y los nombres de las calles que hasta la fecha lleva la colonia Roma son de las ciudades de México por las que pasó el circo Orrin.
Historia del Circo Orrin
La historia del famoso circo, de origen inglés, que en su época tuvo un éxito fenomenal, se remonta al año 1800, con James y Sarah Orrin, quienes en 1845 llegaron a la ciudad estadounidense de Nueva York con su hijo Geoge F. Orrin. De ahí, la nueva generación de los Orrin llevó el circo a recorrer las grandes ciudades de los Estados Unidos, para posteriormente viajar a otros países de Sudamérica como Chile, Argentina, Venezuela, Costa Rica y, nuevamente, volver a Nueva York.
En 1872 estuvieron por primera vez en México, y para 1881 decidieron establecerse aquí, primero en la Plaza del Seminario, al poniente de la Catedral Metropolitana, en el Centro de la Ciudad de México, para posteriormente mudarse a la Plaza de Santo Domingo. Años después construyeron su propio circo en la Plaza de Villamil, en el terreno en el que hoy se encuentra el Teatro Blanquita, también en el Centro de la Ciudad de México.
Este fue el primer circo en utilizar una carpa de lona y energía eléctrica, además de tener una capacidad para 2,200 espectadores, y de contar con el famoso payaso Richard Bell, miembro del Jockey Club “más popular que el pulque” y gran amigo de Porfirio Díaz.
El circo contaba con dos temporadas: la primera en la Ciudad de México, durante los primeros meses del año, y la otra en la que se la pasaban de gira por diversos estados de la República Mexicana. Ésta la hacían a bordo de una serie de vagones especialmente diseñados para el circo y seguían las rutas que tenían establecidas las compañías ferroviarias del país, como la de Ferrocarril Mexicano que llegaba a México, Apizaco, Orizaba, Córdova, Jalapa, Veracruz.
Casi todas las calles de la colonia Roma mantienen en la actualidad el espíritu de Orrin en sus nombres, con algunas excepciones como Insurgentes, antes llamada Avenida Veracruz; y Álvaro Obregón, que en un principio llevaba el nombre de Avenida Jalisco. Esta última avenida fue concebida como principal, ya que contaba con 45 metros de ancho y un gran camellón, que estaba inspirado en los que tenían las grandes avenidas principales de las ciudades europeas. Álvaro Obregón fue uno de los personajes principales que vivieron en ella, y luego de su homicidio, en 1928, se le puso su nombre en su honor, el cual conserva hasta nuestros días.
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