Nadie sospechó el impacto que tendría una licencia de conducir expedida en 1988 en California, Estados Unidos, a nombre de “Max Aragón”.
El hombre que solicitó aquel documento lo hizo para registrar dos automóviles Corvette que había adquirido en Los Ángeles, para posteriormente regalárselos a funcionarios públicos de seguridad en México.
La identidad de aquel hombre fue revelada 25 años después gracias a un informe confidencial de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA, por sus silgas en inglés) al que tuvo acceso la televisora estadounidense de habla hispana, Univision.
La verdadera identidad de “Max Aragón” era nada más y nada menos que Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”, fundador del Cártel de Sinaloa, la organización narco a menudo descrita como la más poderosa del hemisferio occidental.
El documento, aunque fue registrado con otro nombre, mostró la fotografía del narcotraficante. Además se pudo apreciar la fecha de expedición, los datos de la altura (1.68 metros), edad (30) y una supuesta dirección en Los Ángeles, California.
Sin embargo, Guzmán dio un año de nacimiento distinto (1959) al que aparece en los documentos oficiales de México y Estados Unidos, los cuales sitúan su fecha de nacimiento en 1957.
Según el reporte de la DEA, “El Chapo” solicitó aquella licencia para registrar dos automóviles Corvette que compró en Los Ángeles con el fin de obsequiárselos a un par de comandantes corruptos del estado de Sonora.
“Boom de la cocaína”
Precisamente aquella época fue la de mayor bonanza para el capo sinaloense, pues el “boom” de la cocaína en los años noventa fue tan benéfico para el Cártel de Sinaloa que su ex líder, quien había empezado su carrera como un humilde cuidador de campos de marihuana, empezó a hacerse con una flotilla de aviones privados, mansiones en diferentes playas de México y hasta de un zoológico privado en un rancho de Guadalajara.
En un solo mes, aseguró Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “el Gordo” o “el Tololoche” en el juicio del siglo contra el capo, “El Chapo” le llegó a ordenar comprar más de 50 coches, entre ellos Buick, Thunderbird y Cougar, para regalárselos a sus trabajadores, quienes incluso tuvieron el privilegio de escoger el modelo de su preferencia.
“Todo esto fue gracias al boom cocainero de comienzos de los años noventa”, relató Martínez el martes 27 de noviembre de 2018, durante la séptima jornada del juicio contra el capo mexicano que se celebró en Brooklyn (Nueva York).
“El Gordo” afirmó que en ese entonces su jefe recibía uno o dos camiones mensuales que venían desde Estados Unidos con el dinero producto de la venta de la droga. Posteriormente enviaba sus jets a recoger ese dinero a Tijuana, el cual era llevado a Ciudad México y depositado en cuentas de bancos.
En la última década del siglo pasado “El Chapo” llegó a ser tan rico que en su rancho de Guadalajara, Jalisco, la entidad donde empezó a construir el cártel, instaló cuatro piscinas, una cancha de tenis y dispuso todo lo necesario para albergar un pequeño zoológico con grandes felinos (tigres, panteras, leones) y venados. “Los invitados lo recorrían en trenecito”, detalló “El Gordo”.
“El Chapo” Guzmán fue declarado culpable en febrero de 2019 de diez delitos de narcotráfico tras un juicio que duró casi cuatro meses y, posteriormente, fue sentenciado a cadena perpetua.
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