Fue uno de los personajes más icónicos y polémicos de la historia de México, es decir Porfirio Díaz Mori, quien fue gobernante del país por más de 30 años fue el primero en propiciar que en la sociedad hubiera una marcada desigualdad entre los ricos y los pobres.
Sin embargo, durante su mandato mejor conocido como El Porfiriato, también hubo un progreso económico bastante notorio, se realizaron muchas construcciones icónicas que aún siguen de pie y se trajo el ferrocarril a México, además de mejorar las relaciones diplomáticas del país con otros países como Francia.
Entre las obras más destacadas de su gobierno se encuentra el Ángel de la Independencia, el Palacio Postal, el Palacio de Bellas Artes, el Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas, la actual sede del Museo Nacional de Arte, el Edificio Boker, el Teatro Juárez en Guanajuato, el Templo Expiatorio de Guadalajara, entre muchas otras construcciones emblemáticas de la ciudad.
El movimiento de la Revolución Mexicana, que comenzó el 20 de noviembre de 1910, buscaba quitarlo del poder, logrando finalmente destituirlo. Derivado de eso el presidente se exilió en Francia, lugar en el que vivió hasta la fecha de su muerte, el 2 de julio de 1915.
Falleció a las seis y media de la tarde, en su lecho de muerte lo acompañaron su esposa Carmen Romero Rubio Díaz y su hijo, Porfirio Díaz. El general pereció muy lejos de su tierra natal, el país que amó y gobernó con todo su corazón.
El último deseo de Porfirio Díaz fue el de descansar en México, sin embargo los esfuerzos por repatriarlo fueron fallidos. Al cumplir el siglo de su fallecimiento, en 2015, se intentaron recuperar sus restos sin éxito alguno, esa fue la última vez que se intentó devolverlos.
Cuando el exmandatario murió, su esposa, Carmelita Romero Rubio, decidió enterrarlo, primero, en la Iglesia de Saint- Honoré d’Eylau, con la esperanza de poder repatriar su cuerpo a su natal Oaxaca, hecho que fue imposible llevar a cabo pues la oposición del gobierno mexicano, emanado de la Revolución, lo impidió.
Por esa razón en 1921, seis años después su esposa decidió comprar un lote a perpetuidad, para cambiar el cadáver al Cementerio de Montparnasse de París, lugar inaugurado en 1824 en una superficie de 19 hectáreas.
Vivió hasta los 84 años y estuvo acompañado de su amada Carmelita Romero Rubio y algunos de sus más fieles alegados. Frecuentemente era visitado por sus hijos y disfrutaba pasear por las avenidas Bois de Boulogne.
Durante el tiempo que estuvo con vida nunca perdió la esperanza de volver a México y morir en Oaxaca, de donde era originario. Mantuvo el contacto con algunos mexicanos que le informaban de la situación que se vivía en el país.
Llegó hasta sus oídos el triunfo electoral de Madero, las rebeliones que iniciaron Orozco, Zapata y Reyes, y la participación de su sobrino Félix en contra del régimen maderista. También estuvo informado del golpe de estado de Huerta, y el asesinato de Madero y Pino Suárez.
Su más grande anhelo era el de volver a su tierra, especialmente a la Hacienda La Noria, deseo que no pudo cumplir debido a la situación del país.
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